Poderes terapéuticos del juego

El juego es un elemento vital en la vida del niño, es una expresión natural y universal que va más allá de la cultura, el lenguaje y momento histórico. A pesar de esto, el juego difiere por el valor o percepción que se le atribuye en diferentes culturas.

El juego es fundamental en el desarrollo de la niñez y se considera que llega a ser tan importante como respirar, comer o dormir. A través de este se pueden desarrollar habilidades sociales, control de impulsos, a construir relaciones con adultos y a manejar experiencias estresantes. Esto ofrecerá una sensación de control y poder sobre las problemáticas que aquejan al niño que pueden lograr sentimientos de confianza.

El espacio de juego es esencial para dar al niño sentimiento de expresarse libremente, brinda seguridad de transmitir en el juego sus preocupaciones que pueden ser tan desagradables que el hablarlas o confrontarlas directamente pueden generar demasiada ansiedad, así los juguetes se convierten en palabras y el juego en lenguaje.

Shaefer fue el primero en describir los poderes terapéuticos del juego, donde identificó 25 factores que son:

o Autoexpresión

En el juego el niño pude expresar mejor sus pensamientos y sentimientos a diferencia de las palabras. De esta forma al obtener consciencia de la problemática se puede iniciar el proceso de curación.

o Acceso al inconsciente

A través de los juguetes se pueden revelar los conflictos inconscientes mediante mecanismos de defensa como desplazamiento, simbolización y proyección.

o Enseñanza directa e indirecta

El juego atrapa la atención del niño, lo que fomenta el aprendizaje.
En la instrucción directa se pueden aprender habilidades sociales y a superar deficiencias en el conocimiento.
En el método indirecto se logrará la capacidad de solución de problemas, es un método gradual y a diferencia de la instrucción directa hay menos activación emocional.

o Abreacción

A través del juego se recrean y alivian experiencias estresantes y traumáticas y se genera una sensación de poder y control sobre ellas.

o Inoculación del estrés

Al representar situaciones que signifiquen un desafío o temor para el niño, como asistir al dentista por ejemplo, se pueden moldear habilidades de afrontamiento y hacer de lo desconocido algo familiar y por ende menos atemorizante.

o Contracondicionamiento del afecto negativo

Dos estados internos mutuamente excluyentes no pueden coexistir al mismo tiempo. De este modo el jugara las escondidas en un cuarto oscuro puede reducir el miedo a la oscuridad.

o Catarsis

Liberar una afección reprimida por medio de la expresión emocional.

o Afecto positivo

Con el juego es posible que se mejore el estado de ánimo y sentido de bienestar.

o Sublimación

Canalización de impulsos inadecuados en actividades socialmente aceptables.

o Apego y mejora de la relación

El juego crea un vínculo emocional positivo entre padres e hijos, crean una relación afectuosa y de seguridad.

o Juicio moral

Las reglas son vistas por los niños como restricciones impuestas por la figura de autoridad (adultos), por lo que éstas se deben basar en la cooperación y consentimiento entre iguales para llegar a la moralidad.

o Empatía

A través del juego se desarrolla la capacidad de ponerse en el lugar del otro y se aumenta el altruismo así como la competencia emocional.

o Poder y control

El niño puede hacer que sus deseos y necesidades se ajusten al juego y esto le brinda un sentimiento de poder y control sobre la situación, lo que puede llevar a superar los sentimientos de inseguridad y vulnerabilidad.

o Competencia y autocontrol

El juego permite obtener un sentido de autoeficacia y competencia que ayuda a su autoestima. Aquí también se ayuda a la construcción y planeación, ya que se da la oportunidad de detenerse a pensar para después ejecutar la acción y por ende detectar las consecuencias con anterioridad.

o Sentido de sí mismo

Se experimenta una aceptación de sí mismo sin temor al juicio o la presión por cambiar. Brinda la oportunidad al niño de verse como persona íntegra, que puede tomar sus propias decisiones y que puede pensar y actuar por sí mismo. Es aquí que se desarrolla la identidad personal.

o Desarrollo acelerado

En el juego los niños se encuentran por encima de su edad y de su conducta diaria.

o Solución creativa de problemas

En el juego importa más el proceso o desarrollo que el producto final, por lo que hay libertad de expresarse sin temor a las consecuencias, lo que ayudará a resolver problemáticas propias y sociales. Desarrolla también la capacidad de encontrar diferentes usos a los objetos y a crear finales y escenarios distintos.

o Fantasía de compensación

Por medio del juego los niños obtienen placer inmediato a sus deseos, donde entran mecanismos compensatorios que en la vida real no pueden ser expresados y encuentran salida en la fantasía del juego.

o Prueba de realidad

Por medio del juego se pueden identificar las diferencias entre lo real y las situaciones fantasiosas.

o Ensayo conductual

Por medio de un ambiente seguro que se propicia en el juego se pueden modelar conductas que sean adecuadas para el niño y que pueda desarrollarla hasta que domine la habilidad.

o Construcción del rapport

Debido a que los niños no llegan con la mejor disposición en un inicio, es importante involucrarlos al proceso mediante el juego para establecer una mejor relación con él.

o Terapia de juego normativa

Este enfoque se basa en la respuesta individual, diferencial y enfocada en los poderes curativos para poder satisfacer con mayor eficacia las demandas del paciente al comprender sus mecanismos de cambio y actuar sobre éstos.

o Investigación futura

Son pocos los estudios sobre la eficacia del juego, aunque los resultados muestran que son positivos se requiere examinar cuáles son los agentes de cambio para combinarlos y aumentar la eficacia del tratamiento.

Ahora que se han explicado los poderes terapéuticos del juego y su eficacia se puede tener un mayor conocimiento sobre los factores que pueden ayudar a los pacientes a superar las dificultades de la vida cotidiana. El utilizar metas personalizadas con cada paciente ayudará al terapeuta a orientarse en la decisión de que poderes terapéuticos aplicar. Con esto se conseguirá sacar el mayor provecho al juego enfocado en los objetivos que cada persona requiere.

Referencia:

Shaefer, Ch., & Drewes, A. (2012). Poderes terapéuticos del juego y la terapia de juego. En Fundamentos de terapia de juego, (pp.15–23). México: Manual Moderno.

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