El hombre del paraguas

Hace dos días mi esposa Lucía publicó en su cuenta de Facebook una historia real acerca de un amigo a quien amamos y de quien estamos agradecidos por su apoyo durante varios momentos importantes de nuestra vida. En 2008 cuando se realizaba el acto preliminar de plantación en la iglesia donde pastoreaba en Venezuela, mi suegro sostenía una enorme piedra que fungía de manera simbólica como la roca principal en el nuevo comienzo de la Iglesia Para La Familia.

El cielo comenzó a oscurecer, el viento soplaba con vehemencia intentando arruinar la fiesta, ya las gotas se apersonaban al sitio dispuestas a empapar a todos los presentes sin distinguir a nadie, especialmente a quien pronunciaría las palabras de apertura. Sin embargo, un hombre sacó de su vehículo un paraguas y cubrió al pastor para que no se mojara mientras hacía uso de la palabra para inaugurar formalmente el acto. Gracias a quien sostenía el paraguas, todo transcurrió con normalidad.

Mi esposa y yo tuvimos la brillante idea de casarnos en Mayo 26. Digo brillante idea porque Mayo en Venezuela es el mes de las lluvias. No conformes con eso, nos pareció maravilloso hacer la boda al aire libre, creo que ya lo puedes deducir, también llovió y al final todo fue un desastre, un hermoso desastre. Sin embargo, esta persona estaba justo detrás de nosotros con su paraguas mientras se efectuaba la ceremonia. Estamos tan agradecidos y aunque es simbólico, siempre hemos contado con su paraguas. Es decir, siempre hemos contado con él en situaciones difíciles por las que hemos pasado, momentos que sólo una persona con la nobleza suficiente y un corazón lleno de amor pudo ayudarnos a superar.

Después que leí la nota de mi esposa, empecé a pensar en relaciones y sobre todo en acompañamiento o coaching como se pudiera llamar actualmente. Craig Groeschel, un renombrado pastor innovador, dijo durante una conferencia en la cumbre global de liderazgo titulada “Las 5 C del liderazgo” que nosotros estamos siempre a un paso de nuestro despegue cuando encontramos la conexión correcta. El apóstol Pablo encontró quién le colocara el paraguas cuando Bernabé lo respaldó en medio de la desconfianza de los compañeros de ministerio que le rodeaban (Hechos 9:27). Todos en mayor o menor medida estamos lidiando con procesos que necesitan acompañamientos. Estando solos, difícilmente logramos ser efectivos.

El acompañamiento en lo que hacemos determina en buena parte nuestro éxito. Según el paraguas que nos dejemos colocar, sabremos qué tanto moja la lluvia. El sol y la lluvia siempre van a estar presentes, las temporadas que nos tocan vivir son inevitables. No se trata de declaración positiva o negativa, en el mundo siempre tendremos aflicción.

Alguno de ustedes habrá escuchado hablar de Michael Jordan (Si no sabes “googlealo”). Pero pocos conocen a Dean Smith. Muchos han escuchado sobre las hazañas de Alejandro Magno, pero pocos conocen su vínculo con Aristóteles. Steve Jobs y Larry Page pueden sonar tan importantes para el mundo moderno, pero detrás de sus logros hay un tal Bill Campbell que pocos mencionan. Todos estos personajes “secundarios”, sostenían el paraguas de quienes llegaron a ser grandes personajes de la historia. Quiero mostrarte la importancia de encontrar a alguien que sostenga tu paraguas y los pasos que deberías tomar para tener el paraguas correcto.

UN CORAZÓN ENSEÑABLE ES LA CLAVE

La falta de humildad para aprender es uno de los grandes enemigos del éxito. Podemos aprender de casi cualquier situación en la vida, de los fracasos, de los aciertos, del desamor, del enamoramiento, del trabajo, etc. También por falta de humildad podemos desperdiciar los mejores aprendizajes. Encuentra a alguien que haya transitado los caminos que quieres transitar y aprende de sus errores y sus aciertos. Con toda humildad déjate moldear por él. Si tu corazón no es enseñable, te vas a empapar de orgullo y te va a quemar el sol de la arrogancia.

UN PARAGUAS PARA LA LLUVIA

En este tiempo estamos recibiendo las lluvias más contaminantes de la historia, producto de los gases emitidos por empresas, fábricas y otros agentes destructores del medio ambiente. Las investigaciones afirman que más del 70% de la población mundial está recibiendo lluvias ácidas. La lluvia ácida es un grave problema para la salud. El cuerpo debe activar defensas para contrarrestar dichos agentes contaminantes. De la misma forma el mundo está tan convulsionado que es difícil desarrollar confianza en las personas y por eso cada quién ha diseñado un sistema de defensa para evitar las relaciones tóxicas y cuidar el corazón. Sin embargo, buena parte de nosotros se equivoca en la elección de relaciones porque no tiene a alguien que sostenga el paraguas durante esa lluvia de elegir con quién relacionarnos o vincular el corazón.

La adolescencia es una etapa por ejemplo, donde las amistades ocurren casi por inercia, porque son como lluvia que cae y no nos damos a la tarea de saber que tanto nos estamos mojando. Si no tienes a alguien a tu lado que te ayude a filtrar las relaciones de noviazgo, amistad, trabajo, entre otras cosas, puedes terminar fracasando. La Biblia dice que no deberíamos unirnos en yugos desiguales, esto hace referencia al arado de los bueyes para los surcos de la siembra. Si tu otro buey no tiene propósitos definidos, el arado va a ser un problema. De la misma manera, si no tienes quien te acompañe con la sombrilla, o peor aún, si quien te acompaña no lo hace bien o no es el correcto, la lluvia ácida de la decepción te puede contaminar.

