34 años sin la voz del Sur…

O. Onetti
Revista Tlajtoli
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3 min readJan 8, 2020

Juan Rulfo dejó un legado breve, pero enorme en calidad, que puso a México en el centro de las letras hispánicas.

ESPECIAL / inba.gob.mx

Vio la primera luz allá en el sur de Jalisco, unos apuntan que en en Sayula y unos más en el poblado de Apulco, el escritor mexicano Juan Rulfo, un 16 de mayo de 1917. Creció en el pueblo de San Gabriel, el tercero de los cinco hijos de Juan Nepomuceno Pérez Rulfo y María Vizcaíno Arias; de familia acomodada, vivió allí la primera infancia y las consecuencias del movimiento Cristero, situaciones concebidas como unas de las más grandes influencias en sus posteriores trabajos literarios, mismos que lo encumbraron como uno de los mejores escritores de la literatura hispanoamericana del siglo XX. Su padre murió pronto, cuando era él apenas un niño.

En ese mismo año, ingresa en la escuela primaria, en el pueblo de San Gabriel; unos seis años adelante, fallece su madre, y queda a cargo de su abuela, para pasar posteriormente a un orfanato en la ciudad de Guadalajara. En 1934, tras no poder ingresar a las filas de la Universidad de Guadalajara debido a la huelga que se gestaba por aquel tiempo, emigra a la Ciudad de México, donde labora para la Secretaría de Gobernación, y en 1938 emprende viajes por varias zonas del país a causa de su labor, donde se cultiva en la cultura y antropología nacional, un gusto suyo, al tiempo que se embarca en la publicación de sus primeros cuentos en diversas revistas literarias.

Contrae nupcias por allá del año de 1947 con Clara Aparicio, en su época como fotógrafo, y complementa su familia con la llegada de cuatro hijos: Claudia Berenice, Juan Francisco, Juan Pablo y Juan Carlos.

En su primer libro, la antología de cuentos El llano en llamas, publicado en 1953, ofrece Rulfo una primera muestra sublime de su prosa expresiva y de corte realista sobre la vida de los campesinos en su tierra natal, inspirada en su vida de infancia en el sur de Jalisco, en relatos cimentados en anécdotas sociales y el conflicto.

Sin embargo, fue Pedro Páramo de 1955 la obra donde dio mejor forma a la interiorización de los personajes que reflejaban la realidad del país y con lo que mostró ese universo donde cohabitan lo real y lo extraño, donde conviven los vivos y los muertos, enmarcados por la ausencia notable de cronología y núcleo narrativo que favorece el surgimiento de la novela contemporánea y la muerte de la narrativa de la Revolución Mexicana, junto al preludio del llamado “Boom Latinoamericano”. Estudiosos señalan que pudo haber sido influenciado por la narrativa de William Faulkner y Ernest Hemingway.

Escribió también guion cinematográfico; destacan de este periodo los trabajos realizados para “El despojo”, inspirado en una idea suya, y “El gallo de oro” (1964) junto a Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez, así como “La fórmula secreta” (1965), de Rubén Gámez con textos del propio Rulfo.

Fue un autor reconocido en premiaciones muchas veces. En el año de 1955 recibe el Doctorado Honoris Causa por la UNAM y el Premio Xavier Villaurrutia; en 1970 es galardonado con el Premio Nacional de Literatura de México, y en 1983 con el Príncipe de Asturias de las Letras.

Juan Rulfo falleció en la Ciudad de México un día como hoy, pero de 1986, a causa de un enfisema pulmonar; se fue, no obstante dejó un legado breve, pero enorme en calidad, que puso a México en el centro de las letras en español.

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