Faire avec l’incertitude dans l’Anthropocène // Hacer con la incertidumbre en el Antropoceno.

Une série par Julie Le Gall.

École Urbaine de Lyon
Anthropocene 2050
15 min readFeb 9, 2020

--

Episode 1 : “Réflexions à partir d’un hommage funèbre aux victimes non humaines des incendies en Amazonie” par Pablo Méndez, plasticien.

Dans cette série, Julie Le Gall, enseignante-chercheuse à l’ENS de Lyon et actuellement chercheure en délégation au CNRS — Centre d’études mexicaines et centraméricaines (Mexico), propose d’aborder l’incertitude dans et de l’Anthropocène à partir de rencontres et de cas d’études issus de ses travaux de recherche en Amérique latine. Elle inaugure la série par un entretien avec Pablo Méndez, artiste argentin contemporain, en version originale espagnole puis dans une traduction française de travail.

En esta serie, Julie Le Gall, profesora e investigadora de la École normale supérieure de Lyon, actualmente en sabático en el Centro de estudios mejicanos y centramericanos (México), propone abordar la incertidumbre en y del Antropoceno a partir de encuentros y estudios de casos desarrollados a partir de sus investigaciones en América latina. Inaugura la serie con una entrevista con Pablo Méndez, un artista argentino contemporáneo, en la versión original en español y luego en una traducción al francés.

© Candela Sotos, Bruno del Giúdice. 2019

Pablo Méndez propuso un taller con la temática “Tiempos del Antropoceno, tiempos inciertos” durante la Primera Escuela latinoamericana sobre el Antropoceno urbano que la École urbaine de Lyon organizó junto a la Universidad Nacional de San Martín y el Institut français d’Argentine en Buenos Aires en julio de 2019. En noviembre de 2019, en el marco del Primer ciclo cultural y artístico sobre el Antropoceno urbano, junto a Nahuel Martínez y Candela Sotos, artistas contemporáneos, prolongó esta primera colaboración, dirigiendo un taller de creación de una obra en homenaje a las víctimas de los incendios en la Amazonas, inaugurada en el jardín botánico de Buenos Aires Carlos Thays. La obra, efímera y colectiva, cobró forma al pie de un Horco Cébil, una especie de árbol tropical. Se inauguró el 30 de noviembre de 2019. La inauguración de la obra dio lugar a la producción de dos ediciones artísticas y de un video, cuyas urls se encuentran después de la entrevista realizada por Julie Le Gall, el 15 de diciembre de 2019.

Pablo, en el marco del primer ciclo artístico y cultural sobre el Antropoceno urbano propusiste una obra efímera y colectiva en el jardín botánico Carlos Thays de Buenos Aires en homenaje a las víctimas de los incendios en la Amazonas. Contanos el origen y el proceso de creación de la obra. ¿Cómo elegiste el tema ? ¿Por qué una obra efímera y colectiva? ¿Qué te llevó a proponer una obra en el Jardín botánico?

“Vivir entre incendios, el Amazonas y el Antropoceno”, nace de una temática que quedó irresuelta, pero con ganas de profundizar desde la Primera Escuela latinoamericana sobre el Antropoceno urbano: la muerte, los desaparecidos a los que hace referencia Donna Haraway en Making kin in the chthulucene[1] [Generando relaciones de parentesco en el chthuluceno]. Es decir, aquellos muertos no contabilizados, los desaparecidos que no pasarían a descomponerse porque no habría un cuerpo que pudiese pudrirse y pasar a ser parte del compostaje terrestre. Este punto, en verdad, tiene mucho que ver con mi relación con el concepto de Antropoceno: considero que anuncia la inminencia de la desaparición de nuestra especie en el planeta Tierra. Una de las formas sobrellevarlo es aprendiendo a vivir y morir con el resto de los habitantes del planeta, buscando justicia ambiental multi-especies, considerándolas en el mundo que uno compone con éstas. Por esto mismo me parecía que pensar una obra para realizar en conjunto, que buscase crear/criar frente el ecocidio -producto de las quemas de distintos territorios naturales para pasar a una explotación agrícola ganadera- era pensar una forma de reunir sensibilidades, intereses, voluntades y curiosidades en común. El grupo de personas que participaron del taller se sentían convocado por la emergencia (urgencia incendiaria). Ellas creen que en las cenizas se pueden seguir haciendo cosas.

