#15: La filosofía es una conversación
TAM: ¿Estás viendo The Good Place? Es una comedia liviana pero muy inteligente, apareció en Netflix hace cosa de un mes. Yo había tratado de mirarla cuando todavía había que bajarla, me entusiasmé pero me colgué y ahora que la subieron entera la volví a mirar de cero y me la devoré. Es divertida, está muy bien escrita y muy bien actuada, pero la razón por la que me enganché mirándola es que se trata de filosofía moral, que es lo que yo estudiaba cuando estaba en la facultad. Yo no leía, en las materias optativas, los autores franceses cool que todo el mundo conoce, sino yanquis ignotos y bastante grises que hacían algunas preguntas muy concretas. Por ejemplo, leí el libro que citan en The Good Place muy seguido, What We Owe to Each Other, de Thomas Scanlon, que significa algo así como “qué les debemos a otras personas”. En esa época pensaba que esas eran las preguntas más importantes del mundo, y quizás todavía lo pienso: qué les debemos a otras personas solo por el hecho de ser personas, o bueno, lo que es lo mismo, qué es ser una buena persona, cómo se hace, cuáles son los requisitos mínimos.
Pienso mucho en eso en relación con el feminismo, también con la política más en general (siempre fui muy fan, por eso, de la consigna “la patria es el otro”), más que nada en relación con nuestros tiempos. Creo que es un tema del que hablamos poco, “la moral”, porque a todos nos suena a vejez y a homofobia, pero en el fondo es un desafío increíble el de nuestra época: no creemos en morales pavotas según las cuales drogarse es inmoral o la poligamia es inmoral o lo que sea, pero entonces ¿en qué creemos? No hay que hacer daño a los demás, pero, por ejemplo, ¿no hay que también cuidar a los demás? Lo pienso mucho en las historias de parejas, o de casi parejas. Ponele, aunque el otro no sea tu pareja y ni lo conozcas más que de un par de noches, ¿no hay una obligación de ser buena gente, de evitarle un sufrimiento aunque eso te cueste a vos un tiempo o un esfuerzo de poner la cara, por ejemplo, que no querrías hacer? Yo pienso que sí, pero no sé si es una opinión muy popular. El consejo “vos ocupate de vos, vos tenés que cuidarte a vos” es algo cada vez más común, y peor, a veces te lo venden como si fuera empoderador, “vos hacé la tuya y los demás que se curtan”. Me preocupa un poco eso. Yo no me fumo ninguna moralina pero en la moral, en cuidar a los demás de daños innecesarios, creo muchísimo, y no sé si es algo común (tampoco digo que me salga bien eh, pero por lo menos trato de tenerlo en mente). ¿Vos pensás en estas cosas, en estos términos? ¿O jamás?
LUCHI: No estoy viendo The good place (¡ni sabía que existía!), pero por lo que contás la voy a ver. Esta buenísima la pregunta sobre la relación entre nuestra generación y la moral. La moral para nosotros es algo malo. Usamos “moralista” para descalificar, a “la moral de la época”, de cualquier época, la asociamos con los valores conservadores de esa época, etcétera. Pero también es algo bueno. Tiene que ser algo bueno. Es la moral. Tiene que haber reglas más allá de nosotros mismos.
Cuando era adolescente y tocaban la puerta testigos de jehová, y me preguntaban si creía en Dios, yo les decía que no. Si me preguntaban entonces en qué creía, yo les decía que en las personas. Y lo decía muy en serio, y lo seguiría diciendo. Y es lo que decís vos: creo en que tenemos que tratarnos bien entre nosotros. Siento que es una frase como de la música indie, de canción de El mató y tiene que ver con lo que hablamos el jueves pasado: somos la generación a la que el rock (o las instituciones de la juventud) no viene a pedirle que rompa todo, nuestra épica es distinta.
Pero tratarnos bien entre nosotros no es poco. Es condición suficiente para no ser machista, ni acosador, ni abusador, ni homofóbico, ni fascista.
