Qué estuvimos leyendo, viendo, scrolleando y pensando esta semana

Amigas por correspondencia
Amigas por correspondencia
8 min readNov 30, 2017

LUCHI: Voy a contar primero todas las pestañas que abrí antes de empezar efectivamente a escribir esto, con el mail ya abierto, en blanco, y la dificultad de entregarme al esfuerzo.

-Una nota en la revista Paula (chilena, bastante buena, femenina, por lo general bien escrita) sobre personas que, de alguna manera, se habían “salvado” gracias al agua. La exalumna de un colegio privado que había sobrevivido a una tragedia (un micro escolar desbarrancó ymurieron 9 alumnas) y que recién cuando empezó a hacer buceo, años después, sintió que se “reconectaba” con su cuerpo. Un hombre que se llamaba Michael Douglas, pero no era Michael Douglas, que había salido de una adicción (no me acuerdo de qué manera, porque lo único que pude pensar cuando lo leía era cuántas veces por día le hacen un chiste sobre el hecho de llamarse Michael Douglas). Una kayakista paraolímpica. Un señor experto en aguas. Sí, un sommelier de aguas.

-Las fotos en Facebook de una marca de muebles. Me gustó porque tenía muchas de las cosas que están de moda pero también pequeñas variaciones, algunas cosas distintas (que quizás se pongan de moda, o quizás ya están de moda en algún lado y todavía no lo sé o quizás, incluso, copiaron de las fotos en Facebook de otra marca de muebles).

-Una nota sobre heladerías.

-Twitter.

Siento que los consumos compulsivos (pestañas abiertas desde redes sociales porque sí, porque estaban ahí, a mano, sin que medie la intención declarada) están siempre compitiendo contra los consumos intencionales. No creo que unos sean necesariamente mejores que otros (o quizás sí, pero está bien perderse un poco en la nebulosa de Internet, scrollear como cuando hacíamos zapping, con el foco puesto en ningún lado). Últimamente me cuesta no ver todo en términos de economía del tiempo. No es algo malo, me pasa en mis momentos optimistas, cuando me quiero comer el mundo, cuando quiero hacer mil cosas. (Y también estuvo potenciado por la lectura de La fábrica de tiempo, de Pablo Fernández y Martina Rúa, que empecé a hojear porque estaba en casa y terminé leyendo entero).

En fin. Los fines de semana largo largos son ideales para los consumos culturales de todo tipo (compulsivos y intencionales) y en realidad, antes de abrir todas esas pestañas, venía a contarte los que tuve este fin de semana largo que acaba de terminar.

-Miré el season finale de la última temporada de Project Runway, uno de mis realities favoritos (y ya dije una vez que me gustan mucho los realities).

-Miré el capítulo más reciente de Broad City. Por dios qué buena es esta temporada. ¿La estás viendo? El capítulo en el que Ileana -una de las dos protagonistas: son dos chicas en Nueva York, tipo Girls pero más extremo, absurdo y trash- va a una sexóloga y descubre por qué hace meses que no tiene un orgasmo es sublime.

-Terminé Mindhunter. Buena serie sobre el momento en el que se empieza a estudiar la psicología de los criminales en vez de simplemente encerrarlos y/o mandarlos a la silla eléctrica. No sé por qué pero sospecho que no te va a gustar jaja. Es como medio solemne y, en algún punto, varonera, aunque le agregan algunos elementos de género medio obligados hoy en día. No sé, ¿la viste?

-Sigo leyendo un libro larguísimo que se llama Spreadable media. Creating value and meaning in a networked culture. Voy de a poco, pero me gusta mucho y pone en duda algunos conceptos medio cristalizados de esta época como “viral”. Y algunas cosas de ficción, pero ya siento que esta lista es aburrida jaja.

¿Vos en qué andás?