La condición efímera tenía que ver en poder asumir el paso del tiempo de manera orgánica, del tiempo como concepto humano. El tiempo (también como clima), los habitantes humanos y no humanos del Jardín Botánico se encargarían de que fuera efímera desintegrándola. Pensar en la permanencia es pensar en contrasentido de lo natural en constante cambio y transformación. El Jardín Botánico como producción moderna, permitía re-elaborar la ilusión de control de la naturaleza vegetal (de la cual se vanagloria con especímenes de distintos rincones del mundo puestos los unos junto a los otros). Crear algo allí me parecía disruptivo frente a la idea de colonización de la naturaleza era una forma de hackear el modernismo, en co-acción con un instrumento del modernismo.

[1] HARAWAY, Donna: “Making kin in the chthulucene: reproducing multispecies justice”; Making kin not population. Chicago: Prickly Paradigm Press. 2018.

En tu proceso artístico, cómo trabajás / trabajaste la noción del Antropoceno ?

Desde 2013 circunda en mi obra una mirada holística del mundo, intentando integrar el punto de vista de otros participantes del planeta, humanos o no, buscando una expresión no logocéntrica ni antropocéntrica, indagando sobre las posibilidades de lograrlo. Creo que el concepto de Antropoceno para mí es un punto de partida que pone en jaque la comodidad (para algunos) de la situación capitalista a la que llegamos. En ese sentido, creo que una plataforma que nos incomoda bastante pero que me parece a su vez de lo más fructuosa es el arte contemporáneo. La inespecificidad temática, matérica y conceptual del arte contemporáneo permite los cruces de disciplina, e incluso llegar a una suerte de pos-disciplina donde el trabajo en común no toma como base la discriminación de los orígenes de cada conocimiento, sino las formas en que los conocimientos en igualdad puedan ampliar y potenciar las capacidades expresivas de un grupo. Suelo trabajar con gente de diversas disciplinas, provenientes de las ciencias duras, de humanidades, así como con otros artistas. Esencialmente, desde mis 18 años trabajo con poblaciones en riesgo (como se suele llamar a quienes habitan las Villas miseria en buenos aires, hospitales o estructuras intermedias psiquiátricas en Arles y Marseille) generando plataformas vinculares, creando una comunidad que pueda trabajar en conjunto sobre el bienestar a través formas de expresividad en común. Así lo he hecho de manera voluntaria, así como remunerada y pensando en un plan de integración socio-económico-cultural desde el gobierno de la ciudad de buenos aires, pensando las problemáticas que pueden ser abordadas a través del arte, sirviéndose del mismo como estructura base para empezar a construir. Creo que la colaboración es una de las mejores formas de hacer con una etología à la Deleuze, pensando en las “maneras de ser/estar” en el planeta [2]. A su vez, el arte como “sistema de investigación” se reúne con los principios forjadores de las ciencias: la curiosidad, el vínculo con una otredad, y el deseo de ir hacia dónde lo pueda llevar su investigación. La creatividad prepondera en ambos espacios de inventividad e intenta huir de las exigencias del mercado.

[2] “La etología en el sentido más rudimentario es una ciencia práctica, ¿de qué? Una ciencia práctica de las maneras de ser. La manera de ser es precisamente el estatuto de los entes, de los existentes, desde el punto de vista de una ontología pura.” Deleuze, Lecturas. (http://reflexionesmarginales.com/3.0/wp-content/uploads/2013/01/Gilles-Deleuze-Curso-Sobre-Spinoza.pdf)

© Candela Sotos, Bruno del Giúdice. 2019 (légende : L‘oeuvre est le résultat de trois ateliers participatifs avec des marches, des discussions et des observations).

Participaste en la Primera Escuela latinoamericana sobre el Antropoceno urbano, ¿qué aportó a tu trabajo artístico la noción de Antropoceno urbano? ¿por qué era importante para vos armar la obra en el jardín botánico, en el corazón de la Ciudad de Buenos Aires, cuando se trataba de una obra sobre el Amazonas?

