Jaron Lanier y la homeostasis del mundo
Estoy leyendo el libro Who Owns the Future, del rastafari emprendedor Jaron Lanier, uno de los inventores de la realidad virtual. Una visión pesimista de las tecnologías digitales, de un mundo futuro de cada vez menos trabajos para menos personas.
Las profecías apocalípticas existen desde siempre. Y, sin embargo, nunca ocurren. En los ’70, decían que íbamos a un colapso por sobrepoblación. Pero, de pronto, la gente empezó a vivir mejor y a tener menos hijos. El gran tema del siglo XXI no será la sobrepoblación sino el drástico descenso del número de habitantes de países que no alcanzarán a reponer su población (con los riesgos que implica para el sostenimiento de los sistemas de seguridad social). Me remite a un post que publiqué hace un par de meses, sobre la visión distópica del tecnoapocalipsis que nos traerían las máquinas.
Como si fuera poco, nació la sharing economy, que nos permite aprovechar al máximo recursos que en otra época quedaban ociosos. Airbnb aparece cuando el aumento del valor de las propiedades amenaza con dejarnos a todos homeless. Uber surge cuando las grandes ciudades parecen al borden del colapso de tránsito. La energía solar avanza a pasos agigantados (y pronto será dominante) cuando los combustibles fósiles parecían condenarnos a una catástrofe ecológica.
El mundo parece tener una fuerza que conduce al equilibrio homeostásico.
En el apocalipsis de Lanier, los perpetradores son los Siren Servers (Google, Facebook, Twitter, Spotify…), las grandes tecnológicas que centralizan el tráfico de internet y construyen su negocio sobre los datos de sus usuarios, por los que NO pagan. Estas empresas destruyen millones de trabajos (que sí eran pagos, como periodistas, músicos, etc.) mientras enriquecen a sus dueños, que se benefician de las externalidades de red.
La propuesta de Lanier es una regulación global que obligue a los Siren Servers a pagar a los usuarios por el uso de sus datos.
Mi impresión es que los Siren Servers sí serán regulados, aunque tal vez no de la forma en que lo imagina Lanier. Tal vez el límite sea impuesto por el bitcoin. Una nueva red, con servicios construidos enteramente sobre el blockchain, de manera descentralizada, que puentee a los Siren Servers. Sin la centralización de datos, las grandes empresas de internet dejan de existir. Esto podría ocurrir a través de iniciativas como el CryptoFacebook o CryptoEmail.
Cuando parecía que realmente se venía el apocalipsis de las máquinas, Satoshi Nakamoto sacó el bitcoin de la galera e inició una nueva iteración de la homeostasis.
Es como esos episodios de la vieja serie de Batman con Adam West, que lo tienen maniatado sobre un tanque con tiburones. Y cuando parece que es el final… saca un spray anti tiburones del baticinturón.
Es difícil saber lo que traerá el futuro. Soy de los que tienen una mirada optimista de la tecnología, más cerca de Peter Diamandis y Jeremy Rifkin. Aunque, de todas formas, vale la pena echar una mirada al libro de Lanier. Es un insider de Silicon Valley, con una mirada crítica que es bueno conocer.