Dejo todo y me voy a ver la serie de Luismi, con Ignacio Balbuena como invitado especial

Amigas por correspondencia
Amigas por correspondencia
11 min readJun 8, 2018

TAM: Viste que la re pegué con la serie de Luismi, ¿eh? Varias lectoras nos escribieron comentando que les venía gustando mucho. Yo honestamente no la hubiera empezado a ver sola (a pesar de que me encanta Luis Miguel, y de hecho lo fui a ver hace unos años), pero cuando me la recomendó Ignacio Balbuena, alias Balbuin, nuestro invitado de esta semana, decidí que valía la pena prestarle atención.

Balbuin estudió Montaje en ENERC, trabaja en una productora y es de mis críticos de cine favoritos, un poco porque es de los pocos que conozco que de verdad entienden de técnica (y eso hace que vea cosas que muchos no ven) y otro poco porque tiene super buen gusto. Lo que yo llamo “buen gusto” es algo muy específico que yo defino así: es la capacidad de ver cosas buenas o cosas malas más allá de los géneros, las estéticas y demás ropajes, más allá incluso de sus propias preferencias. Una persona a la que le gustan todos los policiales, digamos, y ninguna telenovela, por ejemplo, no tiene en mi definición caprichosa y estrecha lo que llamo buen gusto (no tiene nada de malo, por supuesto); pero Balbuin lo tiene, y por eso en general si me dice que trate de ver algo lo veo, y eso hice con la serie de Luis Miguel.

¿Por qué me pareció que estaba tan buena y valía la pena comentarla? Yo no digo que sea Mad Men ni vaya a cambiar la historia de las series, nada de eso. Pero me pareció un producto muy logrado y muy honesto, y muy interesante en tanto se corre de los cánones de la época, de nuestra idea de lo que es “una serie sutil e inteligente”, sin volverse hacia la parodia ni perder calidad. Es un melodrama hecho y derecho, old school: no digo una telenovela porque no tiene falsos hermanos ni personas que se levantan de una silla de ruedas, sino un melodrama más en el sentido clásico. No un drama moderno sutil y contenido estilo Mad Men, decía, sino un melodrama con las emociones a flor de piel, algo a lo que estamos cada vez menos acostumbrados, me parece (por eso también me gustan las actuaciones, super expresivas sin ser paródicas, pero no ahorrándose nada, lo mismo la estética general). Luismi es nuestra ingénue y nuestro héroe llamado a un destino de gloria, pero atravesado por una tragedia de origen, el abandono de su madre; su padre es el villano más villano de todos los villanos, y una y otra vez Luis Miguel cae en sus trampas, y cómo no va a caer, si es el padre pobrecito y él es tan chico. Me parece que está muy bien hecho, de forma sutil y no pava, el cruce entre el presente y los flashbacks: un recorrido lineal de la infancia a la adolescencia hubiera sido un embole, pero así funciona super bien, también para mantener presente el tema este de la madre, que es un poco lo que anima todo. Pero a la vez los flashbacks no son super obvios, o más bien, no son ilustrativos ni enunciativos, “mirá, acá te mostramos por qué Luismi está haciendo esto en el presente”: son escenas que valen por su propio peso, que no solamente bajan información sino que aportan a la progresión dramática de lo que va pasando, a los climas.

Bueno, por eso es que me gusta a mí: ¿a ustedes qué les pareció?

IGNACIO: Que bueno abrir un mail al comienzo del día y que diga que tenés buen gusto, gran forma de empezar el día :) Me parece súper importante esto que destacás acerca de distinguir las cosas buenas y malas en las series (o películas, o libros, o videojuegos) más allá de las propias preferencias. Lo que me gusta de analizar o pensar cosas es justamente ver que géneros se ponen en juego, como se cruzan, como se relaciona esto con los aspectos formales y la realización, y también, si el producto en cuestión nos dice algo acerca de los nuevos modos de consumo que tenemos hoy. Me parece que la serie de Luis Miguel es interesante desde todos estos lugares. Además me gustó mucho, claro, lo cual hace que sea más divertido pensarla.

