¿Marx tenía razón? El comienzo de la era poscapitalista…
La humanidad nunca conoció una era de tanta prosperidad. Productividad e ingreso per cápita nunca fueron tan elevados. Todo se debe a distintas tendencias tecnológicas de la revolución digital, la robotización y la mejora en los métodos de organización.
Muchos indicadores de desarrollo humano (educación, salud, violencia, libertades políticas, etc.) sugieren que ésta es nuestra mejor época. Por primera vez, la humanidad está a punto de vencer la escasez.
Y, sin embargo, estamos percibiendo la época como si fuese de crisis y decadencia.
Distintos autores cubren diferentes perspectivas del fenómeno. Picketty lo hace desde la teoría económica en El Capital en el Siglo XXI. McAfee y Brynjolfsson estudian el impacto de la robotización y el software sobre los mercados de trabajo en Race Against the Machine. Jaron Lanier, uno de los pioneros en realidad virtual, también ofrece una perspectiva negativa en Who Owns the Future.
Todas estas perspectivas recuerdan a la vieja noción marxista de las contradicciones internas de capitalismo. Según Marx, la tendencia al aumento de la utilización del capital en la producción genera una caída en la tasa de ganancia, precisamente, lo que mantiene al motor capitalista en funcionamiento.
Lo que Marx veía en su época era la mecanización industrial, obreros reemplazados por máquinas en talleres textiles. La ola de mecanización de nuestra época ocurre en el sector de servicios a través de la inteligencia artificial y los robots.
Como dice Marc Andreessen, el software se está comiendo el mundo: software de gestión que reemplaza mandos medios, automóviles automatizados que ya no necesitan conductores humanos, plataformas de música como Spotify que destruyen miles de empleos en las redes de distribución, etc, etc, etc. Enormes fortunas se acumulan en pocas manos, y generan una caída en la rentabilidad promedio de la economía, como sabe cualquiera que se desempeñe en rubros vinculados con la empresa, las finanzas y las inversiones.
Durante el siglo XX, el colapso capitalista que predijo Marx no se consumó. El economista marxista Paul Sweezy señala que la formación de monopolios contrarrestó la tendencia a la caída de la tasa de ganancia. Además, el Estado de Bienestar actuó como agente de regulación económica, extrayendo y distribuyendo el excedente de la acumulación.
¿Seguirán operando estas tendencias contrarrestantes?
En la época de la hipercompetencia, la tendencia es a la disrupción de los modelos de negocio. Corporaciones monolíticas son atacadas por startups que lo hacen mejor, más rápido y más barato en algún otro lugar del mundo.
No es claro tampoco que el Estado pueda seguir cumpliendo con su función reguladora. La descentralización de la revolución digital, las redes p2p y las criptomonedas restringen la capacidad de los estados de cobrar impuestos y distribuir riqueza.
Actualmente, parece que estamos frente a dos tendencias contradictorias.Por un lado, el aumento de la productividad nos pone más cerca que nunca de librarnos definitivamente de la escasez. Ya es posible pensar en un ingreso universal garantizado para toda la humanidad.
Por otro lado, sin embargo, el debilitamiento de los mecanismos de regulación causa un incremento de la desigualdad. No es claro quién debería o podría ser el agente encargado de desarrollar esta redistribución.
No es claro cómo se resuelve la disyuntiva. ¿Nuevas instituciones pondrán un nuevo dique de contención a la caída de la tasa de ganancia? ¿Cuáles son las instituciones que realizarán esta distribución? ¿Quién las construirá? ¿Las Naciones Unidas? ¿Emprendedores sociales?
Creo que el ecosistema construido sobre la blockchain tiene el potencial de albergar estas nuevas instituciones. Más sobre esto en un próximo post.