Alguno estará pensando: “¡pero hay lluvias buenas!”. Ciertamente quien sostiene tu paraguas sabe identificar cuando te puedes empapar y cuando no. De niño me encantaba bañarme en la lluvia, pero mi papá sabía cuando mi cuerpo estaba disponible para el asunto y cuando no. También según el tipo de lluvia, él me lo permitía, eso evitó que me impactara un rayo en medio de una tormenta eléctrica.

UNA SOMBRILLA PARA EL SOL

El sol es símbolo de luz y poderío. Todo gira alrededor de él. Sin embargo la exposición continua a los rayos del sol puede ser perjudicial para la salud. Los rayos ultravioleta son una forma invisible de radiación. Pueden penetrar la piel y dañar las células. Las quemaduras de sol son un signo de daño en la piel. El bronceado tampoco es saludable. Aparece después que los rayos del sol ya mataron algunas células y dañaron otras. Los rayos UV pueden causar lesiones en la piel durante cualquier estación del año y a cualquier temperatura. También pueden causar problemas en los ojos, arrugas, manchas en la piel y cáncer de piel.

Lo que representa el sol es la fuente de donde recibimos luz o iluminación. El mundo está programado para influenciar en tu manera de percibirlo, sigilosamente, matando células sobre tus conceptos del matrimonio, la vida, el amor, etc. La pornografía, los influencers, lo que dice google, todos te generan estructuras de pensamiento que de una u otra forma te dan información para crear un modelo moral de acerca de la vida. La cultura te empuja, te hace girar como los spinners, te presiona a cambiar de ideas constantemente.

El cambio es bueno, pero hay valores absolutos que son los que realmente determinan tu estabilidad en el futuro. Esos valores los encuentras en La Biblia, el mejor filtro.

También, las malas experiencias, los fracasos, un abuso sexual o modelos reconstruidos de “lo correcto” pueden hacerte encontrar luces artificiales o dejarte quemar por los rayos UV de lo “normal” y lo “actual”. Es decir, cuando no perdonamos o soltamos el pasado, cualquier elemento superficial puede tomar el lugar de los valores y volvernos relativos en todo lo que hacemos. Por eso es que muchos recurren a la pornografía, desviaciones y rebeldía para mitigar el vacío prefiriendo adaptarse a lo que todos hacen o lo que está de moda.

He allí la necesidad de tener a alguien que sostenga tu sombrilla para evaluar las ideas y conceptos que la sociedad intenta dejar caer sobre ti.

Quien sostiene tu sombrilla evita que cargues con la presión de filtrar todo tú solo.

¿QUIÉN SOSTIENE EL PARAGUAS Y LA SOMBRILLA?

La Biblia dice que mejores son dos que uno, porque si alguno de los dos tuviese necesidad el otro puede ayudarlo. Sugiero algunas características que puedes considerar para elegir a quien sostenga tu sombrilla:

1. CARÁCTER: no es estado anímico, sino capacidad de tomar buenas decisiones, en el tiempo correcto y con sabiduría.
2. FORMACIÓN: Alguien que tiene en alta estima el crecimiento intelectual, emocional y espiritual. No se conforma y siempre está en desarrollo.
3. INTEGRIDAD: Término utilizado por muchos y aplicado por pocos. Alguien que es íntegro, es alguien que mantiene su pureza en las áreas más delicadas del individuo: sexualidad, familia, relaciones, pensamiento y conducta.
4. CORAZÓN SANO: Es fácil de identificar. Sólo revisa sus reacciones frente a las crisis y los eventos trascendentales en su vida y sus conceptos sobre el amor y el perdón.
5. RESULTADOS Y TRAYECTORIA: Alguien que ha tenido resultados positivos en la vida, puede enseñarte cómo alcanzarlos. No sólo se trata de los aciertos, también sus fracasos y la forma en que ha salido de ellos te enseña.
6. CONSTANCIA: Puedes notarlo con el paso del tiempo. Conoces sus fracasos y caídas pero has visto cómo lo sigue intentando.
7. EXITOSO: El éxito es caminar en el propósito que Dios ha diseñado para cada quien, pero sobre todo el propósito de ayudar a otros a tener éxito.

Probablemente hayas tenido malas experiencias con gente que pensaste te podía acompañar pero te defraudó. Es momento de pasar la página y reconstruir la confianza, a fin de cuentas tus expectativas no deben estar en la gente sino en el diseñador de tu propósito de vida.

Sin embargo hay personas que si van a sostener tu paraguas y sombrilla cuando la lluvia o el sol aparezcan. No los desprecies, valora a cada uno de ellos, porque son determinantes en el rumbo de tus decisiones.[/caption]

Sé intencional en buscarlos, llamarlos, atraerlos y conectarte con ellos. Si ya tienes a alguien, te invito a que le compartas este blog y le digas que él o ella sostienen tu sombrilla y aproveches para agradecerles por estar ahí. Yo agradezco a quienes sostuvieron mi sombrilla cuando estuve a punto de perder mi rumbo, cuando casi me divorcio, cuando estuve en la quiebra, cuando debía tomar decisiones trascendentales, cuando me ganaba la presión por ser aprobado por los demás. Agradezco a aquellos que evitaron que la lluvia del orgullo me empapara y me quemara el sol de la indiferencia.

A todos ustedes, ¡gracias!.

Con amor, Pastor Arnold Sierra