LA RIMA CONSTANTE

Todos hablan de Benito, yo también.

Z A M A
«Arte/Raro»
7 min readDec 10, 2020

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Portada New York Magazine, oct. 2020

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Hace poco una entrevista en El País se hizo viral a causa de un titular que llamaba a Bad Bunny literatura. Se abrió un tópico de discusión que ya se venía cocinando desde hacia tiempo desde diferentes artículos. ¿Es Bad Bunny literatura, es arte? Las personas toman postura según la idea para ellas de lo que significa literatura, arte o artista. Lo mismo sucedió cuando le dieron el Nobel a Bob Dylan, se escuchó la voz de protesta y defensa desde todos lados. Ahora el Nobel se lo dieron a una poeta “de verdad” y lo único que sabemos es la polémica de Pre-Textos, ¿la poesía qué?

No me interesa aquí aportar una pizca más a ese debate sobre la alta y baja cultura; sus relaciones, polarización y mecanismos. Mi intención va en otro sentido. Hay algo de la entrevista a L. Miguel que me llamó la atención, curiosamente nadie lo menciona, ella señala que Bad Bunny es literatura, porque funciona como un artefacto literario. Esa referencia hacia el artefacto literario al parecer escapó a quienes estaban preocupados por validar o negar el estatus literario del cantante. ¿Cuál es este artefacto literario que menciona L. Miguel? Lo pensé un rato, y no encontré una respuesta simple ni sencilla.

Hoy mismo salió un artículo de Elizabeth Duval en RTVE, en el que habla del componente simbólico de la figura de Bad Bunny y la relevancia de su esencia que, representa para Duval, el espíritu milenial. ¿Este es el efecto del artefacto literario o es el artefacto literario en sí? Me costaría señalar el efecto como el artefacto. En una reciente entrevista en el canal de Chente Ydrash, Bad Bunny comentó brevemente la cualidad de uno de sus versos, al cual los podcasters cuestionaban la cualidad de “consonante”, entonces Bad Bunny explicó porqué razón sí era un verso consonante. Luego habló sobre sentarse a escribir versos, y eso me interesó. Él no habló de estilo, no habló de sentimiento milenial, no habló de producción musical. Bad Bunny dijo, escribir, y dijo, versos.

El artefacto literario, interpreto, es el verso consonante; es este del cual surgen los efectos rítmicos y simbólicos de los que hablan todos los demás. La poesía (o la literatura en general), dejó el verso hace mucho tiempo. ¿Cuándo fue la última vez que un libro de poemas se premió o se publicó por tener una cualidad de este tipo? Sin duda el verso consonante es un recurso literario, recuerdo leer una polémica cuando querían reeditar a Gloria Fuentes en España, algunos alegaban la baja calidad de su poesía, ¿cuál era la razón? El uso de la rima consonante. Cuando Gabriela Mistral ganó el Nobel, sucedió algo similar. Por entonces había vanguardias poéticas, se exploraba la ruptura de las formas, vendría Nicanor Parra y compañía para acabar de destruir la rima. La poesía actual trata sobre no seguir patrones rítmicos (en mi teoría es sobre construir octosílabos sin rima, será otro tema).

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Soy de un país cuya poesía ha perseguido celosamente el ritmo, León De Greif es uno de los mayores poetas colombianos en el uso de patrones rítmicos. Nadie diría que aquella música en sus versos es menor por esto, y cuál era la rima preferida para De Greif: la consonante. Otro gran libro colombiano es “Changó el Gran Putas”, de Manuel Zapata Olivella, aquel libro comienza con una narración en décimas, de rima consonante. Pienso en estos nombres porque son relativamente modernos. En México la poeta Pita Amor se hizo muy celebre por las décimas con verso consonante, esto fue durante la segunda mitad del siglo XX. Neruda, al igual que Rubén Darío, se preocuparon por los asuntos relacionados al ritmo y la métrica. La rima de sus versos era obsesiva, tanto por perseguirla como por lograr otros efectos en su uso.

Sobre los detalles de la rima consonante en la obra de Bad Bunny no me detendré, internet está lleno de ejemplos. Incluso hace unos meses una persona en Twitter leyó las letras de sus canciones como si fueran poemas, esto quiere decir, que usó una voz profunda, pausada y que apuntaba a lo sublime para leer versos sobre tener sexo y gastar el dinero. Esta performance se volvió viral y muchos la replicaron, porque el efecto paródico que brindaba era demasiado cómico. Sin embargo, aquellas letras funcionaban como poesía, ya que usan perfectamente los recursos métricos y de estilo, ¿qué era lo realmente delirante? la voz impostada que trataba de sonar profunda y sublime. Esta voz es la que no pertenece a ninguna expresión poética, aunque es la que en el imaginario popular identifica la lectura de un poema. Cualquiera que lea así un poema debería ser condenado.

