Fútbol, Fintech & Social Payments
Una alternativa de la banca tradicional
Sonará raro que hable de Fintech y fútbol (además amateur) en un mismo texto. Pero se debe a la historia real sobre cómo a partir del fútbol, terminé dedicándome al Fintech como un Full-time job. Al igual que muchos jóvenes, no logré dedicarme al fútbol profesional, pues el talento me abandonó desde antes de nacer y saltó aparentemente varias generaciones. Sin embargo, me volví un futbolista amateur que al día de hoy cuenta con más de 25 años de experiencia siendo “tronco”. Fueron muchos fines de semana, entre patadas, goles y autogoles que empecé a vivir una problemática que se repetía con los años: ¡manejar plata de forma grupal es muy complicado! Y peor aún, no sólo para organizar un torneo de fútbol y pagar los uniformes; sino para organizar un paseo, un asado, un regalo en común, un shower, un viaje, entre otros. ¡En general, no todas las personas tienen las mismas dinámicas de pago, pero, sobre todo, ¡a nadie le gusta cobrar!
Cuando empecé a pensar en lo complejo que era el manejo de dinero en grupo, empecé a darme cuenta que había muchos factores que influían en que no fuera fácil hacerlo. Realizar micro transacciones en Colombia es costoso, toma tiempo, no es inmediato y la experiencia de usuario tiene fricciones y deja mucho que desear, como tener que inscribir la cuenta o llamar al banco, entre otros. Además, existe un tema cultural: el famoso “mañana le pago”, del que me atrevo a decir que nadie se ha escapado.
Todos estos aspectos, sumados a algunas barreras regulatorias como el “impuesto temporal” del 4×1000, o la retención en la fuente para pagos con tarjeta de crédito, hacen que en Colombia sea excepcionalmente difícil manejar plata de forma grupal y pasarse plata entre personas. En general, siempre que es necesario recolectar plata en grupo, es un dolor y casi siempre es una sola persona la que termina más afectada que los demás: el organizador. Ese que tiene “micro deudas” con sus amigos, su primo, su hermano y su colega, al que acaba de conocer. Ese al que se supone que “le pagan mañana”. Lo bueno, es que todos los días le dicen lo mismo, así que mañana nunca parece estar tan lejos.
Pensando en la necesidad de poder cobrar y mover plata de forma fácil y sin fricciones, me preguntaba a menudo si esto era así en todo el mundo y me llevé una grata sorpresa. Tuve la oportunidad de vivir en Francia y me di cuenta que el dolor era igual, y que al amigo que le quedan debiendo, también le dicen: “mañana le pago”. Sin embargo, al final del paseo, al francés no le habían quedado debiendo plata como a mi. ¿Por qué, pensé? No entendía qué pasaba. ¿Por qué a él sí le habían “pagado mañana”? (Sobra decir de entrada que allá no hay retenciones ni 4×1000 ni impuestos a la digitalización del dinero, lo que de entrada hace que para ellos interactuar con la banca local sea más fácil).
Cuando empecé a entender e investigar más sobre el tema, terminé por entender que había un concepto muy interesante que se llamaba “Fintech”. Que había conceptos como el P2P, que permite a personas pasarse plata de forma inmediata con su celular, y que llevan más de 20 años haciéndolo en países “fintechizados” según su propio contexto, como Kenya, por ejemplo.
Hoy, 8 años después puedo decir que soy un enamorado del Fintech, y que creo que es una herramienta de impacto clave para el desarrollo social de los países y la descentralización de los intereses bancarios, dándole un lugar importante a la banca tradicional, pero coexistiendo y cooperando con empresas emergentes que se encargan de el “onboarding” con el cliente final, dándole una experiencia digital y cercana a las personas y las PYMES.
Uno de los aspectos que más me ha llamado la atención desde el inicio, es ¿cómo lograr entender el Fintech, pero sobre todo, lograrlo explicar de una forma sencilla? Es un concepto relativamente nuevo en el día a día de las personas, que tiene varias verticales y componentes, pero considero que es clave, que las personas logren irlo entendiendo poco a poco. En este caso, vamos a hablar de una vertical llamada los Social Payments.
¿Qué son los Social Payments?
Buscando en Internet, no se encuentran definiciones diferentes a la siguiente: Social Payments: the use of social media to transfer money to another person or business. Según la definición anterior, se refiere al hecho de pasar plata digitalmente de A a B, sea entre personas, o para comprar bienes o servicios a empresas. Sin embargo, creo que esta y en general las definiciones que se encuentran en Internet se quedan un poco cortas y abarcan el tema a “grosso modo”.