Participar en la Primera Escuela latinoamericana sobre el Antropoceno urbano me permitió acercarme a colegas, tanto locales como extranjeros, interesados en ver qué tipo de incidencia tenía el Antropoceno en el entorno urbano. Honestamente, siento que lo que más me marcó de la escuela fue un cruce de experiencias y vínculos que me permitieron abrir el juego a pensar, qué podemos pensar diferentemente en conjunto. La dinámica de la escuela me hizo volver a poner en jaque los espacios donde el Antropoceno se pavonea en el centro de las megalópolis: los jardines botánicos, los zoológicos, los museos de ciencias naturales, los museos de historia, etc. Inscripciones urbanas de las formas de dominación que se ejerce sobre la naturaleza como lo distinto a lo humano. Pero no sólo se encuentran en estas instituciones. Las múltiples insurrecciones no humanas (inundaciones, incendios, etc.) dan cuenta de que las megalópolis están instaladas sobre la naturaleza, y que por más pavimento que se ponga, el agua emergerá por otro lado. En verdad vivimos en medio de un entorno natural camuflado por edificios y cemento. Creo de todas formas que dentro de las “instituciones del Antropoceno en el entorno urbano” hay múltiples aliados para poder trabajar en conjunto. Por esto mismo realizar esta intervención en el Jardín Botánico tras el consenso y diálogo con la curadora del mismo me pareció una operación más que pertinente para solidificar vínculos y posicionamientos frente a la crisis que estamos viviendo.

El disparador del ciclo artístico y cultural fue “hacer con la incertidumbre”. ¿Cómo vinculás el Antropoceno con la incertidumbre? ¿Cómo el trabajo, el acercamiento a la incertidumbre nos permite transitar, vivir, habitar el antropoceno?

Como ya evoqué, mi relación con el concepto de Antropoceno tiene más que ver con la inminente desaparición de nuestra especie en el planeta Tierra. Esta forma de pensarlo nos deja perplejos frente a las preguntas ¿cuándo?, ¿cómo? y ¿qué hacer? Incertidumbre por excelencia. Habitar en este momento, es preguntarse ¿qué queda por habitar y cómo hacerlo?. Si “Otro mundo es posible” [3] quizás tiene más que ver con la manera de habitarlo, expandiendo el entendimiento de los límites de nuestro mundo. ¿Cómo podemos ampliarlo e incorporar aquel del resto de los habitantes? Esa respuesta, se convierte en la pregunta misma: ¿cómo hacer para habitar el mundo de otra manera?. Aquí, nuevamente, debo decir que pienso que vivir-con esa incertidumbre, hacer-con la incertidumbre es como propuso Donna Haraway, quedarse con el problema. Esa, es una forma de resistir.

[3] STENGERS, Isabelle y GUIGNARD, Philippe: La brujería capitalista. Buenos Aires: hekht, 2018.

  • Leer el libro de artistas electrónico: “Vivir entre incendios: relato de una aventura fúnebre entre el Antropoceno y el Amazonas.” Autores: Pablo Méndez, Candela Sotos, Nahuel Martinez, Juan Carlos Urrutia, Julie Le Gall. Buenos Aires, 2019.
  • Leer el libro de artistas electrónico: “Vivir entre incendios: el Amazonas y el Antropoceno bajo la sombra de un Horco-Cébil. Documentación del Primer ciclo cultural y artístico sobre el Antropoceno urbano.”Autores: Pablo Méndez, Candela Sotos, Nahuel Martinez, Julie Le Gall. Buenos Aires, 2019.

Ver el video “Vivir entre incendios: el Amazonas y el Antropoceno bajo la sombra de un Horco Cébil”. Video y fotos: Candela Sotos y Bruno Del Giúdice Montaje video y sonido: Candela Sotos.

Biografia : Pablo Méndez (N. Buenos Aires, 1988) es un artista contemporáneo y hasta recientemente coordinador los programas pedagógicos del Instituto de vivienda de la Ciudad de Buenos Aires (institución a cargo de la reurbanización de villas en la ciudad). Se formó en la École Nationale Supérieure de la Photographie de Arles en Francia y de manera independiente con distintos teóricos del arte y de la filosofía, tanto en Argentina como en Francia y Bélgica. Abordó la temática del Antropoceno desde la docencia, viendo la incidencia en otras disciplinas de pensamiento y creación, con una base en el arte contemporáneo.