Si bien la segunda temporada de Master of none es sublime, lo que me gustó de la primera es que cada capítulo era una pregunta sobre cómo ser buenos en esta época en relación a un tema distinto. Cómo ser buenos en relación a los mayores, a los de otro origen, a los de otro género, a los de otra orientación sexual, y etcétera. Obvio que la respuesta nunca era clara y siempre había malentendidos. En realidad, siempre era una pregunta que duraba media hora, con muchas subordinadas, y no una respuesta. El otro día en Casa Brandon (no la quiero pifiar en la definición, pero: ¿un centro cultural que celebra la diversidad sexual?) vi a un amigo confundido tratando de entender a qué baño tenía que entrar. Cuando encaraba uno, salía de la puerta un grupo de chicas. Encaraba al otro, y salía de la puerta otro grupo de chicas. Y así. Una escena digna de Curb your enthusiasm (otra serie muy sobre la moral).
Me interesa mucho lo que decís sobre qué se estudia en Filosofía. Hace poco te conté que quiero volver a estudiar y Filosofía era una de mis opciones (al final me decidí por un posgrado en la UNTREF, tema de newsletter para el futuro: volver a estudiar). Pero me interesa mucho y les puede interesar a muchos: ¿qué temas verdaderamente contemporáneos estudia la filosofía? Es un interés que también me surgió cuando vinoalaargentina Luciano Floridi, que hace Filosofía en relación a la tecnología y dije wow, si la Filosofía de hoy se parece a lo que hace este señor, qué bien.
Y para cerrar este mail voy a decir otra frase grandilocuente sobre ser buenos con los demás, a la que nunca le encontré fallas: mi libertad termina donde empieza la de los demás.
Bah, no sé, ¿tiene fallas? Jaja
TAM: Jajaj en Filosofía se estudian muchas cosas, es una carrera con muchas optativas y orientaciones posibles. Yo me metía en cosas de ética y de filosofía política porque eran de las pocas preguntas que me parecían realmente “graves”, cosas como las preguntas sobre el ser no las terminé de entender nunca, respeto la búsqueda ajena pero yo para hablar de esas cosas prefiero la poesía. Temas contemporáneos hay muchos también (los guardamos para futuras ediciones) pero por eso me parece que es mejor pensar a la filosofía como un enfoque o una perspectiva que una “disciplina” con un objeto claro: es una forma de mirar que se puede aplicar básicamente a cualquier cosa, y por supuesto también a la tecnología. Me parece una trampa a evitar igual pensar que cuanto más “concreto” más “útil” el debate: para mí hay debates punzantes, como el de qué es ser bueno, por ejemplo, que en el fondo siempre son bastane abstractos, que solo conducen a más problemas, no se resuelven nunca y quizás, en ese sentido, son bastante poco útiles. Y por otro lado, para mí la filosofía es una conversación: en general creo que mientras nos entendamos y aprendamos algo del interlocutor cualquier conversación es tan útil como cualquier otra. Con esto quiero decir algo que es, por supuesto, una perspectiva mía, y que puede parecer escolar y naif, pero que para mí lo útil es el enfoque, lo útil es preguntar, buscar argumentos, sentirse incómoda, revisar los propios prejuicios. Sobre cualquier cosa, cuanto más mejor y con cuanta más gente mejor. Creo que el mejor entendió estas cosas es Richard Rorty, uno de mis filósofos favoritos, que tenía un relato sobre la verdad que sin ser relativista es bastante abierto, y a la vez lo escribió en un lenguaje muy claro. Si les interesa pueden buscar su libro Contingencia, ironía y solidaridad, es mi favorito de él sobre el modo en que esta forma abierta y conversada de pensar la verdad se aplica a la ética y la política. Y si pica en el newsletter lo vuelvo a tirar como tema en otro momento.
Sobre tu última pregunta, que me parece genial, yo creo que la máxima “mi libertad termina donde empieza la de los demás” efectivamente es maravillosa y en un sentido no tiene fallas, pero en realidad tiene una muy importante: es más bien vaga, y no solo vaga en general, sino que es tan vaga que no logra resolver lo que quiere resolver. No nos dice qué hacer en los casos más importantes, que son los casos de conflicto de derechos, cuando tu libertad y la mía se chocan. Eso no significa, creo, que el principio no sirva para nada: la mayoría de los principios universales nos dicen poco sobre el modo en que hay que aplicarlos. Pero bueno, si tiene alguna falla es esa: es más una especie de horizonte rector que una instrucción concreta, que es lo que la angustia siempre nos pide (y que por supuesto ninguna filosofía que pueda ser convincente te va a lograr dar).