2022

Diego Seara
An Idea (by Ingenious Piece)
3 min readJan 4, 2022

Todas las mañanas despierto a mis hijos con música. Suelo arrancarlos de sus sueños a besos con ritmos country de Taylor Swift o con las canciones pegadizas de Ed Sheeran. Estos últimos días lo hago con Camilo, ya sabes, con la canción esa que dice “si no nos alcanza pal aire te pongo abanicos”. Me gusta pensar que el primer mensaje del día que reciben es un “te quiero” de su papá y de su mamá y una canción optimista. Bonita. Fácil. Pegajosa. Al fin y al cabo así somos en mi casa.

En tiempos de confrontación, de extremismos y de etiquetas me gusta ver que las cosas sencillas siguen triunfando. Que en un mundo en el que mostrarse vulnerable, sensible o donde mostrarse optimista es un acto de valentía, ser “buena persona” es el acto de subversión más punky que podemos mostrar de cara a la sociedad.

Piénsalo, ¿por qué ha triunfado una serie como Ted Lasso? Porque como alguien dijo en algún sitio, ser buena persona es lo más alternativo que se puede ser hoy en día. Y no hablo de posicionarse en cuestiones sociales de una u otra índole, no; hablo de aguantar a alguien la puerta del ascensor y cederle nuestro sitio; hablo de mirar para otro lado con media sonrisa cuando la señora del Mercadona se nos cuela delante de nuestras narices y siente un gozo interior por su pequeña victoria del día; hablo de intentar ser algo bueno y bonito para otra persona que no seas tú mismo.

No hace mucho tiempo alguien me dijo: “de bueno que eres pareces tonto”. ¡Vaya! Resulta que ser bueno es no ser listo. Cuadra mucho en la Españita de la picaresca y el y tú más. Si os digo la verdad no me extrañó nada, cierto es que me molestó un poco que mi cara fuera de tonto según aquellas personas (sí, en plural), ¡pero narices! mi pecado no era tener más cejas que un granjero de Afganistán o que con mi nariz pueda ofrecer una resistencia de 2 newtons al viento, no. Mi pecado era ser bueno sin yo saber exactamente a qué se referían.

Por este tipo de cosas pago internet. Imagen robada sin ningún tipo de pudor en una página de memes cuyo nombre no recuerdo.

Me explico, yo no soy sor Teresa de Calcuta ni mucho menos, no me siento muy orgulloso, pero a veces fantaseo con rayarle el coche a la vecina o algo peor que me da vergüenza reconocer aquí de manera pública. Vale que ella merecería que la enterraran viva con escorpiones en los párpados, pero esa es otra historia. El tema es que no, no soy esa excelente persona que me gustaría ser. A veces respondo mal o escribo un mail con mala baba que acabo borrando después de pensarlo tres o cuatro veces. Lo de rayarle el coche a la vecina ya lo he dicho; y no voy a confirmar ni desmentir que cada vez que me adelantan a 180 km/h, deseo con todas mis fuerzas un control de la guardia civil en el siguiente cruce…

Queda claro que no soy Camilo y Eva Luna, pero sí que me gustaría ser capaz de despertar esa cosa que qué sé yo que hace tilín y dibuja algo calentito dentro de cada una de las personas que nos rodean. Me he dado cuenta de que si el vaso está medio lleno, por una u otra razón acaba llenándose siempre.

Así que, 2022 sólo te pido una cosa, por favor ráyale el coche a la vecina y completa nuestros vasos con tinto de verano.

A veces digo cosas más interesantes (I promise).

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Diego Seara
An Idea (by Ingenious Piece)

UX Designer. El que ríe el último... es porque piensa más despacio.