Terapia de juego: enfoque psicoanalítico

La terapia de juego es una de las más recientes, existen diferentes enfoques teóricos que han surgido a partir del estudio del desarrollo infantil y de los beneficios e importancia del juego en la niñez. Los primeros en estudiar el juego como terapia fueron psicoanalistas hace casi cien años. En 1921 Hug-Hellmuth público el primer informe sobre el juego, a partir de esto se comenzaron a desarrollar estudios específicos acerca del tema. Con anterioridad se había sugerido el tratamiento con niños, incluso el propio Freud mencionó la importancia de explorar la vida y psique de los niños, y dónde puede ser rescatada la bien conocida frase “Infancia es destino” que es una clara referencia de la relevancia del estudio de la infancia. Freud también mencionaba que en el juego se adquiere un papel activo que puede ser interpretado como una metáfora del lenguaje, las cuales desempeñan funciones de regulación emocional y del desarrollo de sí mismo.

Los primeros analistas veían al juego como una capacidad de exploración del inconsciente ya que en él se pueden representar problemáticas como las neuróticas (más comunes). La diferencia en el trabajo con adultos propició la búsqueda de estrategias que funcionaran con niños entre ellas:

· Propiciar un espacio donde los niños se relajarán y se disminuyera el control del yo para liberarse del material conflictivo.

· Crear un material simbólico que pudiera minimizar la ansiedad que produce reconocer el significado real.

· Un entorno acorde al nivel de desarrollo del niño en el que pudiera expresar de manera natural sus temores, deseos, etc.

· Un lugar en el que el terapeuta pudiera realizar una interpretación por medio de la observación y crear una relación terapéutica con los niños.

Aunque existen grandes diferencias entre el psicoanálisis del adulto y el infantil, un objetivo principal de la terapia de juego era acercarse a la marco psicoanalítico del adulto tanto como fuera posible.

“Los primeros analistas reconocieron que la forma y el contenido del juego tenían gran significado simbólico para los niños y que la situación del juego permitía la expresión simbólica de conflictos tempranos y actuales” (Levy, 2012)

Melanie Klein, una de las primeras psicoanalistas en implementar el juego en el tratamiento, hacía una relación entre el juego (en niños) y la asociación libre (en adultos) como equivalentes. También mencionaba que la interpretación es fundamental dentro del marco psicoanalítico para poder fomentar en los niños la liberación de sentimientos y ansiedades por medio de la creatividad del juego. Por lo tanto el objetivo principal era la obtención de material inconsciente que se podía interpretar más no lo consideraba útil como medio terapéutico.

Por otro lado, Anna Freud no consideraba que los niños pudieran formar neurosis de transferencia (a diferencia de como lo pensaba Klein) ya que mencionaba que las relaciones objetales al ser contemporáneas con el proceso terapéutico no permitían que los conflictos neuróticos pudieran ser llevados al analista infantil.

“Los primeros analistas infantiles trataban de minimizar el impacto de su participación en el escenario de juego para evitar la contaminación del material con su presencia.” (Levy, 2012)

Winnicott fue el mayor promovedor de la terapia de juego analítica. El veía al juego como un “fenómeno transicional” en el que se observan las realidades internas y externas del niño. Consideraba al juego como terapéutico porque lograba un espacio potencial en la relación terapéutica, así como la importancia de la creatividad y lúdica del tratamiento.

Benjamín menciona que hay un desarrollo en la comprensión mutua y de la capacidad para relacionarse con los otros como objeto y sujeto a través del juego.

Dentro del juego todo es posible, ya que se puede expresar con libertad cualquier situación, temor o deseo. Este también mantiene un fuerte vínculo con la percepción subjetiva del niño (que surgen de la experiencia).

Slade sugiere que a partir del juego surgen las bases para la autocomprensión y visión del propio niño del mundo relacional. Por otra parte desarrolla la identidad del niño y su capacidad de lidiar con el medio en el que se encuentra.

El lenguaje hablado es considerado una de las formas de comunicación más precisas, es por esto que surge la problemática dentro del juego, pues la capacidad para comprender lo que se quiere comunicar se vuelve más complejo. Debido a esto, la interpretación se vuelve difícil, ya que el tiempo que tiene el terapeuta para darle significado al material dentro del juego es menor.

Los estados de ánimo también son vistos como formas de comunicación que ayudaran al terapeuta a darle sentido a la experiencia del niño, de esta forma se puede reorientar al paciente a regular emociones y darles un sentido distinto (positivo).

La creación de alianza terapéutica dará seguridad y confianza al niño, un entorno donde se facilite el juego dará mejores resultados en el enfrentamiento de problemáticas. Las alianzas que debe mantener el terapeuta infantil van más allá de el niño, ya que se debe trabajar también con los padres/cuidadores, entorno escolar, etc. para poder responder eficazmente a las demandas de las distintas fuentes del niño.

Se dice que no hay una interpretación correcta del juego o de otra conducta cualquiera, sino que más bien se trata de una construcción conjunta de significados que le permiten al niño conocerse y liberarse.
Cada autor aborda distintos aspectos importantes de la terapia de juego psicoanalítica, sin embargo los objetivos pueden resumirse en que el juego en sí pretende dar habilidades a los niños para relacionarse satisfactoriamente con otros. Se brindan también habilidades para enfrentar las situaciones que generan conflicto y liberan las problemáticas para experimentar nuevas formas de acción ante estas.

Referencia:
Levy, A., (2012) Enfoque psicoanalítico de la terapia de juego. En Ch. Schaefer, (Ed.), Fundamentos de Terapia de Juego, (2a ed.), (pp. 41–56). México: Manual Moderno.

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