¿Qué se debe observar en la Hora de Juego Diagnóstica?

Bitácora de la sesión 11 de Abril de 2018.

En la hora de juego diagnóstica, el infante no solo juega como tal, sino que, en su mismo juego, hay diversos indicadores que debemos tomar en cuenta para llevar a cabo una impresión diagnóstica que, posteriormente, se convertirá en una evaluación diagnóstica. En la sesión de hoy, conocimos los indicadores que Campoy en su libro Un programa de intervención desde una perspectiva psicodinámica (la hora de juego Kleniana)propone junto con otros más que la Dra. Eva Esparza agregó en la clase de hoy.

Recordemos que la hora de juego diagnóstica es una técnica empleada dentro del proceso de psicodiagnóstico cuyo objetivo es conocer y analizar la realidad del niño y al mismo tiempo complementar su historia de desarrollo, la entrevista inicial con los padres y las pruebas e instrumentos que se apliquen al pequeño. Se le da la oportunidad de que juegue en un contexto en específico donde crea su propio campo que se estructurará en función de las sus variables internas de personalidad, proyectando así un segmento de su vida psíquica en un espacio y tiempo del aquí y el ahora así como sus deseos, fantasías, pulsiones y miedos. Lo anterior nos permite a nosotros como Psicólogos valorar la sintomatología que presenta el infante y la gravedad de ésta según el nivel y tipo de juego que se realice.

Para lo anterior, podemos recurrir a los siguientes indicadores:

  1. Juego correspondiente a su edad.*
  2. Elección de juegos y juguetes.
  3. Modalidad de juego.
  4. Fase libidinal predominante.*
  5. Relaciones objetales.*
  6. Personificación.
  7. Identificación lúdica.
  8. Dinámica estructural.
  9. Tolerancia a la frustración.
  10. Modalidad de ansiedad.
  11. Motricidad.
  12. Capacidad simbólica.
  13. Creatividad.
  14. Adecuación a la realidad.
  15. Conclusión de la hora de juego diagnóstica.

*Indicadores agregados por la Dra. Esparza Meza.

Juego correspondiente a su edad.

Este indicador da la pauta de que debemos evaluar si el juego que el infante lleva a cabo es conforme a la edad que tiene, es decir, si el juego corresponde al estadio de desarrollo intelectual a su edad cronológica; por ejemplo, de un niño de 3 años, 8 meses se espera que su juego sea organizado y contenga historia. Si encontramos que el juego es más una descarga pura en sí sin algún orden lo calificaremos como un juego no correspondiente, lo cual indicaría una posible patología.

Elección de juegos y juguetes.

En este punto, la modalidad de aproximación a los juguetes puede ser sin participación activa, dependiente, evitativa, dubitativa, de irrupción brusca, irrupción impulsiva y de acercamiento previo.

Ahora, según el tipo de juguete seleccionado por el niño se establece el primer contacto con él y lo que debemos tomar mucho en cuenta es si aquel objeto es representativo de las diferentes modalidades de vínculos oral, anal, fálico y genital y si éste es estructurado o no,lo que nos permitirá determinar si hay alguna clase de manifiesto agresivo. Respecto al tipo de juego, se analiza si contiene inicio, desarrollo y fin y si hay coherencia en el, así como si hay uso de lenguaje.

Modalidad de juego.

Es la manera en el que el Yo manifiesta la función simbólica. Se señalan las modalidades de plasticidad, rigidez y estereotipia y perseveración.

Un indicador de la existencia de la primera modalidad (plasticidad)es la proyección de la misma fantasía del niño por medio de diferentes mediatizadores, es decir, una riqueza interna a través de no muchos elementos que cumplen diversas funciones así como expresar situaciones mediante distintas áreas del conflicto que son núcleos organizadores de la actividad lúdica que es el juego. Si la plasticidad es adecuada según la edad y el juego, el Psicólogo se queda con la sensación de que el infante ha proyectado una amplia parte de sus emociones sin la necesidad de recurrir a mecanismos de control obsesivo o aislamiento.

Veamos ahora lo opuesto a la plasticidad, la rigidez. La rigidez en el juego es una manifestación de ansiedades primitivas para evitar la confusión; aquí el pequeño se adhiere a mediatizadores exclusivos y que predominan para expresar la misma fantasía con la finalidad de controlar la identificación proyectiva, conservar límites y mantener la disociación ya que cual sea que la situación nueva, crea desorganización y confusión, lo que da como resultado un Yo pobre y un juego monótono.

