¿Qué hace que una historia sea interesante?

Amigas por correspondencia
Amigas por correspondencia
5 min readApr 20, 2018

LUCHI: Siento que cuando nos juntamos en persona después deberíamos hacer un brief para pegarlo acá y poder seguir la misma conversación sin dejar a fuera a los lectores de estos mails jaja. Bueno, el otro día hablamos sobre qué historias nos resultan más interesantes para leer. Fue largo, pero simplificando muchísimo: para Tam eran las historias de las personas que llevan vidas alejadas de la norma en algún sentido, y para mí era cualquier historia, por más corriente que parezca, siempre y cuando te deje acceder a un lugar sensible y honesto.

Acto seguido, me puse a leer una historia que es cualquier cosa menos corriente y cercana a la norma. Magnetizado, del escritor Carlos Busqued, es una entrevista a Ricardo Melogno, un hombre que en una semana de 1982 asesinó a cuatro taxistas, sin un motivo aparente. Aunque la realización probablemente no lo haya sido -Busqued dice que hizo 90 horas de entrevista, a lo largo de x meses, dentro de una cárcel- el resultado es minimalista. Sacando un poco de contexto con recortes de diarios al principio y una entrevista a una psiquiatra al final, el libro entero es la voz de Melogno, interrumpida apenas por algunas preguntas de Busqued. El discurso es, de verdad, magnetizante. Su manera de hablar y de articular todo lo que le pasó hace que sea difícil de soltarlo. Los grandes temas por lo que transita son la infancia y el afecto, la fe, como catalizador de la locura pero también como escudo, y las instituciones penales, con sus deudas y su desidia pero también con su función de estructura contenedora.

Creo que el libro le da la razón a ambas posturas del primer párrafo de este mail. Es una historia extraordinaria, fuera de los márgenes de cualquier normalidad que podamos habitar nosotras, pero también es interesante porque es la manifestación extrema de cosas que nos pasan a los seres humanos. ¿Qué haríamos con la angustia y la fantasía si no tuviéramos una estructura mental y social que les ponga marco? ¿Cómo sería perder la cabeza?

TAM: Estoy de acuerdo con que desperdiciamos mucho material cada vez que nos juntamos. Me quedé pensando más en la otra mitad de mi argumento: me interesan siempre mucho las vidas por fuera del privilegio. A veces quizás soy dura con la gente que tuvo oportunidades (conmigo misma, que siento que las tuve, también, por supuesto), pero bueno, tienen oportunidades, pueden vivir sin mi beneplácito.

Creo que en parte tiene que ver con lo que no conozco, con lo que he leído menos. Por razones obvias (escribir lleva tiempo, y en general implica tener una biblioteca) la gente que escribe y llega a publicar sus historias suele ser de clase media para arriba, salvo por excepciones que suelen ser notables justamente por eso. Filosóficamente creo en la autoridad de la primera persona: creo que el que vivió algo siempre tiene algo para decir que no se puede aprender investigando o mirando, y por eso me interesa leer historias de gente que tuvo vidas que no tuve ni puedo imaginar tener, cuando se cuentan con honestidad. Creo también que donde hay experiencia, si se sabe contar, es donde desaparecen los prejuicios y puede verse algo que suene más a verdad.

A todo esto, entonces, lo conté estos días en Twitter, quise trabajar una noche detrás de la barra de un bar para contar qué se sentía. En realidad, la nota se iba a tratar de “cómo es la vida detrás de una barra”, pero me di cuenta de que lo que yo podía escribir desde un lugar más honesto (todavía no lo hice, pero será en estos días) era qué puede aprender una persona que trabaja todos los días en un escritorio desde que tiene memoria de un trabajo físico en servicio (como es el de bachera que hice el martes a la noche). No siempre tuve trabajos que me encantaran, fui asistente personal y tuve que comprar regalos y coronas fúnebres para parientes ajenos, pero siempre tuve trabajos de escritorio y orientados aunque fuera muy mínimamente a eso que se entiende por “trabajo intelectual”. La noche que laburé en la bacha lavando copas, retirando cosas sucias, llenando vasos de agua y tomando algún que otro pedido la pasé mucho mejor de lo que había esperado pasarla. Concentrándome en el laburo y en estar en el presente en lugar de limar frente a la compu me sentí mucho más tranquila mentalmente, aunque me cansé un montón físicamente. Me fui a dormir con bocha de sueño, dormí bárbaro. La espalda, contra toda expectativa, me dolía cero, y hoy se lo contaba a mi masajista que me decía que claro, que estar 7 horas moviéndose en realidad es mucho más sano que estar 7 horas sentada.

Estamos acostumbrados, al menos yo, a pensar que el trabajo intelectual es siempre mejor en todo sentido que el trabajo físico, mejor para el que lo hace, menos alienante y menos opresivo, se remunera mejor, es más reconocido socialmente, etcétera. Mucho de esto es cierto (aunque con la precarización de los trabajos creativos hoy un encargado de un restaurante de gama media alta/ alta gana más que un periodista de su misma edad, casi seguro: lo cual no me parece ni mal ni bien eh, justamente yo no creo en esas jerarquías), el trabajo intelectual está (creo yo, injustamente) jerarquizado y privilegiado, pero en realidad me puse a pensar en eso que dice el marxismo de la relación entre especialización, capitalismo y alienación: justamente, yo me divertí lavando copas porque no lavo copas todos los días, no es esa la experiencia que hice. Disfruté del beneficio de tener la cabeza más limpia, que la atención y el esfuerzo pasen por otro lado que por donde pasan en general en mi vida. Pero pensaba que realmente si pudiéramos repartirnos el trabajo de otras maneras (sé que es una archi utopía y que el mundo va en la dirección opuesta, a la especialización más absoluta), lavar copas dos veces por semana y escribir dos veces por semana (para mí), cocinar tres veces por semana y organizar informes otras dos veces (para algún otro) o lo que fuera trabajar podría ser realmente mucho menos alienante para muchos de nosotros.

Todavía no leí el libro de Busqued pero justamente leí en algún lado que decían algo parecido a eso que decís: que te hace pensar que ese chabón no es algo muy distinto de vos. Creo que el punto de las historias interesantes quizás sea ese, ¿no? Mostrarnos algo muy distinto y que podamos encontrar aquello que no es tan distinto.

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