Kamila, la noche y yo.
400TX push +2
Aquel día estaba un poco desalentado, recién había comprado una cámara pero no funcionaba, ya eran varios días en este proceso de llevarla al taller y regresar a casa sin noticias buenas.
En Donceles 52 está el negocio de Omar Galván, un tipo que siempre me vende cámaras y me ofrece cosas que podría necesitar; esa vez me ofreció filtros, compré algunos y otros me los regaló. Apenas salí de la tienda preparé mi Pentax K1000 a. k. a. Kamila y comencé a caminar con rumbo al Palacio de Bellas Artes, fue en ese transcurso que se me ocurrió pasar al callejón de la Casa de los Azulejos, tenía ganas de fotografiar a las personas que se disfrazan de superhéroes, siempre me han parecido bastante cómicas.
Conforme me acercaba, comencé a escuchar algo que parecía a una fusión de jazz, me gustó. Apenas había hecho tres fotos, recuerdo que comenzaba la época del frío, estaba preocupado por la abuela; los médicos dijeron que era cáncer, no había nada que hacer, moría de apoco.
La melodía que interpretaban en ese instante me hizo pensar en todos a los que amo. Algo me estaba molestando en el bolsillo, eran dos filtros de efectos, los enrosqué sobre el lente y comencé a hacer clics, ya no había mucha gente en el centro y comenzaba a hacerse tarde; esperé a que terminara la melodía, me deshice de algunos pesos y regresé a casa con un rollo que moría por revelar con D76.