Messi y el éxito

Apuntes de Rabona
Apuntes de Rabona
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3 min readJul 1, 2016

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Por: Jorge Emilio Mendoza Piña (@georgehatetweet)

“Más devastadora que la cocaína es la exitoína. Los análisis, de orina o de sangre, no delatan esta droga”. Eduardo Galeano.

Hace tiempo que Galeano le dedicó letras tan acertadas, tan sinceras y tan reales a Diego. Ahora como si fuese herencia del 10 en la albiceleste, Maradona le ha otorgado esta droga a Lio. No la pidió, no la añoraba, no la ansiaba, simplemente quería jugar para su país. Pero siendo argentino, no tenía ni idea de lo que soñaba, no sabía que representaba los mismos deseos de unos 30 millones de compatriotas. Hoy le exigen ganar, le exigen conquistar y le exigen que no regrese si no gana y más tarde le piden que regrese.

Le imploran que no abandone a su país pero el ‘pibe’ ha salido caliente, con el corazón inconsolable, a punto de reventarle el pecho y se le ha acumulado la impotencia, la rabia y el hartazgo. Igual que ‘el Diego’ en el 90, ha renunciado a representar a su patria. No cabe duda, Maradona es el argentino más influyente que hay en la tierra y en la cancha. Es tan importante, que en homenaje a su futbol, le han erigido una estatua, pequeña de estatura pero similar a él, con un enorme futbol en la misma zurda. Esta estatua vive, dribla rivales, esquiva patadas, anota de tiro libre y falla penales.

El más grande homenaje a Diego se llama Lionel Messi. Nadie ha estado tan cerca de alcanzar la misma gloria que alcanzó Maradona y por eso mismo los argentinos no conciben cómo alguien que tiene la oportunidad que todos ellos anhelan, la ‘deja pasar’. Pero no ha sido culpa del ‘10’, dice Valdano:nada de lo que haga bastará para que Argentina lo santifique.”

Messi no juega finales para alcanzar la gloria, sino para que lo perdonen.

No se sabe muy bien el qué. Si Argentina gana se atenuará su condena y, en este nuevo matrimonio entre fútbol y política, nos parecerá más patriota.” y dice bien.

Ahora, tras el anuncio de su retiro, el pueblo argentino ha cambiado de opinión. Aún cuando días antes subrayaron las palabras de (un bipolar) Maradona y segundos después de que fallase el penal, ya lo llamaban pecho frío.

Todo parece indicar que Messi ha destrozado récords y redes; ha eludido a muchos defensas, pero lo sigue la vehemencia de una marca férrea, temido por cualquier jugador de su país, una sombra inigualable y es la comparación con Maradona.

Aún si ganara un mundial, se le reprocharía a Messi no haber anotado el gol del siglo, o no haber recuperado las Malvinas. Sólo un milagro de Dios lo salvaría de la hoguera en Buenos Aires. Acto seguido -ignoro cómo sucedió- Maradona ha salido a defender a Lio y con él ha salido Ruggeri, ha salido Bilardo y aquella generación del México 86; acompañados de Macri y el pueblo argentino que lo había criticado, las calles del Río de la Plata convocan a Messi para que siga jugando con la albiceleste. Y es que para mi es claro que la ‘exitoína’ le ha brindado una de las lecciones más importantes: el fútbol es uno de los deportes más bellos… y más injustos.

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