Un siglo sin Emiliano Zapata

Kristell Navarro
Revista Tlajtoli
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4 min readApr 10, 2019
Esta es una de las fotografías más famosas del “Caudillo del Sur”. Fue tomada en el Hotel Moctezuma, en la ciudad de Cuernavaca, en 1911 y apareció por primera vez en el periódico El Imparcial del 16 de abril de 1913.

Emiliano Zapata Salazar fue asesinado hace un siglo. El hombre que en las fotografías aparece serio, con una mirada que intimida, su bigote característico y su inseparable sombrero fue acribillado el 10 de abril de 1919 en lo que hoy es la exhacienda de Chinameca, Morelos. Como la mayoría de los asesinatos de las figuras políticas, el del “Caudillo del Sur” estuvo enmarcado por la traición, por la falta de confianza en quien decía ser su aliado. El general Jesús Guajardo, fiel simpatizante de Venustiano Carranza, fue tentado con dinero para mandar al otro mundo al líder de los campesinos, de aquellos que anhelaban tener el control de sus tierras; como es de esperarse, la codicia fue más fuerte y le regaló armas y un caballo, “el As de Oros”, a Zapata, quien nunca terminó de creerle el cuento de sus deseos de unirse a los zapatistas. La cosa es que “El Atila del Sur” tenía pocas municiones y muchas pérdidas de cabecillas importantes para su causa, así que consideró buena idea unirse a un exfederal con tácticas de combate, armamento y lo más importante: personas.

El 9 de abril, Guajardo le dijo a Zapata que se uniría a sus fuerzas y el “Caudillo del Sur” lo invitó a comer, pero el federal se fingió cansado y le pidió que dejaran la reunión para el día siguiente en la exhacienda. Al llegar el 10 de abril, muy temprano Guajardo le envió a Zapata el mensaje de que los federales habían llegado a Chinameca; sin embargo, Emiliano llegó al mirador “La Piedra Encimada”, vio el pueblo muy tranquilo, se dio cuenta de que era una falsa alarma y con una decena de sus hombres se dirigió al lugar de la reunión. Mientras tanto, desde muy temprano Guajardo recibió en la hacienda a los generales Castrejón y Amole, quienes al calor de las cervezas y el aguardiente se deshicieron de las desconfianzas hacia Guajardo y los tres hombres se trataron como viejos amigos. En plena diversión hizo su aparición Miliano con su pequeña comitiva, Castrejón y Amole se pusieron de pie y desde una ventana miraron a los hombres de Guajardo con actitud sospechosa.

Guajardo había dado la orden a los soldados que resguardaban la entrada de la hacienda de rendir un homenaje y presentarle sus armas al líder de los campesinos; no obstante, Zapata y sus hombres llevaron las manos a sus rifles y temiendo que los “madrugaran”, las tropas de Guajardo dispararon y el primero en caer fue Emiliano, eran cerca de las dos de la tarde. Sus 10 hombres poco pudieron hacer por él y sus generales no pudieron participar en la refriega porque Guajardo fue más rápido y los asesinó. Para evitar que los simpatizantes de Zapata vengaran a su líder y robaran su cuerpo, el federal ordenó subir el cadáver a un caballo para llevarlo Cuautla, donde lo inyectaron para que fuera expuesto durante cuatro días, cosa que no pasó porque el cuerpo comenzó a descomponerse y fue enterrado el 12 de abril. Los familiares de Miliano sólo comprobaron que estaba muerto al mirar el lunar que tenía debajo del bigote y ahí comenzó el mito de Emiliano Zapata, el defensor de los oprimidos.

Y como el cine siempre ha encontrado en las figuras nacionales un semillero para seguir contando historias, les presento las cuatro películas que se han hecho del “Atila del Sur”, algunas con muy buenas actuaciones, otra con un excelente fotógrafo y otras que pasaron con más pena que gloria:

· ¡Viva Zapata! (1952).

Dirigida por Elia Kazan y el guión elaborado por el célebre John Steinbeck. Este filme levantó polémica por estar rodado en la frontera norte de México, que en nada se parece a Cuautla ni a Chinameca, y por estar protagonizado por Marlon Brando y Anthony Quinn, quien ganó el Oscar como actor de soporte, como Eufemio Zapata. Hasta la fecha, es considerada la mejor película sobre el héroe revolucionario.

· Emiliano Zapata (1970).

El director fue Felipe Cazals y el protagonista, Antonio Aguilar, quien escribió el guión junto a Ricardo Garibay y Mario Hernández. La Masacre de Tlatelolco tenía poco de haber ocurrido y Gustavo Díaz Ordaz, en un intento por borrarla de la memoria del mexicano, ordenó hacer la mejor película acerca del “Caudillo del Sur”. Cuando la vieron, el gobierno mexicano ordenó cortar 12 tomas, la censuró y después aceptó estrenarla en los cines “de a peso”.

· Zapata en Chinameca (1987).

En su lecho de muerte, un general zapatista recuerda cómo se convirtió en un hombre rico al traicionar sus ideales revolucionarios y a Emiliano Zapata. Dirigida por Mario Hernández y protagonizada de nueva cuenta por Antonio Aguilar, es una adaptación libre de La Muerte de Artemio Cruz, del escritor Carlos Fuentes.

· Zapata, el Sueño del Héroe (2004).

Bajo la dirección de Alfonso Arau y los protagónicos en manos de Alejandro Fernández, Lucero, Jaime Camil y Jesús Ochoa, esta es la cinta más extraña que se ha hecho sobre Zapata, pues nos lo presentan como un chamán. Esta película, que parece más una novela, causó la risa y el desconcierto de los mexicanos, a los que Arau respondió: “sí, violé la historia, pero creo que le hice un hijo muy bonito”. Nadie se explica cómo es que el reconocido fotógrafo Vittorio Storaro aceptó trabajar en filme.

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Kristell Navarro
Revista Tlajtoli

La poesía es lo único que me hace existir en el mundo.