Caso Alina: Sin lugar en el mundo

Dámaris Cervantes
3 min readJun 8, 2017

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A es una niña de ocho años. Fue diagnosticada con TDAH presentando comorbilidad con trastorno desafiante - oposicionista. Como sabemos, el TDAH se relaciona con dificultades para esperar turno, impulsividad y conductas de agresiòn, lo cual, podemos ver reflejado en A. Sin embargo, no podemos sòlo quedarnos con lo que los Manuales de Diagnòstico nos dicen, debido a que es importante la historia de vida.

A. fue una niña rechazada, tanto en casa, como en la escuela. Incluso hubo rechazo hacia ella antes de su nacimiento. Un factor que juega un papel importante en el desarrollo de A. es la depresiòn de su madre despuès del parto. Lacan nos dice que una madre depresiva es una madre ausente, y fue eso lo que ocurriò. P. durante los primeros meses no estuvo presente. Sin embargo, P sintiò culpa, lo que ocasionò demasiada libertad y pocas reglas y lìmites para A. pues era forma de compensar ese tiempo de ausencia.

Si retomamos la historia de vida de A., podemos interpretar que el desafìo que presenta en diversas sesiones, representa el intento de ser dueña de su deseo de existir, representa la forma de recibir la mirada de un Otro y de los otros.

Si bien es cierto, A. ha tenido un gran avance en su proceso terapèutico. Recordemos que en sesiones anteriores se mostraba agresiva, no era tolerante, mostraba enojo cuando perdìa, y en ocasiones hacìa berrinches. Sin embargo, a partir de la sesiòn 36, A. se muestra màs empàtica, màs tolerante, menos desafiante, se siente bonita y es màs segura. Esto lo demuestra cuando vuelve al nombre de “Azùl”, pues dicho nombre para ella era sinònimo de bonito, mientras que su nombre, era sinònimo de fea y rechazada. Ahora es capaz de comprender que es vàlido enojarse, pero es importante saber cómo manejarlo, que es justamente, no haciendo berrinches.

Aunado a lo anterior, es importante mencionar algo a lo que hizo referencia la profesora las ùltimas clases: “la psicoterapia no es lineal”. Es decir, debemos tener en cuenta que el proceso terapèutico siempre fluctuarà. Por ejemplo, en el caso de A observamos que de la sesiòn 29 a la 33, ella respeta las reglas, ya no se molesta si pierde, es màs tolerante, tiene una mejor capacidad para sentir sus emociones sin precipitarse, pero a la sesiòn 34 ella vuelve a los berrinches. Como lo comentamos en clase, si se hubiera visto ese mismo avance con algùn otro enfoque psicològico, se le hubiera dado de alta con un buen pronòstico, sin embargo, en èste caso, no fue asì, pues se sabìa que habìa cosas por trabajar ya que regularmente se presentan recaídas.

Una parte importante es que en una de las sesiones se le habla de sexualidad a A. Platicando esto en clase, la profesora nos mencionò que en el encuadre, se le explica a los padres que si el niño indaga en temas sexuales, se le explicarà dicho tema. Ese mismo dìa, al finalizar la sesiòn, se le harà saber a los padres lo ocurrido en el anàlisis. Hago referencia a esto, ya que era una duda que yo tenìa y si nosotros nos dedicaremos al trabajo con niños, debemos tenerlo presente.

Considero todas las sesiones relevantes, sin embargo hay algunas que debemos destacar como por ejemplo, en las que el juego del banco es repetido, pues son juegos de transacciones, es decir es el juego de lo social; la sesiòn 40 en la que muestra una identificaciòn y transferencia positiva hacia la terapèuta, pues es el dìa que llega mojada a sesiòn y usa la ropa que se le presta, es ahì cuando se siente ya parte de un lugar, parte de su espacio terapèutico. Asì mismo, la sesiòn 49, en la que el juego es la muerte, y aunque no muestra angustia ante la idea de la muerte, sì muestra el renacer de nuevas posibilidades, pues siempre sobrevive el objeto bueno, ella misma.

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