Entrando a la tercera modalidad, es importante recalcar que en un juego estereotipado y perseverante se encuentran los comportamiento más patológicos del funcionamiento yoico, donde se haya una desconexión con el mundo exterior cuyo objetivo final es la descarga.

Un juego estereotipado es muy común en niños diagnosticados con autismo.

Fase libidinal predominante.

En este indicador, el Psicólogo tiene la labor de determinar cuál de las fases libidinales (oral, anal, fálica, de latencia y genital) tiene más presencia en el juego del niño y si ésta corresponde según la edad del pequeño. En muchos casos esto no ocurre de esta manera, lo cual, por lo general, es señal de una posible regresión.

Si hay existencia de uso excesivo de lenguaje y de jugar como si alimentara, se trata de una predominancia oral. Si es un juego agresivo, donde el sacar y el vaciar objetos es un punto que está demasiado presente, predomina la fase anal, y si en el juego se coloca y/o se ve al juguete como un objeto privilegiado entre el niño y otro personaje del juego (por lo general el rol que representa la madre), se habla de un juego con predominancia fálica.

Relaciones objetales.

Aquí resalta mucho tanto el papel de la transferencia como el de la contratransferencia, ya que entra mucho el papel que le da el niño a su alrededor, es decir a las imagos de los objetos y el papel del Psicólogo al reaccionar ante ello.

En este punto, invito a mis compañeros de clase que complementen la idea central de este indicador en los comentarios.

Personificación.

Recordemos que en el juego, el niño tiene el rol activo. Aquí, se señala la capacidad de asumir y adjudicar roles de manera dramática en la actividad lúdica y esto varía según la edad, es decir, entre más pequeño sea el infante, más inmediata será la proyección de sus deseos en su propio juego ya que el niño asume el rol del otro haciendo suyo el personaje, ya sea que éste sea deseado o temido. Se resalta que, con frecuencia, el pequeño se suele identificar con el rol del agresor, lo que hace presente una pulsión activa pasiva.

Conforme avanza la edad, empieza a existir la adjudicación de roles y el vínculo que el niño mantiene con sus imagos se hace más evidente; estas imagos son sometidos o someten, son dominados o dominan, son atacados o atacan, todo depende de cómo las manipule el niño en su juego, es decir, su rol varía entre ser el perseguidor o el perseguido.

La personificación funciona para la elaboración de situaciones que han resultado traumáticas para el infante así como para una mejor comprensión del otro y el ajuste de conducta adecuado en función de lo anterior. Todo este indicador permite analizar y evaluar el equilibrio existente entre las instancias psíquicas (Yo, Superyó y Ello), el cual se consigue siempre y cuando el Superyó sea más permisivo y, de este modo, reflejar, las figuras de autoridad con una mayor realidad y menos sadismo.

Identificación lúdica.

Relacionado estrechamente con el indicador anterior. La identificación en el niño sucede cuando él asimila uno o más rasgos de otra persona u objeto modelándose sobre él, total o parcialmente. Cabe destacar que Sigmund Freud declara que la personalidad se va construyendo en función de una serie de identificaciones. La identificación lúdica, como indicó la Dra. Esparza en clase, es aquel elemento que une en la hora de juego .

Dinámica estructural.

Se habla de conflictos externos e internos.

Los conflictos externos son aquellos que tiene lugar entre las acciones y la interacción entre el Ello-Yo y las figuras externas de autoridad, mientras que los conflictos internos son ocasionados en el binomio Yo-Superyó junto con el Ello, lo que provoca culpabilidad.

En este punto, invito a mis compañeros de clase que complementen la idea central de este indicador en los comentarios.

Tolerancia a la frustración.

Esta capacidad está sumamente ligada con el principio de placer y el principio de realidad.

Es detectada mediante la posibilidad de aceptar la consigna (el trabajo)con las limitaciones que se establecen como son los límites de la terapia (espacio, tiempo y trato), la finalización de la tarea y en la manera de enfrentar las dificultades o conflictos que se encuentren en la actividad que se realiza. Es importante ubicar la fuente de frustración del infante, es decir, si se origina en su mundo interno o en su mundo externo y cómo reacciona ante ello: si halla elementos sustitutivos es señal de que la adaptación es adecuada, sin embargo, por otra parte, si la respuesta es desorganizada, como un llanto, se considera una actividad negativista.

La frustración producida es necesaria para apoyar al equilibrio emocional del niño para que sea adaptativo y maduro.

Modalidad de ansiedad.