***

Traduction française

Entretien avec Pablo Méndez, artiste argentin contemporain, coordinateur de l’œuvre “Vivir entre incendios, el Amazonas y el Antropoceno” [“Habiter au cœur des incendies, l’Amazonie et l’Anthropocène”], inaugurée à Buenos Aires le 30 novembre 2019.

En juillet 2019, Pablo Mendez a proposé avec Julie Le Gall un atelier sur “Temps de l’Anthropocène, temps incertains” lors de la première école latino-américaine sur l’Anthropocène urbain, que l’École urbaine de Lyon a organisée avec l’Université nationale de San Martín et l’Institut français d’Argentine à Buenos Aires. Cette première collaboration s’est prolongée en novembre 2019 au Jardin botanique de Buenos Aires “Carlos Thays” dans le cadre du Premier Cycle culturel et artistique sur l’Anthropocène urbain. Avec les artistes contemporains Nahuel Martínez et Candela Sotos, Pablo Méndez y a dirigé un atelier afin de créer une œuvre en hommage aux victimes non-humaines des incendies en Amazonie, qui avaient particulièrement marqué les populations latines en août 2019. Cette œuvre, éphémère et collective, a pris forme au pied d’un Horco Cébil, une espèce d’arbre tropical. L’inauguration s’est poursuivie par l’édition de deux livres d’artistes et d’une vidéo que vous pouvez découvrir en cliquant sur les liens sous l’entretien. Propos recueillis par Julie Le Gall, le 15 décembre 2019.

Pablo, dans le cadre du Premier Cycle artistique et culturel sur l’Anthropocène urbain, vous avez proposé au Jardin Botanique de Buenos Aires “Carlos Thays” une œuvre en hommage aux victimes non humaines des incendies en Amazonie. Parlez-nous de la genèse de l’œuvre. Comment avez-vous choisi le thème ? Pourquoi une œuvre éphémère et collective ? Qu’est-ce qui vous a donné envie de la créer au Jardin botanique ?

L’oeuvre “Vivir entre incendios, el Amazonas y el Antropoceno”, est née d’un thème resté en suspens lors de la Première École latino-américaine sur l’Anthropocène urbain et que j’avais envie d’approfondir : la mort et, plus particulièrement les disparus dont parle Donna Haraway dans Making kin in the chthulucene [1]. Ces disparus, sont les morts non comptés, ceux qui ne peuvent pas se décomposer : l’absence de corps fait qu’ils ne peuvent ni pourrir, ni venir alimenter le compost terrestre. Ce travail fait écho à ma conception de l’Anthropocène : c’est une époque qui annonce la disparition imminente de notre espèce sur la planète Terre. L’une des façons de faire avec / dans l’Anthropocène serait alors, à mes yeux, d’encourager une justice environnementale multi-espèces, en considérant qu’elles sont dans ce même monde, avec lequel nous composons nous aussi.

En ce sens, il m’a semblé que la réalisation d’une œuvre commune était une façon de réunir des sensibilités, des intérêts et des souhaits communs et de rendre compte d’un processus de création face à l’écocide qui résulte de la mise à feu de différents territoires naturels pour les transformer en espaces d’élevage. Les participants de l’atelier se sont sentis interpellés par l’urgence de la situation (et l’envie de créer une autre étincelle). Ils croyaient que des cendres pouvaient émerger d’autres choses, d’autres matières, d’autres vies.

L’œuvre devait avoir un caractère éphémère pour montrer notre capacité à assumer le passage organique du temps. Le temps (dans toutes les acceptions du terme, y compris météorologique), les habitants humains et non humains du jardin botanique veilleraient, de toutes façons, à ce que l’œuvre soit éphémère. Penser la permanence, ce serait penser à rebours d’un élément naturel qui change et se transforme constamment. L’emplacement du Jardin botanique me permettait de jouer sur l’illusion de contrôle de la nature végétale, le jardin se vantant de ses spécimens issus des quatre coins du monde, posés comme par magie les uns à côté des autres. Proposer une création en ce lieu, c’était venir perturber l’idée d’une possible colonisation de la nature, c’était aussi hacker le modernisme à l’aide d’un instrument du modernisme lui même (le jardin botanique).