Ya señalaste algunas cosas que me parecen valiosas, particularmente en relación a como la serie construye un tipo de drama al que tal vez no estamos muy acostumbrados hoy en día, no? A veces siento que las series contemporáneas se ubican en dos casilleros facilmente reconocibles. Están las sitcoms cortitas de humor witty y los dramas prestige (que hoy en día también abarcan las series de género tipo Westworld o Game of Thrones), y las dramedys que son como un híbrido de estas dos cosas. Por eso me gustan mucho las series tipo las de The CW, donde dan cosas Crazy Ex-Girlfriend o las series de superhéroes berretas de DC. Son más interesantes de pensar porque se cruzan con géneros menos habituales como el melodrama o la telenovela y porque la falta de pretensiones de ser un producto prestige hace que las series se sientan más frescas, ya sea en las actuaciones (como decías, más emocionales y expresivas), o en el look. Prefiero mucho más un producto berretón pero que me haga pensar cosas que uno prestige/peak tv que no me diga nada. En este sentido la serie de Luis Miguel funciona muy bien, porque como decís, es honesto y old school. Hay algo que me gusta de la serie, y es que apela a lo popular. No pop en el sentido retromanía de series como Stranger Things, sino que pone en juego un saber compartido que se extiende más allá de la sensibilidad millennial. La primera vez que vi la serie fue en un tráiler de YouTube que salió de la nada, pero fueron mis compañeros de trabajo los que me convencieron de verla. Pero no la vi solo en casa, sino que la terminamos viendo en grupo durante los almuerzos, en una sala grande donde pusieron una tv de 65'’ nueva. Y eso se sentía nuevo respecto de la serie también, esa forma de verla compartiendo una comida, como si miráramos un programa de chimentos, o una película de los 80s doblada en TCM. En la era del binge-watching, hacer esto con una serie de Netflix se siente honestamente muy novedoso. Hoy en día la experiencia compartida de las series pasa más por las redes sociales, por la ‘’conversación cultural’’, por el sentir que hay que estar al día para no spoilearse nada. Me parece muy copado que una serie motive una experiencia de visionado diferente y la verdad no se me ocurre en este momento algún otro personaje que pueda motivar algo así, que conecte al millennial con ganas de meterse en wikipedia a buscar deep cuts de Luis Miguel de los 80s para comparar con el new wave de la época, o clips de archivo en YouTube -minuciosamente reconstruidos en la serie-, con el cuarentón que escuchaba los discos de Luis Miguel chiquito en lo de sus padres.

Y bueno, ya lo destacaste, pero también lo decía Hitchcok: una película es tan buena como su villano. Y en Luis Miguel hay uno muy bueno. Diego Boneta está muy bien en el protagónico, pero su inocencia e ingenuidad funciona el doble contrastada con ese padre maquiavélico, la típica figura torturadora detrás de todos los artistas de enorme talento. Y el montaje entre las dos líneas temporales es excelente, principalmente porque en el pasado vemos a la madre, cariñosa, protectora, con ese aire sofisticado y grasún a la vez que le da hablar en tano, y en el presente vemos a Luis Miguel intentando contactarla sin éxito, lo cual le da a los primeros capítulos un elemento de suspenso muy interesante, hay un hueco ahí que genera intriga.

LUCHI: Hace unos años, cuando trabaja en Para Ti, me pidieron que escribiera una nota sobre el misterio de la madre de Luis Miguel (me cuesta decirle así desde que veo la serie, para mí ahora es Micky, mi amigo Micky). Para escribir sobre un tema que me era ajeno, siempre necesitaba primero fascinarme un poquito, así que me pasé toda esa semana escuchando sus canciones y creándome alrededor un aura de telenovela mexicana. Hablé por teléfono con periodistas de espectáculos de allá, con los que tuve conversaciones muy melodramáticas sobre los posibles destinos de Marcela Basteri. A una la sigo todavía en Twitter y cada tanto me aparece algún tuit con chismes de la farándula de allá que, porque no conozco a ninguno, me parecen aún más geniales. Me fasciné, sí, y desde entonces amo todo lo que tenga que ver con Luismi/Micky.

Me encanta, Tam, tu definición para el gusto, porque creo que lo que abandoné en ese momento, cuando hice la nota, fue el prejuicio de la juventud, ese momento en el que uno busca pertenencia de manera exagerada, que hacía que no me pudiera gustar algo como Luis Miguel, porque no estaba dentro del paraguas de géneros que se suponía que me tenían que gustar.

Y ahora, qué decirles, además de que adhiero al 100 % de las cosas que dicen en sus respectivos mails. Es tan placentero engancharse con una historia, con sus personajes. Hasta me gusta que sobreactuemos un poco la emoción cada domingo a la noche cuando se publica un capítulo nuevo, tipo DEJO TODO ME VOY A VER A MICKY, en mayúsculas y sin signos de puntuación. Creo que significa que teníamos ganas de ver algo así, sin tanta pretensión de “mirá qué sutil soy, el detalle que te puse para que vos, espectador, que también sos muy inteligente, interpretes”. De vuelta voy a coincidir con ustedes: uno de sus grandes méritos es la honestidad.

Ayer fui a comer a un bar donde también estaba comiendo Ricky Maravilla, reunido de un entourage medio estrafalario, y obvio que para mí eran managers corruptos tipo los de la serie. Me estoy mudando (sí, otra vez) y mientras llamo a una persona que va a venir a reenlozar la bañera pienso “esta escena nunca sucedió en la vida de Micky”. Todo lo mido en relación a la serie (está bien, salgo perdiendo en las comparaciones sobre tareas domésticas como reenlozar una bañera vieja pero gano en las referidas a estabilidad emocional e infancia feliz). Ese escape, vestir la vida diaria con determinada épica, es uno de los motivos por lo que existe la ficción.