Para mí solo hay una verdad en toda esta polémica, la rima consonante es la que gobierna al mundo; Bad Bunny sólo es la figura más relevante de un entramado cultural y musical que ahora domina (como antes lo hicieron otros). A quienes de verdad les disgusta esto es a quienes sienten animadversión por lo que se considera rima.

Los exponentes de la rima consonante son consientes del poder que tienen las palabras y la estructura en que son organizadas. Estudian esto más que un aspirante a poeta. Pueden no tener una voz deslumbrante, pero sus rimas se construyen para decir algo sobre el mundo. Me inquieta un poco el cómo un recurso literario tan despreciado por poetas y literatos logra tanto por medio de estos artistas mientras los guardianes de la pureza parecen estar en sus cuevas gruñendo y peleando con sus sombras. Lo que debería existir realmente es un culto a la figura retorica, al ritmo y al estilo, no la prioridad de lo sensible y sublime. Ya que es el recurso poético sobre lo que cabalga todo lo demás.

Air Jordan 1 x J Balvin, dic. 2020

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Cuando escribo esto es 7 de diciembre, mañana, es decir, el 8 de diciembre, se ponen a la venta en el mundo las Jordan 1 High de la colaboración con J Balvin. Esto es algo que deseo con mucha ansia. Esto también significa algo, los tenis son el cierre del álbum “Colores”, que salió este 2020, un concepto que contó con el apoyo en el arte de Takashi Murakami. Estas expresiones nacen de las rimas consonantes de J Balvin dentro de un proyecto conceptual llamado “Colores”, ahora este arte vestirá los pies de las personas.

Sobre si es conceptual el álbum de J Balvin hay debates, sobre si es arte las obras de Murakami, también. ¿Son los tenis una obra de arte? Las colaboraciones y lanzamientos de moda dentro de museos, como la realizada en el Museo de Arte de Chicago por Virgil Abloh, diseñador de Louis Vuitton y creador de la marca Off White™, parecen señalar que sí. Las colaboraciones que ha hecho con Nike alcanzan precios elevados. La especulación con estos productos se asemeja mucho al de las obras de arte, son tanto un refugio de valor como una inversión a futuro. J Balvin es uno de los primeros latinos en tener un diseño propio con Jordan Brand, estos tenis sin duda se convertirán en un producto de especulación y exhibición en diferentes lugares. La siguiente colaboración de un latino con una gran marca será, como no era difícil de adivinar, Bad Bunny.

Hoy el mundo tiene nuevas normas de estilo y una nueva métrica española que salió de las calles de Latinoamérica, esto es realmente lo relevante. Sobre si son literatura, bueno, usan un recurso literario, un artefacto que funciona igual que la literatura. Si no lo son, han sabido llevar con esto hasta lo más alto el espíritu latino. Sin duda Bad Bunny no es lo importante, sino el artefacto literario que los escritores desprecian por anticuado.

Donde miremos la rima es constante, en los bares, en las casas, en los parques donde adolescentes se reúnen a batallar con versos. A donde sea que nos dirigimos existe este sonido, estas rimas y versos. Lo que L. Miguel llamó artefacto literario, infiero yo, es esta construcción poética. El vehículo sobre el que transita el espíritu milenial que Duval señala. Queda en mí la pregunta sobre por qué los poetas ignoran este hecho y dedican su vida a la sensiblería, como escribía Alberto Olmos hace poco. Todos quieren ser poetas, pero ninguno quiere saber de ritmo, supongo que el efecto contrario sucede en muchos cantantes que no logran el éxito, piensan en el ritmo, pero no en el verso.

Mientras escribo esto pienso en todo el tiempo que he pasado encerrado, en cómo Bad Bunny sacó tres álbumes y acompañó a las personas en estas circunstancias. Escribió y produjo tres álbumes, mientras yo me he comido el cerebro tratando de escribir un libro. No sé interpretar si es suerte o talento, sin duda conoce los pormenores de su arte, mientras a mí se me escapan las bases de la mía. Esta es quizá la única lección que puedo sacar de toda esta polémica. En mí no existe ninguna nostalgia por el siglo de oro español, porque mi pregunta no es sobre la pureza del estilo, sino sobre el uso de un recurso poético para identificarnos.

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