¿Quieres ser psicoterapeuta infantil? Preparación y cualidades

El trabajar con niños demanda una gran preparación por parte del terapeuta. Se requieren de habilidades personales como profesionales para poder afrontar las dificultades que el trabajo con niños representa. No basta con aprenderse las teorías y conocer el desarrollo físico y emocional de la infancia, las habilidades personales que se adquieren con la práctica son fundamentales.

Es cierto que no es suficiente el sentir gusto por los niños y el deseo de querer ayudarlos, es necesaria una preparación a fondo y exhaustiva sobre habilidades como:

· Flexibilidad: Al introducir el juego o adaptarse a los cambios que puedan haber durante el proceso.

· Creatividad: Para implementar nuevas alternativas si algo no está dando resultados.

· Espontaneidad: Se refiere a ser capaz de tomar decisiones con base en la intuición.

· Veracidad y honestidad: Nunca tratar de engañar al paciente.

-El terapeuta debe ser capaz de fomentar al paciente a expresarse por diferentes medios, así como escuchar y entender para después interpretar lo observado.

-Debe también tener la capacidad de relacionarse con adultos, ya que el trabajo con niños involucra directamente a sus padres o cuidadores, quienes son los que tienen más demandas al ser los que llevan al niño(a) a la terapia y que llega a ser inevitable el trato continuo con ellos.

-Es fundamental comprender el lenguaje y la comunicación de los niños que en su mayoría es a través del lenguaje no-verbal, como puede ser en el juego, dibujo, gestos faciales, en el tono afectivo, etc.

“La habilidad de jugar, hacer uso de la imaginación y fantasía son ingredientes necesarios para el terapeuta infantil. Si éste no se puede sentar en el piso con él, inclinarse, ponerse al nivel del niño o ser flexible, se es incapaz de participar en la vida imaginaria y juegos de la infancia y se vuelve casi imposible tener acceso a su mundo interno” (Rangel, 2009)

-La capacidad de ser objetivo va de la mano con la empatía, ya que se deben analizar las situaciones pensando en cómo el niño(a) esta vivenciando la problemática y de esta forma poder apoyarlo.

Lo que se debe evitar:

-Las necesidades o pulsiones del terapeuta pueden interferir en el proceso y hacer propias algunas problemáticas, las necesidades narcisistas serán el límite para poder establecer límites realistas y cumplir con las demandas del niño(a).

-Pueden surgir necesidades maternales, ya que el vínculo llega a ser muy intenso con el niño-paciente hará que sea difícil el permanecer objetivas. De esto también podrán aparecer tendencia a competir con los padres del niño.

-Las necesidades internas del terapeuta pueden generar la resistencia al progreso del niño por la separación-individuación, lo que conllevara una necesidad de mantenerlo cerca y dependiente.

-Evitar cualquier respuesta agresiva (control de impulsos) agresivos y hostiles para no responder a la agresión.

Por lo tanto:

Pareciera que los requerimientos son infinitos y casi imposibles de lograr, sin embargo las demandas de este trabajo así lo requieren. El ver al niño(a) como una persona íntegra y tomar en cuenta su entono más cercano es una tarea compleja y un proceso largo al que se deben enfrentar.

Tener un propio proceso terapéutico es indiscutible, ya que el manejo de las propias problemáticas interferirá en muchos aspectos de la psicoterapia si no están debidamente elaborados.

La supervisión es otra herramienta que complementará el trabajo del terapeuta, dará una mejor calidad al proceso y será una base sólida de apoyo para afrontar las demandas que el paciente solicita.

Sin duda, la experiencia dará habilidades y capacidades que en un principio parecerán difíciles de lograr, por lo que es evidente que ser psicoterapeuta infantil requiere de muchas características profesionales y personales para poder tener éxito en el tratamiento de los niños.

Referencia:
Rangel, M. (2009). Preparación y cualidades del terapeuta infantil. En Psicoterapia infantil: un enfoque psicoanalítico (pp. 31–41). México: Trillas.