Sobre YouTube, perder el tiempo y la poesía involuntaria de la gente cuando habla

Amigas por correspondencia
Amigas por correspondencia
5 min readMay 11, 2018

LUCHI: El otro día me pregunté cómo sería el canal de un youtuber venezolano hoy. ¿De qué cosas hablarían? ¿Qué mostrarían? Si su canal era sobre cualquier otra cosa (moda, beauty, videojuegos, gastronomía), seguiría siendo sobre eso o sería posible escapar a la actualidad en ese contexto? Dos horas después de hacerme esas preguntas, ya veía borroso por estar tanto tiempo mirando videos en la pantalla del celular y te podía contar cómo conoció al novio una adolescente venezolana, si ya probó marihuana otro y conocía a toda la familia de alguna otra. Muchos de los youtubers que encontré, claro, eran inmigrantes venezolanos en otros países. Una chica, porejemplo, se había sola, sin su familia, a terminar el colegio en Miami yhabía vuelto a Caracas porque extrañaba. Aunque algunos mantenían la temática previa de su canal, en todos la crisis era un tema transversal y terrible.

Alguna otra vez, me colgué mirando videos de gente que contaba cómo atravesaba problemas psiquiátricos en sus canales. Otra, entré en el universo de gente que te muestra su lucha contra el cáncer. También me cuelgo con cosas más livianas, como un peluquero que se graba a sí mismo mirando videos de cortes de pelo y tinturas que salieron mal (me cae muy bien, es una persona muy empática).

Es raro el tiempo que uno pasa con esos consumos medio compulsivos de los que después no habla mucho. Siempre me dejan con sensación de estar perdiendo el tiempo. Y no computan dentro de los consumos culturales conscientes. Como buen ser obsesivo, llevo un registro de los libros que leo. Y puedo llegar el lunes al trabajo y decir: vi tal y tal película. Los otros son como más secretos y espontáneos. Tienen como algo más monstruoso, de haber perdido el control sobre tu propio tiempo. Pero seguro que no son una pérdida de tiempo, sino que son ingredientes dentro de la licuadora de la que resulta mi manera de ver el mundo. Apa.

¿Vos cómo andás? ¿En qué estás (no) perdiendo el tiempo por estos días?

TAM: Jajaj yo justo siempre discuto con mi novio por esto de “mirar videos en youtube”, aunque ni él ni yo consumimos youtubers; él puede quedarse horas mirando trailers y pavadas en youtube, a mí es algo que me pone profundamente nerviosa. Necesito saber que vamos a hacer otra cosa, ver una película, ir a comer, leer un libro o lo que sea, pero siento que es una especie de transición en la vida que es solo pérdida de tiempo. Pero supongo que no es cierto, o no tiene por qué ser así.

El fenómeno Youtubers es algo que me intriga profundamente en teoría pero me aburre en la práctica. Es raro porque me re gusta escuchar a gente común hablando sin pretensiones de su vida. Justo ahora estoy leyendo un libro buenísimo, se llama Buenos días, guapa, de una tal Maxie Wander. El original es en alemán, se tradujo el año pasado en una editorial española, errata naturae; yo lo compré en España pero vi que se consigue acá. Cuestión que en 1977 Maxie Wander publicó este libro sobre la vida de las mujeres en Berlín oriental; el proyecto intentaba mostrar que la vida (interior y exterior) de las mujeres en la Berlín socialista era mucho más jugada yfeminista que en otros espacios, y para eso lo que hizo son entrevistas con mujeres de todas las edades de algo así como 15 a 92 años, y de todos los estratos sociales y profesiones. Hay estudiantes, obreras, profesoras, secretarias, madres de familia, solteras, todo. Ylas entrevistas están ghosteadas (ghosteadas: escritas por un “ghost writer”, aunque en este caso sería Maxie Wander) a modo de monólogos: no te miento, son los cuentos más hermosos que he leído. Es tan poética la gente cuando no quiere más que contarte lo que piensa. Después escribir eso a propósito es dificilísimo, pero la gente no se da cuenta de la cantidad de poesía involuntaria que comete todo el tiempo. Supongo que algo de lo que atrapa de los youtubers debe ser eso también, ¿no? Pero yo todavía no le encontré la vuelta.

LUCHI: Justo vi que Axel Marazzi había escrito en su newsletter, Observando, sobre si estar frente a la pantalla del celular es perder tiempo frente a cosas como estar mirando una película o leyendo un libro. “Es tiempo de ocio: estoy leyendo, mirando series, consumiendo videos que me están enseñando cosas o que simplemente me divierten. Estoy, en resumidas cuentas, culturizándome”: esto que dice es lo que quería decir en el primer mail.

Qué genial ese libro sobre mujeres en Berlín, lo quiero leer ya. Es verdad lo que decís sobre lo poético de la gente que no sabe que está siendo poética cuando habla, sobre lo magnetizante que puede ser prestarle mucha atención a las palabras que alguien dice en voz alta. Una opinión impopular que tengo es que desgrabar entrevistas no está tan mal. Es tedioso, pero en el momento de la charla tu concentración está repartida entre escuchar a la persona que tenés enfrente, pensar la próxima pregunta, preocuparte por si el grabador está funcionando, gestionar el tiempo que te queda, etcétera. En realidad, en ninguna charla y en ninguna circunstancia le podés dedicar tanta atención a las palabras específicas que eligen las personas para contar algo, y al estilo, a la poesía de la oralidad, que cuando desgrabás o mirás a un youtuber o leés un libro como el que estás leyendo vos. Quizás sea eso lo fascinante. Voy a exagerar un montón: es como cumplir la fantasía de ser invisible o ser una mosca y poder acercarte todo lo que quieras a una persona mientras habla para poder examinarla.

Cuando iba al taller de escritura de Santi Llach nos pasaba mucho que alguien terminaba de leer su texto, le preguntábamos algo yenseguida se ponía a contar una historia que quizás en el texto estaba apenas mencionada en una línea pero que era genial, y era genial también la forma en la que la contaba y de repente era unánime que eso era lo que tenía que escribir en realidad. Pero, como creo que dijo Santi también alguna vez, uno mismo es su peor editor. En la escritura y en el habla, supongo.

Yo ahora estoy con The Corrections, de Franzen. Había leído otra novela suya, Purity, y en ambas la estructura es medio la misma: te cuenta varias historias que parece que no tienen tanto que ver entre sí, hasta que en algún momento confluyen. En este caso son las vidas de los miembos de una familia tipo del Midwest estadounidense que, como toda familia tipo, como todas las personas, bah, parecen normales hasta que te acercás. Tiene la efectividad de una buena película comercial, la híper-racionalidad de la literatura estadounidense contemporánea, profundidad en el punto de vista ypoesía en la prosa. Me pasa algo que me pasa con las novelas que me enganchan: el tono y la forma de narrar se apodera de mi propio monólogo interno cuando camino por la calle, estoy en una reunión, hago las compras o voy a tomar una cerveza. Me encanta, por si no se notó.

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