TAM: Jaja la verdad ando a mil y a la vez a la cero porque tengo a mi gatito internado por una obstrucción de uretra, horrible pero entiendo que no es tan raro ni tan grave (AMIGXS LECTORXS: si tienen historias de gatitos a los que les pasó algo parecido y les salió re bien por favor escríban y cuéntenme, a mí esas cosas me consuelan). Pensaba en estos días en eso que hablábamos con Margarita de cómo uno se mete en vínculos que son tan trabajosos (sí, hasta el vínculo con un gato puede ser trabajoso y caro cada tanto), pero recién también pensaba esto que decís vos de la economía del tiempo. Yo cada vez estoy más en contra de ese negocio (igual no leí el libro y me imagino que debe estar bueno); supongo que depende de la persona y de las tendencias neuróticas de cada uno. Si sos el tipo de persona (vos no los sos) que se desorganiza y de pronto no llega con las deadlines del trabajo o de la facultad por quedarse paveando, está bueno. Pero me parece que hay otra neurosis muy común hoy que es la compulsión por abarcarlo todo, por estar al día con todo, ser la mejor en todo, y un poco la idea de que el tiempo es algo que hay que estar racionando y ocupando de formas “significativas” todo el tiempo tiene que ver con eso: incluso de pronto el tiempo “libre” aparece como algo a organizar. Pensaba en lo de mi gato porque lo que quiero decir es: una sabe, una se organiza. Cuando aparece algo de lo que te tenés que ocupar y no tenés tiempo de pavear en internet porque tenés que usar el tiempo que te queda de los vaivenes de la clínica para laburar, lo hacés. Una es menos tarada de lo que piensa, menos vaga. Y yo creo que perder el tiempo, sin irse de mambo, está bueno. Cuando yo laburaba más en periodismo gastronómico hablaba todo el tiempo con gente de la industria, y el dueño de una bodega una vez me contó que en todo el mundo, en los países productores vinos particularmente (él se refería ante todo a España y Argentina) las bodegas estaban preocupadas porque se consumía cada vez menos vino. A mí me parecía raro porque en mi ambiente la sensación era que la gente consumía cada vez más, pero el tipo me explicaba: tus amigos consumen cada vez más vino porque mundialmente estamos tratando de mover al vino como objeto aspiracional para reemplazar a los viejos consumidores de vino, que eran los trabajadores de todo tipo, obreros u oficinistas, que en otra época almorzaban con vino o empezaban a tomar un par de copas a las 4 o 5 de la tarde. Eso ya se usa cada vez menos porque las jornadas de trabajo son más largas y la idea de relajarse con una copita durante el mediodía o la tarde ya no está bien vista. En Argentina, me explicaba, nos está yendo relativamente bien con ese reemplazo de consumidores: en España viene costando un poco más. Pero, alcoholismo aparte, me parecía interesante que ese cambio refleja una actitud tanto respecto del alcohol como respecto del tiempo y del trabajo. No solo trabajamos más sino que somos más rígidos con eso de que “durante el trabajo, se trabaja” y después viene “el recreo”. No digo que esté mal ser así, pero tampoco me parece obvio que sea la alternativa más sana. Al menos para mí, que tiendo a entrar en la ansiedad de “cubrirlo todo, abarcarlo todo”. Está bueno que el tiempo y el día tengan agujeros de productividad no elegidos, me parece. No somos máquinas, no somos empresas (aunque a veces como freelancer cueste recordarlo).

Me encanta la revista esta, no la conocía y me gustó mirarla. Me gusta que es una revista femenina no snob pero inteligente, no es necesariamente solo para chicas a las que les gustan las mismas cosas que a mí, pero tampoco te trata de estúpida. No leí el libro ese sobre medios que decís pero lo voy a buscar, estos días anduve pensando mucho en eso (temas que solo nos interesan a los periodistas, pero bueno) porque fui a esta conferencia, Digital Media LATAM 2017, donde se hablaba del futuro de los medios. Si la mano viene como dicen, creo, las noticias no son todas malas: el modelo al que van a apostar cada vez más los medios son las suscripciones, yahí la cuestión del “viral” pierde cada vez más porque nadie paga una suscripción por virales. Un medio hoy tiene que producir contenido de calidad (vuelve el “long-form”, si alguna vez se fue: notas largas, interesantes e investigadas) y generar, por sobre todo, confianza: básicamente, la idea de que “pagá tranquilo que acá no hay fake news”. Eso sería un cambio respecto del modelo de “buscar clics” que, en teoría, venía imperando en los medios. Para todos los que gustamos de escribir y leer, creo, sería una buena noticia, aunque la transición pinta que va a ser compleja, especialmente para los que trabajamos de esto pero también para los que quieren encontrar medios en los que confiar.

