¿Puede la inteligencia colectiva reemplazar a los jueces?

En un post anterior, presenté una idea que llamé CrowdReferee, que consiste en asistir a los referís de fútbol con una plataforma tecnológica donde la inteligencia colectiva del público los ayude a tomar decisiones en medio del partido.

Federico Ast
Astec
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5 min readMar 2, 2015

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Recibí innumerables críticas (“¿Cómo puede ser/a quién se le ocurre que el público asuma funciones del árbitro?”) y algunos tibios apoyos (“Una idea innovadora, aunque irrealizable”). Esto me llevó a pensar: ¿por qué no extender la misma lógica al sistema de justicia?

El juicio, un dispositivo tecnológico de búsqueda de la verdad

El objetivo de un juicio es determinar si un acusado cometió el delito del que se lo acusa. El juez (o jurado) es el agente que debe tomar esta decisión. Básicamente, un juicio es un dispositivo tecnológico para resolver ese problema.

El peor juez del mundo es uno que jamás acierta. El mejor es aquel que determina de manera infalible si el acusado cometió el delito en cuestión. Para tomar su decisión, el juez se basa en evidencia.

A lo largo de la historia, los juicios se desarrollaron de diferentes maneras, con diferentes tipos y cantidades de personas como jueces y distintos tipos de evidencia.

La peor tecnología de juicio eran las ordalías medievales, donde la culpabilidad del acusado se determinaba por su capacidad de superar cierta prueba, como sobrevivir a ser sumergido en agua helada por diez minutos. Si moría, era culpable. Si sobrevivía, se lo declaraba inocente.

En este tipo de juicio digno de una película de Monty Python había cero relación entre la sentencia y la culpabilidad del acusado.

Ordalía del agua. Se sumergía al acusado en el río. Si moría ahogado, se consideraba que era culpable. Si Dios lo salvaba, demostraba su inocencia

Hacia fines de la época feudal, las ordalías fueron reemplazadas por juicios por jurados. Desde luego, según estándares modernos, eran muy deficientes. En Gran Bretaña, duraban apenas 8 minutos y el jurado no tenía la menor preparación. La capacidad del juicio para determinar la violación de la ley era muy limitada.

A partir de la Ilustración, nacieron los sistemas judiciales modernos. Se garantizó a los acusados una gama de derechos que incluye un juicio justo. En algunos lugares, el veredicto es emitido por un tribunal de jueces profesionales. En otros, como Estados Unidos, por un jurado de ciudadanos.

Los sistemas modernos son, por supuesto, infinitamente superiores a las ordalías medievales. Pero no son perfectos, ya que también están sujetos a corrupción, errores y manipulaciones. El dinero puede comprar un tribunal de jueces o mejores abogados defensores. Es decir, introduce distorsiones en la capacidad del dispositivo tecnológico del juicio para encontrar la verdad.

Tribunal en Fuga (2003). En esta película, Gene Hackman interpreta a un experto en selección de jurados.

El CrowdJury

La pregunta por el CrowdJury es tecnológica: ¿cuál es la herramienta más eficaz para que un juicio tenga la máxima probabilidad de esclarecer un hecho?

En la base, no es muy diferente de las preguntas que se formula la democracia deliberativa para la toma de decisiones sociales. ¿Es más efectivo que decidan muchos o uno? ¿Toma mejores decisiones una democracia con voto universal o un dictador centralizado?

Si la legislación por muchos es mejor que la legislación por uno solo, ¿por qué esta misma lógica no habría de funcionar en el caso de la justicia?

Ya estamos perfectamente acostumbrados a que la gente vote por Twitter quién fue el mejor jugador de un partido o el ganador de American Idol. Una combinación entre un tribunal de notables y un CrowdJury podrían colaborar perfectamente en esclarecer delitos.

Imaginemos que todo el desarrollo del juicio fuese televisado por YouTube, y todas las piezas de evidencia (fotos, videos, etc.) se subiesen a una plataforma, a disposición de cualquiera que desee consultarlas. Los participantes desde la nube pueden plantear preguntas al acusado y los abogados. Al finalizar el juicio, el público determina el veredicto con una votación online.

El método podría aumentar radicalmente la precisión de los juicios por varias vías:

-Mil ojos ven más que tres o doce.
-Es más difícil sobornar (o amenazar) a la inteligencia colectiva que a un tribunal de jueces o un pequeño jurado.

De esta forma, en principio, el CrowdJury eliminaría una serie de factores distorsivos que pueden afectar el resultado de un juicio. También permitirían acelerar los juicios. La cantidad de jueces es limitada. La multitud, no.

Las capacidades tecnológicas desde hace años. Desde luego que hay muchos interrogantes por resolver, como quiénes deberían formar parte del jurado (¿es necesaria alguna calificación especial?).

Más allá de la esperable resistencia cultural (“¿Cómo puede ser/a quién se le ocurre que…? ¡Esto es inaudito!”), no veo ninguna razón por la que el CrowdJury no habría de funcionar.

Mi impresión, de hecho, es que la evolución hacia esta clase de juicios es inevitable. Desde la Ilustración, la historia de la humanidad fue una progresiva apertura de las posibilidades de participación de la gente en todos los ámbitos de la vida política y social. En la Edad Media, la idea de un voto universal podía parecer inaudita. Y, sin embargo, se trata de una aplicación de la inteligencia colectiva a la solución de problemas sociales.

Hoy nos parece inimaginable que la inteligencia colectiva también se pueda convertir en juez. La resistencia me recuerda a una famosa máxima del genetista John Haldane (1892–1964):

“Hay cuatro etapas en la aceptación de una nueva teoría científica:

1) Esto no tiene ningún sentido.

2) Es un punto de vista interesante, pero perverso.

3) Esto es verdad, pero irrelevante.

4) Siempre lo dije.”

Emmett Brown. “La justicia es más rápida en el futuro, desde que abolieron los abogados”

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Federico Ast
Astec
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Ph.D. Blockchain & Legaltech Entrepreneur. Singularity University Alumnus. Founder at Kleros. Building the Future of Law. @federicoast / federicoast.com