Innovación sin recursos: el desarrollo del primer avión
Volar fue, por siglos, uno de los grandes anhelos de la humanidad. Los primeros intentos exitosos fueron los globos aerostáticos de los hermanos Montgolfier. Hacia fines del siglo XIX, se había lanzado una carrera para ser el primero que levantara vuelo en una máquina más pesada que el aire.
El libro Mastery, de Robert Greene, cuenta cómo la creatividad de dos hermanos de Ohio venció a equipos integrados por los mejores científicos e ingenieros del mundo.
Esos ingenieros encaraban el problema del vuelo como un problema a resolver en un laboratorio. Con su conocimiento en la tecnología de frontera de la época, intentaban crear los motores más potentes y las alas más aerodinámicas. Cada miembro se especializaba en una parte del proceso y se esperaba que la suma de todas estas partes acabara dando el resultado correcto.
Los hermanos Wilbur y Orville Wright, por el contrario, se ocuparon ellos mismos de todo el desarrollo, diseño y construcción desde su bicicletería de Ohio, a un costo inferior a 1000 dólares. Ellos mismos eran los que volaron el avión. Su modelo no era tecnológicamente mejor que los otros, pero tenía una mayor cantidad de pruebas. Como no tenían dinero para un proceso largo de desarrollo, los Wright armaban el avión y lo probaban. Corregían errores y volvían a probar. A lo largo de las sucesivos intentos, iban escalando la curva de aprendizaje.
Mientras los otros equipos se pasaban los días haciendo cálculos sobre papel, los Wright estaban haciendo pruebas en el terreno. Era lo que sabían hacer. Habían aprendido a ser bicicleteros, no en la escuela de ingeniería, sino armando y desarmando bicicletas.
En general, los equipos que participaban en la carrera de la aviación creían que el gran desafío era lograr la estabilidad de la máquina. Pensaban en un avión como un barco que flotaba en el aire. Si la estructura de los barcos está pensada para mantener la estabilidad, debería funcionar igual para los aviones. Una vez que encontraran la estructura adecuada, el avión podría mantenerse en vuelo.
No obstante, a Wilbur Wright se le ocurrió cambiar la metáfora. El aire no es igual que el agua. ¿Y si pensaban en un avión, no como un barco, sino como una bicicleta aérea?
Una bicicleta es estructuralmente inestable. Lo que le da estabilidad no es su estructura, sino los movimientos del piloto. Esa era la pieza que faltaba en el rompecabezas. Los Wright tuvieron en cuenta al piloto en el diseño. Y funcionó.
El 17 de diciembre de 1903, los hermanos Wright realizaron el primer vuelo controlado, tripulado y a motor de un avión más pesado que el aire. Dos hermanos bicicleteros, desde su garage, habían vencido a las corporaciones. Comenzaba la historia de la aviación.