No todo son consejos
Judá acaba de dormirse después de una hora de luchar contra el sueño. Fue una de esas horas que sientes que duran toda la vida. Una hora. Cuando lo dices en voz alta suena como si nada, pero mientras transcurría yo estaba inmersa en la desesperación.
Hoy es el tercer (y último) de estar solos en casa por primera vez. Uriel viajó el jueves en la tarde y regresa el domingo en la noche. De nuevo, una de esas cosas que suenan como si nada, pero mientras lo estás viviendo te preguntas si sobrevivirás.
“¿Cuándo llega Uriel?”.
“Hoy en la noche”.
“¡Ah, qué bien! Fue un viaje cortito!”.
Sí, sé que tres días “no son nada”. Sé que hay personas cuyas parejas viajan el 70% del año o más. Sé que otros ni siquiera tienen un compañero para compartir la carga.
Pero díselo a la Ana de hace una hora, tirada en el suelo llorando junto a su bebé.
Honestamente me aterraba la idea de tener que sobrevivir incluso un día con Judá sin que su papá estuviera cerca. Y sé que la idea también ponía nervioso a Uriel. Los dos sabemos mantener al bebé con vida, pero llevamos 9 meses trabajando juntos. Siempre hay relevo. Siempre hay ayuda. No tengo que explicar nada; el cambio de estafeta sucede con una sola mirada. No es por nada, pero somos muy buen equipo.
En fin. Solo quería escribir que me siento cansada.
Que pasé un rato llorando en el suelo mientras Judá daba vueltas en su cama sin poder dormir.
Que quisiera dejar de escribir y adormecer mi cerebro con videos de YouTube.
No tengo ningún consejo hoy.
Pero quizá hayas descubierto que no estás solo. Hay otros papás desesperados en el mundo. Otros que solo quieren que llegue la hora de ir a dormir, para empezar de nuevo mañana.
¿Te sientes derrotado? No eres el único. Está bien. Respira profundo, descansa un poco, y sigamos adelante.
“No hay nada en el mundo que valga la pena tener o valga la pena hacer que no signifique esfuerzo, dolor, dificultad”.
— Theodore Roosevelt
