Vos que andás diciendo que hay mejores y peores

(Parte 1)

Alan Tell
UNA VISIÓN DEL FÚTBOL
3 min readJan 22, 2014

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Alan Telpalo

El aficionado al fútbol es un espécimen raro dentro del universo de etiquetas que se hacen para identificar a tal o cual grupo. Somos panboleros, futboleros, hinchas, fanáticos entre otras cosas; también son los locos, los sociópatas, los violentos, los inadaptados. Y somos quienes esperan un pase de primera, el juego al toque, una pincelada del 10, los que esperamos al siguiente mesías.

También somos nuestros miedos; el miedo a la B (pregunten al Tano Pasman), el miedo a no llegar al mundial (ejem…), a llegar a la final y fallar el último penal; y en el inconsciente colectivo también se expresan los miedos más allá del gol, nuestros problemas con el o los “otros” invisibles que Octavio Paz definió en “El laberinto de la soledad”; ese otro que obliga a revelar la propia existencia, que obliga a pensar nuestra propia colectividad única e indivisible como exactamente lo contrario.

Ese temor al individuo invisible que aqueja lo más sagrado que tenemos se manifiesta en diferentes formas; de pantalón largo, de un tal Blatter, de un tal Layún, de un tal Donovan, de un tal Nike… de unos tales “extranjeros”. De unos tales “extranjeros” que vienen a robar y apropiarse de nuestra institución más querida y que tanto trabajo costó forjar, de nuestro símbolo nacional por excelencia: El fútbol mexicano.

A balón parado, el tema de los extranjeros o “naturalizados” en el representativo futbolístico, parece ser un tema que no sale más allá del rectángulo verde, da la impresión que es un tema futbolístico y bajo ese cobijo se esgrimen argumentos que de fondo tienen el pavor antes mencionado. “Tienen que marcar diferencia”, “En sus países ni los quieren”, “Hay más mexicanos de nacimiento que pueden cubrir esas posiciones” y un largo etcétera que son las palabras que salen de los más o menos profesionales aficionados.

Sin embargo no es un tema que sólo sea propio del deporte, es un tópico que desnuda algunas de las cicatrices del pasado que no hemos podido (o querido) borrar con respecto a la construcción de la identidad nacional. Una definición más o menos genérica sobre identidad nacional nos habla de la construcción ideológica que está fundada en una serie de simbolismos a partir de tradiciones, ya sean creadas o exaltadas.

Y en este juego de inventados la historia de la construcción de la “mexicanidad” se encuentra inserta en la eterna contradiccíón de encontrar lo que somos y lo que no somos.

Definir al mexicano es una empresa complicada, no se puede encontrar una sola característica unívoca que los más de 100 millones de habitantes compartamos (ni siquiera nacer en el territorio) y a pesar de todo, existe, existimos y el problema quizá radique en la forma en que la nación fue fundada desde ningún referente común; dice Bonfil Batalla al respecto de esta construcción: “La empresa que se hecha a cuestas la nación para construirse a sí misma está fuera de toda proporción, porque no se acepta construir con lo que hay, sino a partir de cero “.

Recién los estudios sociales han virado a una concepción multicultural de las naciones, aceptando y apropiandose de los valores de los diferentes grupos que conforman a los países; México es sin duda un país con esas características; con varios dialectos al interior, mezclas étnicas, diversas religiones, ideologías y una larga lista de particularidades que hacen, que cómo mínimo, las preconcepciones al respecto de la identidad nacional “única”, se difuminen y se abracen las de tolerancia y aceptación a las “mexicanidades” que conviven en la misma esfera. “El desafío es lograr una sociedad auténticamente plural y justa, en donde los diferentes pueblos y las diversas culturas convivan armoniosamente, los conflictos puedan resolverse por vías no violentas, y se respeten los derechos individuales, los colectivos y los de grupo”. Olivé (2003).

Sin embargo esa construcción sigue como asignatura pendiente en la colectividad, no sólo en el círculo académico es necesario este cambio de paradigma, también en el mal llamado “ciudadano de a pie” a quien le cuesta dejar atrás los viejos fantasmas que consigo trajo la conquista; dejar atrás los espejitos, la sensación de inferioridad de facto entre otras actitudes que tienen su raigambre en el comportamiento histórico de la conformación de la nación y a nivel micro, en la construcción del municipio, el pueblo…el ciudadano.

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Alan Tell
UNA VISIÓN DEL FÚTBOL

Alan es o ha sido, estudiante, reportero, músico,sociólogo, futbolero, melómano, chiva de corazón, gunner a la distancia. ...de todo pues...