Los Desafíos de la Innovación en el Mundo Legal
En esta entrevista, José Torres presenta los desafíos de la innovación en la conservadora industria legal y cómo el design thinking puede ayudar al desarrollo de nuevos productos amigables con los usuarios…
José Torres es un abogado colombiano especializado en innovación legal. Es graduado en la Universidad de Los Andes, y tiene un Master en Derecho Económico Internacional en la Universitat de Barcelona. Fue Fellow en el Stanford Legal Design Lab. Esta es una versión adaptada y traducida del texto “José Torres on Legal Design and Access to Justice”.
¿Por qué, a diferencia de otros sectores de la economía, aún no hemos visto mucha innovación en los servicios legales?
Creo que hay diferentes razones.
La primera es que, en general, los abogados son conservadores y fueron educados para ser aversos al riesgo. Su trabajo es asesorar a los clientes contra riesgos legales. Y esto se traduce en todo lo que hacen.
En segundo lugar, la ley ha sido tradicionalmente una profesión con una regulación que la protegía de la competencia de otras disciplinas. Esto también ha inhibido la innovación.
Como profesión, el derecho también ha tenido una tendencia a aislarse. En general, las facultades de derecho enseñan sobre la sustancial de la ley, no en cómo ser mejores abogados ni en cómo brindar mejores servicios a los clientes.
¿Cómo se explica el surgimiento de emprendimientos innovadores en el mundo del derecho en los últimos años?
En los últimos diez años, cada vez más ciudadanos manifiestan su disconformidad con la profesión legal.
En todos los países, las cortes sencillamente no funcionan. Esto es cierto tanto en países ricos y pobres, grandes y pequeños. Los servicios legales se volvieron más complejos y costosos, al revés que otras áreas de la economía.
Todo esto ha producido una crisis mundial en el acceso a la justicia.
En este contexto, mucha gente pide que los abogados se quiten del camino y permitan a otras profesiones participar en los servicios legales.
En algunos países, además, la innovación legal se considera como un factor clave para la competitividad de la economía.
Históricamente, el Reino Unido tuvo un sistema legal atractivo para los negocios. Pero, en la medida en que se fue haciendo más lento, su atractivo disminuyó. Así surgen nuevas iniciativas de innovación, con el objetivo de volver a darle ese viejo atractivo.
En países como el Reino Unido, Canadá y Singapur, esto ha sido un aliciente para la innovación en áreas vinculadas con la ley.
¿Cómo fue tu experiencia como Fellow en el Legal Design Lab de la Universidad de Stanford?
Stanford tiene dos centros de innovación legal. El primero es CodeX, una iniciativa en conjunto entre la Facultad de Ingeniería y la Facultad de Derecho. En ese centro, investigan la aplicación de tecnología en la práctica del derecho. Por ejemplo, cómo se puede aplicar la tecnología para automatizar el razonamiento legal, para ayudar en la investigación o aumentar las capacidades legales.
El otro centro, donde hice mi Fellowship, es el Legal Design Lab, formado en conjunto entre la Facultad de Diseño y la Facultad de Derecho. Su objetivo es incorporar técnicas de design thinking en el derecho y reimaginar cómo pueden ofrecerse los servicios legales. Busca crear una mentalidad de innovación y creatividad en los estudiantes y hacer investigación en una variedad de áreas.
Una de ellas es el acceso a la justicia, otra es cómo fomentar la innovación en firmas de abogados, departamentos legales y en el gobierno. En el Lab, tuve la oportunidad de profundizar en la intersección del diseño, la ley y la tecnología.
¿Cómo funciona el proceso de diseño legal?
El legal design es innovación de diseño aplicada a diferentes áreas de la ley como firmas legales, departamentos legales y gobiernos.
La premisa central del diseño centrado en las personas es poner al usuario en el centro del producto o servicio. Asegurarse de que el producto sea amigable para el usuario.
Este es un concepto nuevo en el mundo legal. Históricamente, la ley fue producida por abogados para abogados. La legislación está escrita intencionalmente en un lenguaje complejo, no para ser comprendidas por cualquier ciudadano.
Al poner el foco en el usuario, el diseño legal busca producir regulación, contratos y piezas de información legal que cualquiera pueda entender.
Otro aspecto importante del proceso de diseño es la utilización de diferentes métodos de investigación, desarrollar prototipos y realizar experimentos para entender rápidamente qué funciona y qué no.
En el mundo de las cortes, se han realizado muy pocos experimentos. Nadie sabe cómo debería ser una corte del siglo XXI.
Hemos realizado muchos experimentos en software, hardware, incluso con muebles.
Entonces, podríamos aplicar pensamiento de diseño para reimaginar la experiencia de una corte de justicia.
Históricamente, una corte fue un lugar físico donde uno tenía que ir. Mientras estaba en Stanford, diseñé una corte para pequeños reclamos laborales en Colombia que funciona exclusivamente por mensaje de texto.
Otra área importante del legal design es el uso de visualizaciones para simplificar la información legal.
Un ejemplo son las políticas de privacidad. Nadie lee las políticas de privacidad online. Pero si dejamos de pensar en las políticas de privacidad como en un documento legal y pensamos en ellas como una parte esencial de la experiencia de usuario de un servicio, eso cambia radicalmente como las diseñamos y cómo se las mostramos a los usuarios.
El pensamiento de diseño tiene un sesgo hacia la acción, hacia construir y aprender.
Pero esta no es la forma habitual de trabajar en el derecho. Los abogados están acostumbrados a pensar y escribir, no a construir ni crear. La creación de prototipos es muy útil para pensar cómo un sistema puede funcionar mejor. Es otra área en el que diseño puede generar mucho valor para la ley.
Por último, el pensamiento de diseño está basado en una colaboración radical entre disciplinas. El futuro de los servicios legales viene de una combinación entre filosofía, tecnología, diseño, economistas y otras disciplinas.
Esta es la dirección en que la ley tiene que evolucionar.
