Encuadre la base para un proceso analítico.

El encuadre se refiere a las condiciones necesarias e imprescindibles para que funcione adecuadamente el dispositivo analítico; cuando se establece el encuadre se sientan los pilares sobre los cuales se construirá una relación transferencial productiva. La situación en cuanto al analista de niños este se sitúa en una posición paterna, donde pide que se cumplan ciertas reglas fundamentales para el seguimiento de un tratamiento, este nos permitirá que el paciente salga organizado al finalizar la sesión aunque se haya desbordado durante la sesión.

Dentro de las variables que se pueden establecer en el encuadre encontramos la hora, duración, el lugar así como el pago y quien lo hará, también se hacer referencia a el marco de trabajo y las condiciones en las que se realizará. Estas últimas pueden cambiar pues cada terapeuta va a seguir su modelo teórico, aunque coinciden en que el medio debe ser estable y confortable.

El análisis de niños se debe informar al paciente acerca de que todo aquello que realice será tomado como una asociación libre, pero en este caso el analista tendrá que ofrecer una atención flotante que se convertirá en una concentración permanente, si el pequeño requiere que el analista forme parte de un juego, teniendo el analista que estar lo suficientemente disociado para poder ser jugador y observador al mismo tiempo.

Antes de explicar la importancia y las consideraciones teóricas acerca del encuadre es fundamental mencionar que existen dos tipos de encuadre el primero es aquel que se da durante la fase diagnóstica y el segundo es el que ponemos en la fase psicoterapéutica.

REELABORADO DESDE WINNICOTT

La reelaboración del encuadre desde este autor parte de las siguientes ideas:

· “Toda madre en un principio para poder construirse y constituirse como una madre suficientemente buena, debe poder hacerse cargo del odio que siente hacia su hijo…. porque este no es un objeto que la completa”.

· Además de que el bebé deberá a aprender a construir momentos de placer y satisfacción sin la presencia de la madre.

Al desplazar estas ideas a la situación de análisis es analista expresa su odio a ser destruido colocando una serie de variables constantes en el encuadre, siendo una forma sutil de mostrar el odio materno primario, a la vez funcionando como un contenido-continente que preserva el espacio terapéutico de la confusión a la que se podría prestar con cualquier otro espacio. Estas mismas variables que se establecen en el encuadre a partir de su aceptación o rechazo, podrán a ofrecer material valioso para la interpretación o mínimo para la comprensión de lo que sucede entre el paciente y la familia.

Desde la teoría de Winnicott es importante que el espacio analítico se convierta en un espacio transicional, ya que este no pertenece a la realidad externa ni a la interna, pues en este lugar- espacio lo interno y externo se conectan y se separan, por lo que el paciente puede desplegar las fantasías y juegos sin que el terapeuta se sienta herido o molesto. Otro aspecto importante al colocarse en un espacio transicional es que se pueden trabajar sobre las pulsiones parciales del paciente sin afectar ningún correlato significativo en la vida actual del niño, permitiendo trabajar sobre lo imaginario del niño para una posterior simbolización e historificación, permitiendo al terapeuta intervenir sin que se ataque la integridad del ser en el mundo del sujeto.

Para esto es fundamental la abstinencia del terapeuta para que no se forme prejuicios o estigmas, creando un espacio de escucha donde lo creativo, verdadero y propio del niño, se pueden desenvolver, dando paso a la capacidad de construirse a sí mismo.

Por otra parte también hay que tener en cuenta las diversas transferencias, por ejemplo las de los padres y las particularidades de cada caso. Sobre este tema volvemos a que existe una amplia diversidad en cuanto a cómo trabajar la situación con los padres por ejemplo Melanie Klein plateo que cuanto menos se trabajara con los padres mejor suerte correría el tratamiento de los niños, años después el lacanismo opto por entrevistas periódicas para enfrentar los propios fantasmas de los padres y separarlos de los del niño, Dolto y Manonni explicitaron la importancia de la comunicación permanente con los padres, Dollto sugirió que los padres escribieran notas acerca de los que creían le sucedía al niño, Anna Freud propuso un alianza terapéutica con los padres en la cual en caso de ser necesario se podrían dar instrucciones u orientaciones especificas a ellos para modificar conductas de los padres que creí perjudiciales para el desarrollo de los pacientes. Ante esta diversidad de posturas respecto a los padres hay un consenso en cuanto a las entrevistas con los padres le sean comentadas y nunca ocultadas al niño.

EL PAGO

Cuando se habla del pago no nos referimos al dinero pues el dinero constituye solo un móvil del pago y respecto a este tema pocas aportaciones al respecto sin embargo el dinero en el discurso psicoanalítico tiene que ver con las significaciones inconscientes que el paciente y el analista van descubriendo.

El pago significa “ corresponder a un afecto o beneficio recibidos” “satisfacer uno a otro lo que le debe” Cuando hablamos de un niño hablamos de un ser dependiente afectiva como económicamente de los padres y por lo general son estos quienes pagan su tratamiento, pero al abarcar la idea del “pago simbólico” de Dolto quien expresa que cuando se comprende bien que el analista está al servicio del que sufre, de que tienen algo que decir el pago simbólico se convierte en una levadura del sentimiento de libertad, permitiendo al niño trabajar para e mismo gracias a alguien que lo ayuda o rehusarse a hacerlo.

El paciente debe saber que al analista se le paga y cuanto se le paga según la edad incluso podría ser el niño quien entregue el dinero para de esta manera abrir una ventana a que el paciente exprese sus fantasías inconscientes respecto al pago. Así el pago simbólico se convierte aquello que le permite al niño sostener su demanda de análisis independizándose de los padres en su proceso de subjetivación.

Lo que se propone es decirle al niño antes de comenzar el tratamiento es: Tus padres pagan por ti. Lo que yo quiero es algo que demuestre que eres tú, y nadie más, el que quiere este tratamiento. Un signo.” De esta manera ese signo podrá ser interpretado como un mensaje permitiéndole al niño hablar sobre lo que no conoce de sí mismo y lo perturba.

OTRAS CONSIDERACIONES

Otro factor importante es que hay que dar al niño la seguridad de que se le escuchará e intentará comprender a los padres, pero que de ningún modo se romperá el secreto profesional. A cada niño es importante asignarle una caja de juegos según la edad y dejarle claro que la caja le pertenece solo a él y aclararle que todas las producciones realizadas en sesión tienen que quedar dentro de su caja de juegos.

Quedan algunas cuestiones que el terapeuta debe de saber manejar por ejemplo:

  1. ¿Cuáles son las diferencias en el encuadre en la fase de diagnóstico y la de psicoterapia?
  2. ¿Qué hacer si el niño quiere traer un juguete o llevarse uno de la caja asignada?

Blinder C. (2004). Clínica psicoanalítica con niños. Madrid.

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