Anécdotas del bondi X: Como lágrimas en la lluvia

Alejandro De Luca
Anécdotas del Bondi
3 min readJan 25, 2016

Pasó hace años y todavía hoy me pregunto: “¿Por qué tuve que mirar?”. Hay imágenes que se prenden a la retina y que no se van más por más tiempo que pase. Algunas de ellas son tan poderosas que transmiten sensaciones que van más allá del sentido de la vista.

Hacer una conexión entre esta anécdota y Blade Runner, un clásico del cine de ciencia ficción es algo que solamente puede salir de una mente enferma como la mía. Bueno, es lo que me sale.

Esta anécdota es profundamente escatológica pero, como todas las que narro en este espacio, no está inventada. Sucedió realmente y omitir detalles al contarla sería como auto censurarme o algo peor, hacerles creer a ustedes, mis lectores, que la realidad es siempre hermosa e impoluta.

Volvía del trabajo seguramente, pero como pasó hace ya varios años puede que haya sido un retorno de la facultad. Iba arriba del 59 en un horario del mediodía o empezada la tarde. A esa hora, para la ida o la vuelta, siempre se viajaba bien.

Venía sentado atrás, del lado izquierdo, donde están los asientos individuales, cómodo, tranquilo, aunque seguramente cansado.

Como fue hace mucho hay detalles que no recuerdo, pero lo que viene a continuación sí.

El 59 en su viaje de regreso al barrio de Barracas, donde termina el recorrido cerca de la cancha de Barracas Central, pasa por Constitución. No se mete en las dársenas sino que dobla por Lima, donde al toque tiene una parada. Luego sigue, recorriendo lo que sería la parte de atrás de la estación de trenes de Constitución. Dos cuadras donde de un lado hay algunos negocios y del otro un paredón inhóspito. Uno de esos lugares donde uno no quisiera estar luego de la caída del sol.

Justo en el medio de esas dos cuadras donde el chofer de turno suele meterle pata al acelerador hay una entrada a la estación cubierta por unas rejas que si bien están oxidadas y en mal estado, al día de hoy siguen vigentes.

Las rejas de Constitución, circa 2015

Pasando estas rejas, o antes, mi recuerdo pierde algo de precisión en ese punto, vi algo que al día de hoy no puedo olvidar.

Había un linyera con el clásico estilo del vagabundo: barba, ropa sucia y vieja que le quedaba grande. Pertenencias varias alrededor. Estaba sentado de cuclillas contra la pared y sobre una caja.

Algo extraño había en esa figura. La persona, la posición, la caja.

No tuve tiempo de desviar la vista. A veces me culpo por haberme quedado mirando, pero lo cierto es que cómo iba a saberlo.

El linyera se paró y descubrí que… había terminado de defecar. Se levantó los pantalones, que se ve que tenía bajos y se hizo a un lado.

I’ve seen things you people wouldn’t believe

“He visto cosas que ustedes no creerían” decía el replicante Roy Batty al final de Blade Runner, cosas majestuosas y espeluznantes, que habían quedado en su retina y en su memoria.

Lo que yo vi fue una imagen muy asquerosa. Tanto la claridad de la imagen, el enfoque, como la sorpresa, la proporción desmesurada de lo consumado, todo conspiró para tallar con surcos profundos un recuerdo inolvidable. Tal es así que el simple color me transmitió textura, consistencia y pestilencia.

¡Qué mal timing! Justo miré cuando se paró. Si hubiera habido un segundo de diferencia mis ojos se hubieran ahorrado eso.

Pero así quedó y quedará en mi interior.

Hasta que algún día esa y otras tantas memorias se pierdan, como lágrimas en la lluvia.

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Alejandro De Luca
Anécdotas del Bondi

Web developer. Ronin. Autodidacta. Linuxero. Creador de @mentesliberadas. Tomo mucho café, escribo y odio los yo-yo's.