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Creo que es mucho más profundo que eso, y se refiere a todos los comportamientos grupales al momento de realizar una gestión con un objetivo que implique dinero en común. No sólo se refiere a la parte transaccional del asunto, sino que refiere a todo el proceso de principio a fin que implica gestionar dinero en grupo. Por lo tanto, quiero tratar de entregarles un concepto y una definición de lo que creo que son los Social Payments, y de los impactos que tienen en el día a día de las personas, y cómo estos constituyen una gran oportunidad para la sociedad y para ayudar al cambio en la banca tradicional. Espero también incentivar a que sigamos construyendo el concepto, pues me atrevo a decir que falta mucho por investigar en cuánto al alcance que pueden tener los Social Payments en la sociedad y en el mundo bancario de los próximos años.
«Los Social Payments constituyen una gran oportunidad y una alternativa con la que cuenta la banca tradicional y otros sectores.»
En los servicios financieros, en el e-commerce y en el retail, existen situaciones en las que las personas necesitan tener algún tipo de interacción grupal, con un objetivo común. Por ejemplo, en un e-commerce, cuando las personas van a pagar online, actualmente hay un gran choque, que hace que el mundo offline paradójicamente tenga mejores mecanismos de pago que el mundo online, lo cual no va de la mano, ¿no?. Si vamos a comprar de forma presencial, y somos varias personas, podemos pagar en el datáfono de forma grupal, ya que en el POS se puede dividir la compra entre varias personas, y así mismo, una sola persona puede utilizar varios medios de pago, como 2 tarjetas para una misma compra, por ejemplo.
Por otro lado, si vamos a hacer este mismo escenario online, a quien se meta a comprar el “regalo común”, ese valiente al que le van a quedar debiendo, le va a tocar pagar todo él mismo y con un solo medio de pago, ya que online no se puede dividir la compra ni pagar con varios medios de pago. Esto contradice la tendencia a que siga aumentando el e-commerce, pues no se les están dando a las personas formas fáciles de pagar en grupo. Aproximadamente 2,5 de cada 10 compras online requieren después un cobro o interacción grupal, ya que son para un regalo o una compra en común, y que no permitir pagar de forma grupal online hace que los comercios pierdan hasta un 5% de sus ventas online.
También, en el mundo bancario existen situaciones similares. Una empresa de seguros, hoy en día trata de vender seguros de vida o de vehículo a los individuos, y no a los grupos, pero los grupos, permiten apalancar el riesgo de todos los involucrados, sobre todo si son grupos homogéneos. Si una compañía de seguros capta un cliente, podría proponerle a esta persona que compre el servicio con su pareja, sus amigos, o sus hermanos, familiares o colegas, de tal forma que se crean productos financieros basados en sus necesidades grupales. Las personas llevan interactuando de forma grupal para la gestión financiera desde hace años.
Las comunidades, muchas veces vulnerables, acuden a su comunidad al momento de tener un siniestro o necesitar recursos inesperadamente. Ésto, se conoce como cadena o natillera, y son un ejemplo espectacular del alcance que tiene el comportamiento grupal en el mundo financiero. Y sobre todo, permite ver que los Social Payments llevan muchos años haciéndose, y que lo que debemos hacer es tratar de entenderlos y no cambiarlos.
El grupo más constante de todos, es la pareja, con quien se gestionan cuentas por muchos años. Se necesita pagar arriendos, servicios públicos, colegios, deudas y demás, pero no hay servicios financieros grupales que permitan que cada uno pague su parte, por ejemplo. Ni que permita apalancar el riesgo de los dos perfiles. Creo que, si nos dedicamos a entender todo el ciclo que requiere la interacción grupal, podemos encontrar oportunidades dónde antes no las veíamos, pues la gente lleva años consumiendo en grupo. Desde la generación de propuestas de valor que innoven al momento de pagar, hasta la sofisticación de ecosistemas pertinentes al grupo y al pago, como el “Crowdfunding” y el P2P, por ejemplo.
Además de lo anterior, y teniendo en cuenta que en Colombia el 90% del comercio se hace en efectivo, vemos también que los Social Payments son una oportunidad para llegar más a la base de la pirámide. Personas con recursos limitados unen fuerzas entre sí con objetivos en común, y apalancan el riesgo entre todos con el fin de poderse ayudar. Este tipo de situaciones se dan en su mayoría en un contexto fuera del bancario, pues es un segmento de clientes que en general no están bancarizados ni digitalizado, y que generalmente desconfían de la banca tradicional.
Las natilleras son una excelente forma de digitalizar a las comunidades, de generar scoring grupal y de crear productos financieros diferentes y de alto impacto. Apalancar la experiencia grupal permite disminuir el costo de adquisición de usuario y apalancar el riesgo, permitiendo así generar productos innovadores que no busquen bancarizar a la gente, pues claramente ese no ha sido el camino exitoso, sino digitalizarlos, a partir de entender sus comportamientos y no pretender cambiarlos. Por eso, creo que los Social Payments constituyen una gran oportunidad y una alternativa con la que cuenta la banca tradicional y otros sectores.
Escrito por: Pedro Gaviria — CEO Arma Tu Vaca