Hackeá El Default.

Santiago Siri
Argentina Potencia
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3 min readJul 30, 2014

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No hay que pedirle permiso a nadie.

Ni al banco que todavía te chamuya por televisión para que te olvides sobre lo que pasó aquella vez que se quedaron con todos tus ahorros.

Ni al gobierno nacional que te jura que la culpa de la inflación la tienen los especuladores mientras expropia una imprenta de moneda a dueños desconocidos.

Ni a Magnetto, Victor Hugo, Lanata o esos illuminati que se sientan en 678 a explicarte cuantos pares son tres botas mientras el mundo entero esta cambiando sus reglas.

Ni al juez yanqui que se encapricha con la Argentina poniendo al borde del abismo nuestra soberanía (que no deja de ser un tanto extraña si se considera que a las reservas las tenemos en dólares).

Empezar a usar Bitcoins puede volverlos obsoletos a todos.

Una computadora no es otra cosa que una máquina universal: una máquina capaz de transformarse a sí misma en cualquier tipo de máquina. Y en el tiempo donde pasaron de ocupar un salón entero a caber en la palma de la mano, se fueron volviendo personales: el poder de usarlas es tuyo y de nadie más.

Por eso cuando estas máquinas se conectaron en red empezó a perderse la necesidad de intermediarios: es el propio software que llevan adentro lo que determina que se puede o no se puede hacer. Esa es su verdadera (¿y única?) ley. Y a medida que se masificó el uso de internet, estas máquinas universales comenzaron a emular una clase de dispositivos muy particular: las tecnologías sociales como el correo, la moneda y el voto. Bajando los costos de organización drásticamente, internet puede cumplir la tarea que antes realizaban el servicio postal, los bancos o los estados sin necesidad real de pedirles su autorización.

La ambición de ser un burócrata debería irse volviendo un absurdo con el tiempo. Políticos o banqueros no debieron nunca haberse vuelto profesiones especializadas para que unos pocos se aprovechen del resto. Sino que deben ser roles que todos adoptamos cuando asumimos la responsabilidad de definir que sociedad queremos o administrar el valor que generamos.

Cada vez hay más opciones:

  1. Si consideras que lo mejor es usar billetes, podes conocer el mismo poder que tuvo Amado Boudou y con tu propia impresora generar papeles respaldados en Bitcoin para usarlos como propina, intercambiar por lo que se te ocurra o mostrárselo a aquellos que todavía necesitan tocar las cosas para entenderlas.
  2. Si te importa chapear en una transacción económica mostrando una tarjeta de tu billetera, ya existen opciones que te permiten debitarle a cualquiera en su propia moneda mientras vos haces el gasto con tus Bitcoins.
  3. Si cobraste unos mangos en otro continente y necesitas traerlos para acá, o te vas de viaje y necesitas llevártelos para allá; ningunas de las trabas “lingüisticas” que existen entre las monedas tradicionales aplican al Bitcoin: es universal y ya hay servicios de todo tipo.

No hay elemento o función de la economía tradicional que no pueda ser reemplazado por este sistema financiero. Y lo único que se necesita para empezar a usarlo es animarse (y en esta etapa también animar a otros).

Si cada uno es el medio, entonces no hay medios.

There’s no spoon Neo.

Por eso, no vuelvas a pedir permiso para hacer valer tu plata.

Ellos nunca te lo pidieron.

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