Hay solo una cosa que le pediría a la serie, a ver qué piensan ustedes: algún matiz en el villano, un momento, un sólo gesto de ternura, algo. Quizás estoy cayendo en los vicios de la prestige TV. Además, en los mails que nos llegaron cuando dijimos que esta semana íbamos a hablar sobre la serie, Flor Radici cuenta que se cebó al nivel de comprarse la biografía que usaron para armar el guión y que, en comparación con el libro, en la serie se quedaron cortos con la maldad de Luisito Rey.

TAM: Ja, yo estoy reeee a favor de la construcción del villano Luisito Rey (qué actorazo ese hombre además, dios mío, qué presencia). Supongo que tiene algo de tropos de telenovela (el malo es malo malo, aunque lo bueno es que Luismi tiene sus momentos de ser un malcriado y mandar fruta) pero también me parece incluso más realista que esa cosa últimamente tan de moda de mostrarte que el villano no es “malo porque sí”, es malo porque le pasó algo traumático o tiene tal frustración o lo que sea, como darle una excusa y una justificación a la maldad. El mal, para mí, especialmente el mal tan “radical” de ser malvado con los propios hijos (o con la esposa…creo que la relación de ellos es una de las pinturas más inteligentes que he visto de un matrimonio castrador, aunque no haya violencia física…de hecho no lo había pensado, pero él no es violento físicamente en la serie, eso es interesante), para mí es algo que no tiene mucha justificación, o no siempre la tiene: es un poco un misterio humano. Así que me parece bien que no le hayan dado una excusa, y espero que no se la den. Sí creo que el personaje tiene sus complejidades y motivaciones, aunque no tenga bondad: en los primeros capítulos un poco te muestran que el tipo está frustrado porque nunca la pegó y quiere vivir el éxito a través de su hijo, además de que no tiene un mango. A mí con eso me alcanza para entenderlo, porque además son cosas que vuelven todo el tiempo: el tipo siempre trae el tema de su carrera, su música, su ego. Y además eso que vos decís…para mí la serie debe quedarse corta, porque encima es biografía autorizada, si eso es lo que se puede mostrar, ni me imagino lo que habrá quedado afuera.

IGNACIO: Para mí está muy bien el villano así como está. Como dice Tami, está el tema de la frustración por el fracaso en su propia carrera musical -y la consecuente exigencia hacia su propio para que logre explotar su talento- y eso es suficiente motivación. Me acuerdo de Apuesta Maestra, no sé si la vieron, es la de Jessica Chastain haciendo de una ex-atleta olímpica (con su respectivo padre horrible) que deviene organizadora de unos juegos de póker con celebrities A-listers. Y la peli, que es de Aaron Sorkin, o sea un tipo muy sofisticado, tiene todos los recursos explicativo-expositivos posibles: hay flashbacks de la infancia con el padre exigente a niveles sobrehumanos, hay archivo o recreación de archivo con look avejentado, hay voz en off narrando y explicando, hasta hay una escena en la que el padre, terapeuta, le dice a la protagonista ‘’haceme tres preguntas y te resuelvo nuestra relación’’. Too much. A veces menos es más, como en la serie de LuisMi. Está bien que Apuesta Maestra es una película y la historia tiene que ser autocontenida en un par de horas, al contrario que una serie, que tiene otros tiempos. Pero mi punto era que está bueno que los personajes funcionen en el contexto del drama, de sus relaciones y acciones, y que no se noten tanto los recursos o giros de guión. Ya es suficiente me parece, con el ida y vuelta entre el presente y el pasado, que además de darle dinamismo a la serie, sirve para que cada escena tenga un contexto y una progresión alimentada por ese ida y vuelta, como decia Tami en el primer mail.

Por otro lado, y volviendo sobre algo que decía Lucila, está la cuestión más farandulera, el costado que relaciona la serie con el periodismo de espectáculos, que alimenta mucho la serie. Esta serie de Luis Miguel invita bastante a complementarse con investigación de internet, cada vez que termina un capítulo, siempre quiero spoilearme lo que sigue porque no estaba al tanto de algún detalle, ya sea del misterio de la madre, o sobre cuestiones del show business, como lo del dueto con Michael Jackson. Spoiler alert, el dueto al final no se concreta, pero después LuisMi grabó unos coros en el tema Todo Para Ti, versión en español de What More Can I Give, un tema que Michael escribió por los riots de Los Angeles de principios de los ’90. Viendo esta serie me entero de esas pequeñas trivias musicales, que me encantan.

--

--