Marciano Martín
Aún no somos robots
4 min readApr 18, 2016

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Desolación, desarrollo y ciencia

Este 2015 conmemoramos 70 años del Premio Nobel de Literatura de Gabriela Mistral. Esta maestra, escritora y diplomática dedicó su vida a quienes creía más necesitados: los niños, los ancianos, los desposeídos, los desesperanzados.Su obra inicial es Desolación (1922), la cual dedica a Pedro Aguirre Cerda y que nos ilustra con una viveza única sus sentimientos y experiencias sobre la vida, la escuela, el dolor y entre otros. En la sección ‘Dolor’, en el poema La espera inútil podemos rescatar los versos:

Me olvidé de que te hicieron

sordo para mi clamor;

me olvidé de tu silencio

y de tu cárdeno albor;

Y este verso me hace pensar en la carta que la comunidad científica está divulgando “Nuestros gobiernos han elegido la ignorancia”. Esta carta es un clamor vacío, donde además de exponer un diagnóstico muy frecuente dentro del mundo de los investigadores, este parece ser un tema que no causa interés en la ciudadanía, ni tampoco la simpatía para ser parte de la agenda política prioritaria.

Pero esto no siempre ha sido así. La falta de una política del conocimiento en Chile se genera –como tantos otros problemas– luego de la dictadura. El direccionamiento de discursos y estrategias de marketing por sobre reales agendas de trabajo han generado 9 comisiones presidenciales pertinentes a este problema en 25 años. La carencia de un programa político en el área es responsabilidad de todos los actores: científicos, ingenieros, médicos y políticos. Pero también de una ciudadanía desempoderada la cual no apunta a captar las potencialidades ni riesgos de nuestras relaciones. Hay que ir más allá del maravillismo científico o del novum increíble. En los años ’30, Pedro Aguirre Cerda dice en El problema industrial: “Comprendiendo que el progreso en la aplicación de la ciencia a la industria puede sólo realizarse por el esfuerzo combinado de personas dirigidas por una autoridad central a un fin común y que el egoísmo industrial tiende a evitar la extensión en los beneficios utilitarios de la ciencia, han estimado que es la comunidad la encargada de poner la ciencia y sus conquistas en conocimiento y provecho del país“.

¿Dónde está la Gabriela (escritora), y el Pedro (político) que aboguen por un desarrollo basado en el conocimiento? ¿O el conocimiento se acaba con la educación pública, gratuita y de calidad?

La necesidad de esta orientación del conocimiento al servicio del país es algo que debe ser mediado por la política y no dejado a voluntades (como tampoco la divulgación o la educación científica, como he expuesto en anteriores columnas). Tanto Pedro Aguirre Cerda como Gabriela Mistral compartían una visión de desarrollo. En un foro reciente que participé, la Premio Nacional Cecilia Hidalgo dio cuenta de su sentimiento. Mientras hay otros, como el Presidente de la Académia de Ciencias, Juan Asenjo, quien en un panel sobre esto en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile (FCFM) entrega su voto de confianza a quienes hoy están en La Moneda, como Pedro Güell. Hoy la amistad entre intelectuales y política está alejada, más aún, la de los científicos con los políticos.

En los ’30, cuando surge la Corfo, Aguirre Cerda y Mistral se dedicaron, en su amistad, estos dos libros citados mutuamente. Estas ideas hace más de 25 años no están en los discursos públicos y hoy vivimos dicha consecuencia. Nuestro problema actual con el conocimiento tiene que ver con la calidad de nuestros gobernantes y legisladores actuales y nuestra miopía al no interrogarlos más y hacerles estudiar cada uno de sus proyectos. No es furia lo que tienen los científicos, es desolación en el alma del investigador. Es como que si en Chile la curiosidad, la rigurosidad y la creatividad hayan sido puestas nuevamente en el paredón, pero ahora la del desinterés.

La necesidad de esta orientación del conocimiento al servicio del país es algo que debe ser mediado por la política y no dejado a voluntades. Tanto Pedro Aguirre Cerda como Gabriela Mistral compartían una visión de desarrollo.

Ante este escenario, quienes producimos y divulgamos conocimiento nos sentimos con ganas de cambiar la estrategia para dejar de estar en un pozo sin fondo donde el silencio se olvida.

La carta “nuestros gobernantes han elegido la ignorancia” es un nuevo intento de hacernos conscientes, a la ciudadanía, de la ceguera con la que se ha conducido la ciencia, tecnología y conocimiento en Chile en los últimos 25 años. Dejándola como un sumidero donde tirar las discusiones difíciles (pero necesarias) de este país. ¿Será que dentro de los cambios de este tiempo debemos comenzar a valorar el conocimiento de otra manera? ¿Dónde está la Gabriela (escritora), y el Pedro (político) que aboguen por un desarrollo basado en el conocimiento? ¿O el conocimiento se acaba con la educación pública, gratuita y de calidad? ¿O será la hora de comenzar a ver a científicos como candidatos al parlamento? Es hora de comenzar todos a hacernos las grandes preguntas.

Publicada originalmente en MQLTV http://mqltv.com/desolacion-desarrollo-y-ciencia/

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