Sobre el resto: no me engancho con realities, no tengo idea de por qué, salvo con America’s Next Top Model (yo cuando era chica quería ser, reíte tranquila, “modelo y escritora”. Nunca se me pasó ninguna de las dos aspiraciones, soy fan de las modelos), soy televidente muy ocasional de Broad City (tampoco sé por qué, pero esto lo voy a remediar, es claramente una falla del sistema) y obvio que no me va a gustar Mindhunter, no me engancho con nada criminal, nunca jamás. Estoy tratando de mirar Top of the Lake y me engancha por el universo bizarro que tiene, se mezclan internas de pueblo, poblaciones aborígenes y violaciones, pero si no fuera por eso imposible que me interese. ¡Ah! Sí estuve leyendo mucho una revista que descubrí muy recientemente, The New Inquiry. Me encantó esta nota sobre tendencias activo/pasivo en el mundo gay, muy bien escrita, muy jugada y el periodismo de sociedad que me gustaría leer siempre: tendencias reales, conversaciones reales https://thenewinquiry.com/top-or-bottom-how-do-we-desire/

LUCHI: “Modelo y escritora” me parece la mejor inscripción para tarjeta personal (¡o epitafio!) que escuché jamás.

Me encanta que pienses que no soy de las personas neuróticas que les cuesta cumplir un deadline. Este año vi las diez temporadas de Friends enteras en el tiempo en el que tenía que escribir una nota de 17 mil caracteres que, por motivos que no vienen al caso, me estresaba particularmente. Es verdad lo de que somos muy buenos para el ocio (¿qué era aburrirse? Ya ni me acuerdo) pero organizamos hasta eso, por el afán de abarcarlo todo.

Sobre el libro: en realidad no es tan sobre medios sino sobre industrias culturales. Se pregunta mucho por el lugar del consumidor, al que la retórica de Internet 2.0 le asignó también el lugar de productor (“Hoy todos producimos contenidos”). Sin llegar a conclusiones terminadas, y con muchos casos de estudio yfundamentos, analiza cómo la cultura colaborativa, comunitaria, de “regalar” contenidos a una comunidad creada en torno a un género o lo que sea, se encuentra con la cultura de mercado de la mass media, cómo conviven a veces, cómo chocan otras. Cuenta, por poner dos ejemplos muy random entre miles, sobre la vez que fans de Mad Men crearon cuentas de Twitter de algunos personajes y el canal hizo que las bajaran (una decisión que imagino que hoy no tomarían, o probablemente ellos mismos lanzarían las cuentas de los personajes), y sobre una película de zombies cuya grilla de rodaje se va completando con contribuciones de la comunidad. Ponen tipo: escena de zombie cortándole la cabeza a una mujer en una esquina mientras llueve, y alguien desde algún lado manda una escena de un zombie cortándole la cabeza a una mujer en una esquina mientras llueve.

Sobre el presente y el futuro de los medios, está bueno el newsletter de Ismael Nafría para tener una pantallazo de qué está pasando en la industria –y, efectivamente, el de las suscripciones pagas viene siendo EL tema en las últimas entregas– y para ver ejemplos de productos periodísticos geniales (o formas de contar las cosas, bah) como este del Tampa Bay Times que me pareció increíble. Mi sensación es que, si bien seguimos en un momento de búsqueda de un nuevo modelo de negocios para sustentar la generación de contenidos periodísticos, la respuesta no va a ser uno solo, sino una combinación entre varios, ¿no?

¡Espero que Carmelo, el gato, ya esté bien!

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