Más papistas que @Pontifex. 

Sobre la oportunidad del soft-power argentino y el liderazgo de Francisco en un mundo con valores en crisis.

Santiago Siri
Argentina Potencia

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Argentina por primera vez en su historia cuenta con algo que muchas naciones invierten fortunas para poseer. Soft power (o poder blando) es el concepto que el académico Joseph Nye usó para referirse al estilo contemporáneo de influencia de las principales potencias del mundo. Algunos ejemplos son el rol de Hollywood para reforzar la cultura Estadounidense o la importancia de los Juegos Olímpicos para una ciudad. En síntesis: la capacidad de persuasión cultural que un Estado posee.

El Anillo del Pescador que usan los papas. En él, San Pedro sostiene una llave con su mano derecha simbolizando las puertas del cielo; y con su mano izquierda sostiene una red.

Cuando el Papa Francisco I es elegido Persona del Año para la revista Time, es un hito que objetivamente refleja un record de influencia por parte de un argentino. Uno que ya se trata del único monarca europeo que ejerce poder y que hasta hace poco era desconocido para muchos dentro de su país. Que no haya duda alguna: esta es la oportunidad mas grande que se nos ha presentado como sociedad para demostrar de que somos capaces.

En los cruces de ideologías y las trincheras sociales, entre las exigencias del hombre y mensaje cristiano allí han estado y están los jesuitas.
Pablo VI (1975)

Lo asombroso del Papa tiene que ver con su origen tanto desde el “fin del mundo” como de la escuela Jesuita. Como evidencia su nombre, los jesuitas buscan expresar la obra de Jesús encarnando su ejemplo y prédica. Para ellos “Dios no es un ser lejano o pasivo, sino que está actuando en el corazón de la realidad, en el mundo, aquí y ahora; eso es lo que representa la Encarnación de Dios en un ser humano, Jesús de Nazaret”. En algún punto, son el “movimiento” antes que el “partido” donde uno podría hacer una frívola analogía dicieno que aquello que el peronismo es al Partido Justicialista, el jesuita lo es a la Iglesia Católica (quizás por eso digan que este es un papa peronista).

El Papa (azul) captura sensiblemente mas atención que cualquier otro referente latinoamericano. Aqui comparado con Hugo Chavez (rojo), Lula Da Silva (amarillo), Fidel Castro (verde) y José Mujica (violeta).
Fuente: Google Trends.

Lo cierto es que si uno logra desvestir al cristianismo de sus templos para volver a su palabra, el testimonio de Jesús expresa políticas interesantes: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” dijo cuando vio a los templos transformarse en comercios denunciando a la moneda con la cara impresa del César como falso ídolo. Hasta un ateo y marxista puede reconocer en estos testimonios a una persona revolucionaria que desafió a las instituciones de su época. A fin de cuentas, el verdadero milagro no es que haya sido el “hijo de dios”, sino que haya sido una persona real.

Jesús no era una persona ortodoxa, sino una fuerza de cambio en su tiempo. Y cuando en un mundo hundido en una crisis de valores sin precedente emerge un líder humanitario en el corazón de Occidente, algo de esperanza empieza a recuperarse. Así como la transparencia no es lo mismo que la honestidad, es importante distinguir a la persona de la institución: es cierto que la iglesia es corrupta y las denuncias que sufre deben ser investigadas hasta las últimas consecuencias. Pero sería demasiado necio no reconocer una voluntad de cambio. El Papa sabe construir símbolos de sus gestos dispuesto a “dar la otra mejilla” tal como predicaba Jesús. Y si por algo fue cuestionada la iglesia durante tantos siglos fue justamente por su intolerancia. Quienes hoy se esmeran en seguir criticándola a pesar de sus cambios, se terminan volviendo lo mismo que odian: intolerantes. Cuando un cambio ocurre, no reconocerlo implica un estancamiento del pensamiento.

Benedico XVI (rojo) nunca tuvo siquiera mas atención que Juan Pablo II (amarillo). Francisco I es el primero que logra captar importante atención.
Fuente: Google Trends.

Para los argentinos, que durante mucho tiempo fuimos un hazmerreír tenemos por primera vez un motivo de profundo orgullo. (Es duro admitir que Maradona no fue mas cosa para los ojos del mundo que un Tyson o un Tiger Woods: deportistas que como Ícaro, se quemaron en la cima). Ver que el poder no es necesariamente un lugar al que se llega con traiciones y que para ejercerlo no hace falta recurrir siempre al miedo, abre un camino de posibilidades extraordinarias para las nuevas generaciones, hambrientas de ejemplos e invitados a “hacer lío”. La señal mas importante que dejó para nuestra sociedad es la fecha de su visita: 2016. Ni en el próximo, ni en el siguiente año. Una manera sutil de hacernos levantar la mirada y exigirnos empezar a mirar hacía adelante.

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