[1] HARAWAY, Donna: “Making kin in the chthulucene: reproducing multispecies justice”; Making kin not population. Chicago: Prickly Paradigm Press, 2018.

Dans votre démarche artistique, comment avez-vous travaillé la notion d’Anthropocène ?

Depuis 2013, mon travail s’inscrit dans une vision holiste du monde. J’essaie d’intégrer le point de vue des autres acteurs de la planète, humains ou non humains. Je cherche une expression non-logocentrée ou anthropocentrée et j’étudie les possibilités d’y parvenir. Je crois que le concept d’Anthropocène est un point de départ qui met en échec le confort (pour certains) de la situation capitaliste à laquelle nous sommes arrivés. En ce sens, je pense que l’art contemporain est une plateforme qui à la fois nous met assez mal à l’aise et semble aussi très féconde. L’absence de spécificité thématique, matérielle et conceptuelle dans l’art contemporain permet des croisements disciplinaires, voire une sorte de post-discipline où le travail en commun ne se fonde pas sur la discrimination des origines de chaque savoir, mais sur la façon dont les points communs aux savoirs peuvent élargir et renforcer les capacités d’expression du groupe.

Je travaille habituellement avec des personnes de différentes disciplines: des sciences dures, des sciences humaines, ainsi qu’avec d’autres artistes. Depuis mes 18 ans, je travaille pour l’essentiel de mon temps avec les « populations à risque » (c’est ainsi que l’on nomme en général les habitants des villas miserias, les patients des hôpitaux et institutions psychiatriques). Je cherche à générer des lieux de lien, en créant une communauté qui puisse travailler ensemble sur des formes d’expression communes. Je l’ai fait comme volontaire et à titre personnel ; je l’ai fait aussi en travaillant pour la municipalité de Buenos Aires à un plan d’intégration socio-économique et culturelle qui s’appuie sur les problématiques que l’art et la culture peuvent aborder. L’art est alors mobilisé comme une structure basique pour commencer à co-construire. Je crois que la collaboration est l’une des meilleures façons de faire, avec une éthologie à la Deleuze [2], en pensant aux « manières d’être » sur terre. De même, l’art considéré comme une “forme de recherche” rencontre les principes qui forgent la science : la curiosité, le lien avec l’altérité, le désir d’aller là où le questionnement mène. La créativité prévaut dans les deux espaces d’inventivité et tente d’échapper aux exigences du marché (qui, lui, est caractérisé par son intransigeance).

[2] “L’éthologie, selon lui, serait « la science pratique des manières d’être », c’est-à-dire l’étude de ce dont les êtres sont capables, des épreuves qu’ils peuvent endurer, de leur puissance. Un diamant est un être d’une exceptionnelle dureté, c’est la puissance du diamant. Un chameau peut s’arrêter de boire pendant plusieurs jours, c’est la puissance du chameau.” DESPRET, Vinciane: « “LES MOUTONS ONT DES AMIS ET DES CONVERSATIONS”. Comment les animaux désarçonnent la science. Entretien avec Vinciane Despret » Publication en ligne, consulté le 6 janvier 2020. https://www.jefklak.org/les-moutons-ont-des-amis-et-des-conversations/

Vous avez participé à la Première École latino-américaine sur l’Anthropocène urbain, en quoi la notion d’Anthropocène urbain a-t-elle contribué à votre travail artistique ? Pourquoi réaliser l’oeuvre dans le jardin botanique, au cœur de la ville de Buenos Aires, alors qu’il s’agissait d’un travail sur l’Amazonie ?

