Recuerdos infantiles en “Cartucho”
Siempre lo he dicho: si no hubiera estudiado Letras Hispánicas, hubiera terminado una licenciatura en Geografía o en Historia. Me apasiona saber lo que pasó miles de años antes de mi nacimiento, allá en los 90’s. Cuando era niña, me gustaba preguntar por la Revolución mexicana y me gustaba escuchar a mi abuelito platicándome acerca de mi tatarabuela que fue soldadera y se casó cuatro veces porque le mataban a su esposo en la guerra; también me contó que una vez, en uno de sus juegos infantiles, encontró un costal repleto de billetes, pero no recordó de cuál bando eran (si por algún milagro o alguna casualidad me leen fuera de México, deben saber que cada bando revolucionario imprimió su propio papel moneda) y siempre se arrepintió de no haber guardado un billete cuando su madre (mi bisabuela) le dijo que dejara ese fajo de billetes en donde lo había encontrado.
Así siguió mi vida, entre preguntas que ya me habían contestado y nuevos datos que adquiría de lecturas de aquí y allá. En una de esas casualidades que tiene la vida, llegó a mis manos, por obligación, el libro Cartucho, de Nellie Campobello, y debo decir que estoy muy agradecida de que así fuera. Los recuerdos de una niña que vivió uno de los movimientos más fuertes de un país que no terminaba de forjarse constituyen el alma del texto. Con la ingenuidad propia que poseen los infantes, somos testigos de los asesinatos por ajuste de cuentas, por defender causas justas, de los escondites que se tenían que adaptar en las casas para evitar que raptaran a las muchachas.
En realidad, Cartucho viene a ser un aire fresco en la memoria de quienes la leemos. Todo lo aprendido en tantos años de escuela, las divisiones entre los ricos del norte y los campesinos pobres del sur, entre quienes peleaban por tierras y quienes lo hacían por llegar a la silla presidencial, viene a perder sentido aquí, entre los relatos de la lucha en el norte de México que nos enternecen o nos hacen sentir pena por aquel soldado que pasaba por la calle y al día siguiente aparecía muerto. Para alguien que atesora los recuerdos de otros, para alguien que trata de ver el pasado en la memoria de otros, Cartucho es un movimiento armado imprescindible por su sencillez y honestidad, por ser el recuerdo del pueblo en esas comunidades que tal vez no sabíamos que existían, por presentar la humanidad de aquellos que alguna vez nos parecieron feroces, despiadados y listos para matar en cualquier momento.
Es una revolución llena de belleza y poesía, al menos en Cartucho.