EL PRINCIPIO DE COOPERACIÓN EN EL ANÁLISIS DE ARGUMENTOS

Luis A. Malavé Naime
Argumentación y Derecho
6 min readJun 14, 2019

Hace un tiempo atrás se hizo más o menos viral la siguiente foto del examen de una niña de 7 años:

Como muchos otros que han comentado en las redes, creo que esa respuesta, a tan temprana edad, implica gran inteligencia y creatividad. Pero algo que me pareció interesante es que lo que vemos como una respuesta inteligente en un niño hubiera sido calificado como un intento infortunado en una máquina o un adulto.

Si, por ejemplo, alguna inteligencia artificial nos hubiera lanzado esa respuesta, consideraríamos que ha fallado al captar una regla implícita entre los hablantes. Y esa regla tiene nombre: principio de cooperación conversacional (H.P. Grice):

Haga su contribución a la conversación tal y como se exige, en la etapa en la que ocurra, según el propósito aceptado o la dirección del intercambio conversacional en el que esté involucrado

Es decir, una persona, cuando se comunica con otra, solo tiene la obligación de contribuir tanto como se lo exija el contexto para poder ser entendido. No, menos; pero tampoco, más. En el caso en cuestión, la maestra que diseñó el examen ha sido lo suficientemente cooperativa como para ser entendida por los niños: por la dirección de los perritos y por su posición en el papel debemos suponer que todos han salido de la caja.

El principio de cooperación se hace cristalino al dividirlo en (al menos) cuatro categorías: cantidad, calidad, resultado y modo. Veamos sucintamente la máxima que implica cada una de dichas categorías:

Cantidad: haga usted que su contribución sea tan informativa como sea necesario (pero no más).

Calidad: trate que su contribución sea verdadera (sincera, no espuria).

Relación: vaya usted al grano, que su contribución sea relevante para los fines propuestos.

Modo: sea claro o perspicuo (no sea oscuro o ambiguo al expresarse, proceda con orden pero no sea innecesariamente prolijo o abundante)

Siendo más específicos, detallar con mucha mayor precisión el dibujo para que se entendiera sin lugar a dudas que los perritos salían de la caja, aparte de un gasto de recursos innecesario, hubiera violado una de las sub-máximas que forma parte la categoría de cantidad:

No haga usted que su contribución resulte más informativa de lo necesario

Desde el punto de vista de quien interpreta las proferencias del hablante, pedir más información (o claridad, organización, etc.) de la necesaria para entender el mensaje en el contexto puede llegar a ser una explotación incorrecta del principio de cooperación conversacional: el intérprete obstruye los fines de la comunicación al pedir más de lo necesario a un hablante que ha sido suficientemente cooperativo. Peor aún si el intérprete objeta o rechaza el mensaje del hablante cuando el hablante ha actuado como se espera que lo haga en el contexto.

En fin, la creatividad de la niña reside en que ha explotado una máxima que, en situaciones normales, aceptamos implícita y automáticamente; pero esa conducta, en una máquina, implicaría incomprensión del mundo humano, a menos que haya sido una “actitud intencional” con otros objetivos (molestar al humano, jugarle una broma, etc.).

Moraleja hasta aquí: si usted quiere colmar la paciencia de un profesor, explote el principio de cooperación, pídale que aclare alguna de las cosas que ha supuesto siguiendo las máximas conversacionales de Grice.

El principio de cooperación en la argumentación

¿Qué sucede en la argumentación?, ¿se debe cumplir con algo como el principio de cooperación de Grice? Al parecer, sí. Lo llamaremos principio de cooperación argumentativa:

Deben brindarse argumentos suficientemente (pero no más de lo necesario) informativos, claros, sinceros y fuertes para cumplir los fines de la discusión, de acuerdo con el contexto en el que ha sido planteada

Y, al igual que en el principio de cooperación conversacional, también quien interpreta, el analista argumentativo, debe cooperar en la comprensión correcta del argumento brindado. Haciendo un poco más concreta esta obligación del analista argumentativo, apliquemos las cuatro categorías del principio de cooperación al caso de los argumentos:

  • Cantidad: el argumentante debe dar la información necesaria para entender su argumento, pero no más. Y así debe suponerlo (en principio) el analista. Específicamente, (1.1) se supone que el argumentante pretende generalizar sus premisas hasta donde es razonable (esta suposición a veces es llamada principio de maximización de la información) y (1.2) que si el argumento es incompleto es porque hay una premisa implícita que no era necesario hacer pública en el contexto.
  • Calidad: el argumentante debe brindar razones con la fuerza suficiente para apoyar su opinión según el contexto. Y, en principio, esto debe ser supuesto por el analista. Específicamente, (2.1) se supone (prima facie) que el argumentante es racional, de manera que, a menos que haya pruebas en contrario, no ha cometido una falacia u otro tipo de error argumentativo (esta suposición puede ser llamada principio de racionalidad); (2.2) entre varias interpretaciones razonables de un argumento, se supone (prima facie) que el argumentante tenía en mente alguna de las mejores (este principio es llamado principio de caridad).
  • Resultado: el argumentante debe brindar argumentos que sean relevantes para resolver la diferencia de opinión que existe en la discusión. El analista supondrá (prima facie) que los argumentos brindados van al grano, es decir, están dirigidos a resolver el conflicto.
  • Modo: el argumentante debe ser suficientemente claro, y tan prolijo y abundante como sea necesario según el contexto. El analista debe tomar en cuenta esto, especialmente cuando los argumentos estén meramente sugeridos.Veamos algunos ejemplos en los que se cumplen (o incumplen) estas máximas.

Veamos algunos ejemplos en los que se cumplen (o incumplen) estas máximas.

(1) En una conversación entre conocidos, es claramente comprensible un argumento como:

En mi oficina son unos engreídos, siempre están pavoneando sus éxitos.

Quien lo profiere deja implícitas algunas cosas, pero un buen intérprete debe entenderlas:

1.1- Seguramente no son todos los de la oficina, porque eso lo incluiría a él; lo más plausible es que sea un grupo relativamente numeroso con el que tiene encuentros más o menos frecuentes (maximización informativa y modo);

1.2- Cuando dice “siempre” no quiere decir que sea a cada instante, eso es humanamente imposible, seguramente es más o menos frecuente (calidad y modo);

1.3- El argumentante deja implícita una premisa evidente: las personas que pavonean sus éxitos son (normalmente) engreídas (cantidad).

(2) En una conversación sobre si mi amigo Juan estará en su casa, señalo:

No está, porque llamo a su casa y no contesta.

El intérprete debe reconstruir mi argumento de manera que:

2.1- se supone que “llamo a su casa y no contesta” se trata de Juan y su casa (resultado), lo mismo con “no está”;

2.2- No he querido decir que es imposible que Juan esté en su casa, sino que es probable o plausible que no esté (calidad);

2.3- Hay una premisa implícita que puede reconstruirse como “si llamas a la casa de alguien y no contesta, entonces es plausible que esa persona no esté en su casa”, pero no debe reconstruirse de manera que sea fácilmente rebatible, por ejemplo “necesariamente, cada vez que llamas a la casa de alguien y no contesta es porque esa persona no está en su casa” (max. información, calidad);

2.4- Además, es muy plausible que yo quiera usar esa regla para otros casos, no solo para el caso de Juan, de manera que es preferible maximizar la regla: no solo decir “si llamas a la casa de Juan y no contesta, entonces es plausible que Juan no esté en su casa” (max. información).

(3) Ante la expresión:

¡Apúrate!, ¿o es que quieres llegar tarde a la función?,

El analista debe tener en cuenta, entre otras cosas:

3.1- La pregunta es retórica: lo que se quiere decir es que si el oyente no se apura, entonces llegarán tarde a la función (modo, cantidad);

3.2- Llegar tarde a la función es algo malo para el oyente, es una mala consecuencia (resultado);

3.3- De manera que la expresión es un argumento sugerido. El analista no puede rechazar el argumento por poco claro (modo).

En resumen, en una discusión crítica, donde se supone que el conflicto de opiniones se desea resolver mediante los mejores argumentos posibles, las partes deben cooperar en la construcción, interpretación y evaluación de los argumentos. Por eso, es necesario seguir un conjunto de máximas análogas a las que conforman el principio de cooperación conversacional de Grice. Quien no cumple con dichas máximas pone en peligro la resolución racional del conflicto.

En próximos artículos hablaremos sobre dos temas relacionados al principio cooperativo en la argumentación: el principio de caridad (que, como vimos, sería parte de la categoría de calidad del principio cooperativo) y una falacia que explota incorrectamente el principio de cooperación argumentativa: la falacia del espantapájaros (o del hombre de paja).

Referencia bibliográfica:

H.P. Grice (1991). Lógica y conversación, en La búsqueda del significado. Ed. Tecnos

Como siempre, están abiertas las puertas de nuestro:

Curso Online Gratuito: Fundamentos prácticos de Argumentación Jurídica

Ya más de 1600 abogados, jueces y estudiantes se han inscrito.

Además, con la inscripción tendrás acceso a una base de casos en crecimiento permanente.

Más información e inscripciones: https://argumentacionyderecho.teachable.com/p/fundamentos-argumentacion

--

--

Luis A. Malavé Naime
Argumentación y Derecho

Profesor e investigador de Teoría de la Argumentación y Argumentación Jurídica. Creador de cursos virtuales y de la Academia de Argumentación y Derecho.