La participation à la Première École latino-américaine sur l’Anthropocène urbain m’a permis de me rapprocher de collègues locaux et étrangers intéressés par le type d’impact que l’Anthropocène a sur l’environnement urbain. J’ai l’impression que l’École a été un croisement d’expériences et de liens qui m’a permis d’ouvrir la réflexion sur le fait qu’ensemble, nous pouvons penser différemment. La dynamique de l’École m’a fait remettre en question les espaces où l’Anthropocène se pavane au centre des mégalopoles : les jardins botaniques, les zoos, les musées de sciences naturelles, les musées d’histoire,… comme des inscriptions urbaines des formes de domination exercées sur la nature, définie par sa différence avec nous. Mais au-delà des institutions, les nombreuses insurrections non humaines (les inondations, les incendies,…) montrent que les mégalopoles sont installées « sur la nature », et que quelle que soit la quantité de revêtement de sol posé, l’eau réapparaîtra de toutes façons. Nous vivons en effet au milieu d’un environnement naturel camouflé par des bâtiments et du ciment. Je crois cependant que les “institutions de l’Anthropocène en milieu urbain” recèlent de multiples alliés pour travailler ensemble. En ce sens, après l’accord des autorités du Jardin botanique, il m’a semblé plus que pertinent d’y réaliser notre œuvre collective, dans le but de consolider les liens et les positionnements des uns et des autres face à la crise que nous pensons, que nous traversons.

Le thème de lancement du cycle artistique et culturel a été « Faire avec l’incertitude ». Comment associez-vous l’Anthropocène à l’incertitude ? Comment le travail sur l’incertitude peut-il nous permettre de transiter, de vivre, d’habiter l’Anthropocène ?

Comme je l’ai déjà mentionné, ma relation avec le concept d’Anthropocène tient à la disparition imminente de notre espèce sur la planète Terre. Cette façon de penser nous laisse perplexe face aux questions « Quand ? », « Comment et que faire ? », sources d’incertitude par excellence. Habiter ce moment, c’est se demander : que reste-t-il à habiter et comment le faire? Si “un autre monde est possible” [3], cela tient peut être plus à la façon dont nous habitons le monde, à la compréhension des limites de notre monde. Comment pouvons nous en étendre les limites et y incorporer le reste des habitants ? La réponse est dans la question : comment pouvons-nous habiter le monde d’une autre façon ? Là encore, il s’agit de vivre avec cette incertitude, de faire avec l’incertitude et, en suivant ce que propose Haraway, d’habiter le trouble. Et cela, c’est une façon de résister.

[3] STENGERS, Isabelle y GUIGNARD, Philippe: La sorcellerie capitaliste: pratiques de désenvoûtement, Paris, La Découverte, 2007

  • Lire le livret d’artiste au format électronique : « Vivir entre incendios: relato de una aventura fúnebre entre el Antropoceno y el Amazonas. » Auteurs : Pablo Méndez, Candela Sotos, Nahuel Martinez, Juan Carlos Urrutia, Julie Le Gall. Buenos Aires, 2019.

Lire le livret d’artiste au format électronique : “Vivir entre incendios: el Amazonas y el Antropoceno bajo la sombra de un Horco Cébil. Documentación del Primer ciclo cultural y artístico sobre el Antropoceno urbano.” Auteurs : Pablo Méndez, Candela Sotos, Nahuel Martinez, Julie Le Gall. Buenos Aires, 2019.

Voir la vidéo “Vivir entre incendios : el Amazonas y el Antropoceno bajo la sombra de un Horco Cébil”. Video et photos : Candela Sotos et Bruno Del Giúdice Montage son et vidéo : Candela Sotos. Buenos Aires, 2019.

Biographie de Pablo Mendez :

Pablo Méndez (né à Buenos Aires en 1988) est artiste contemporain. Il était jusqu’à récemment le coordinateur des programmes pédagogiques de l’Instituto de vivienda [institut du logement] de la ville de Buenos Aires (institution chargée du réaménagement des villas, les quartiers populaires informels, de la ville centre). Il s’est formé à l’École nationale supérieure de la photographie à Arles, en France et, de manière indépendante, auprès de divers théoriciens de l’art et de la philosophie en Argentine, en France et en Belgique. Il a abordé le sujet de l’Anthropocène sous l’angle de l’enseignement, avec une base issue de l’art contemporain, après avoir fait le constat de l’impact du concept d’Anthropocène sur d’autres disciplines de la pensée et de la création.

Traduction de l’espagnol (Argentine) par Julie Le Gall.

--

--

École Urbaine de Lyon
Anthropocene 2050

L’École Urbaine de Lyon (EUL) est un programme scientifique « Institut Convergences » créé en juin 2017 dans le cadre du Plan d’Investissement d’Avenir.