Durante la hora de juego, se debe detectar cuál es el tipo o modalidad de la ansiedad que predomina, la cual puede ser ansiedad paranoide, confusional o depresiva; la primera está presente en infantes que piensan que los juguetes u objetos han sido movidos como por ellos mismo o por alguien más, la segunda se resalta porque no hay parámetro de horario, hay un reordenamiento interno psíquico y está relacionado con una situación de parálisis donde no hay distinción entre lo bueno y malo, y, por último, la tercera está relacionada con la pérdida del objeto o el daño de éste y hay sentimiento de culpa por sentir que se destruye o daña.

Motricidad.

Nos da la pauta de observar y analizar la adecuación de la motricidad del pequeño con la etapa evolutiva en la que se encuentra. En el juego, se pueden observar las disfuncionalidades motrices; un manejo adecuado de las funciones motoras permite al niño el dominio de los objetos de su mundo externo y así satisfacer sus necesidades con relativa autonomía. La postura y los gestos toman un papel importante para mostrar aspectos disociados, es decir, entre lo que el niños dice y lo que dice su cuerpo. Si hay alguna disfunción motriz, puede que sea por falta de estimulación ambiental.

Se observan aspectos de desplazamientos geográfico, posibilidad de encaje, presión y manejo, alternancia de miembros, lateralidad, movimientos voluntarios e involuntarios, movimientos bizarros, ritmo del movimiento, hiperkinesia, hipokinesia y ductilidad.

Capacidad simbólica.

Mediante el juego, el niño manifiesta sus fantasías mediante el mecanismo de proyección por medio de objetos alejados del conflicto que llevan a cabo la función de mediadores, por lo que es necesario, para que esto se produzca, una cantidad de angustia. Ahora, el símbolo debe ser lo suficientemente cercano al objeto primario que se simboliza para permitir la expresión deformada; aquí se toma en cuenta la creación de estos símbolos y el significado de los mismos, ya que cada uno contiene un significado propio y único en un contexto en específico. Se tiene muy presente el punto de vista dinámico y la dinámica de conflicto de la estructura.

Es importante recalcar que, conforme el niño crece y se desarrolla, la distancia entre el símbolo y lo simbolizado crece también y comienza a imponerse más el principio de realidad, también se debe considerar la relación existente entre el elemento mediatizador expresivo de la fantasía y la edad cronológica del niño.

Melanie Klein describe que el simbolismo constituye el fundamento de todo fantasía y sublimación así como que sobre este mismo se estructura la relación del sujeto, es decir el niño, con el mundo exterior y la realidad en general. Con este indicador se puede evaluar la riqueza expresiva, la capacidad intelecutal y la calidad del conflicto.

Creatividad.

La creatividad en el juego del niño relaciona elementos dispersos en uno nuevo y diferente, por ejemplo, un Yo con la plasticidad adecuada tiene la capacidad de abrirse a nuevas experiencias y mantener tolerancia a una posible inestructurazión del campo o contexto en el que se encuentra, lo contrario que ocurre con una estructura personal rígida, donde conflictos con el Superyó generan culpa y angustia, lo que ocasiona límites en la creatividad, sobre todo en el juego del pequeño, por lo que se propone la primicia de A mayor conflicto y ansiedad, mayor interferencia en la creatividad.

Este proceso tiene como objetivo liberador descubrir una organización exitosa, gratificante y enriquecedora, lo cual es resultado de un buen equilibrio entre ambos principios (placer y realidad). Ser deliberado, al servicio del Yo y con fines comunicativos caracteriza a este indicador.

Adecuación a la realidad.

Un indicador de suma importancia; nos rige la pauta de conocer si el niño cuenta con las capacidades de adecuarse a su realidad, lo que permite evaluar posibilidades yoicas en función de que si se puede o no adaptar a los límites que impone una situación en específico: aceptación o no del encuadre temporo-espacial y el ubicarse o no en su rol y aceptar o no los roles del otro.

La sala de espera, por lo general, es usada por el niño como una prolongación del consultorio, es decir, de su espacio de juego. El no poder adecuarse a la realidad puede implicar un déficit en la discriminación yo-no yo.

Conclusión.

Es el reporte general de todo lo encontrado en la hora diagnóstica de juego del infante; se señala si el juego del niño es normal, para ello se toman en cuenta todos los indicadores anteriores así como las observaciones y comentarios del Psicólogo.

En este punto, invito a mis compañeros de clase que complementen la idea central de este indicador en los comentarios.

Bibliografía

Campoy, T. (1997). Un programa de intervención desde una perspectiva psicodinámica: La hora de juego Kleniana. España: Universidad de Jaén. Servicio de Publicaciones e intercambio.

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