En defensa de Violeta en ‘Supervivientes’

Azul Corrosivo
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3 min readMay 30, 2019

En las últimas semanas, la vida de Violeta Mangriñán -extronista de Mujeres y hombres y viceversa y actual concursante de Supervivientes- ha dado un giro. Al poco tiempo de entrar en el reality de Mediaset, decidió romper su relación con su novio Julen -al que conoció en MyH-, porque había empezado a sentir algo por su compañero de isla, Fabio. Desde entonces, se ha polemizado con el falso positivo de embarazo que vivió al principio del concurso, se ha cuestionado su valor en la isla más allá de su relación sentimental, se han emitido imágenes suyas practicando sexo con su actual pareja y se la ha juzgado constantemente por no guardarle luto a su ex.

Violeta está recibiendo los mismos juicios patriarcales que sufrimos cualquiera de nosotras en nuestro día a día, pero aún más expuesta y vulnerable por ser un personaje público. En la última gala de Supervivientes: Tierra de nadie, presentada por Carlos Sobera, se emitieron imágenes íntimas de la pareja en la isla, y el rótulo se jactaba: “Violeta piensa que no vamos a emitirlas, pero está muy equivocada…”. Mientras, en plató se juzgaba a Violeta por sus “gemidos de Koala” y su sexualidad y su deseo se convertían en el centro de la conversación mientras las imágenes, que la mostraban a ella desnuda con el pecho emborronado y a Fabio de espaldas, aparecían insistentemente. De él, que aparentemente también formó parte del momento tórrido, no se mencionó nada.

En la misma gala, Violeta mencionaba que no tenía amigos en su equipo actual de Supervivientes. Las concursantes Dakota y Lidia le recordaban que tenía allí a su novio, a lo que Violeta les respondía que ella había venido sola a la isla y su concurso seguía siendo solo suyo. Porque una pareja no es una prolongación de ti ni puede ser un único apoyo; es un complemento positivo a quienes ya somos, como el resto de relaciones sociales que nos conforman. Una mujer no está definida por su pareja, y ella lo tiene claro.

Entre los colaboradores del programa parece existir un consenso: Violeta es una desconsiderada. No debería haber mostrado su relación con Fabio de una forma tan explícita (¿quién decide qué se puede mostrar y qué no más que la propia pareja?), y debería haber pensado en su exnovio antes de acostarse con otro en televisión (¿habría recibido el mismo juicio un hombre que acaba de dejar a su novia?). Pero ella cortó su relación con Julen para poder seguir con su vida. En la era de las redes sociales, todos sabemos que las stories y las rupturas son duras, y el duelo se magnifica si tu expareja cuenta con la exposición mediática de un reality. Espero que Julen no haya tenido que recurrir otra vez al Burger King. Pero con Violeta siguiendo sus emociones y el protocolo que evitaba una infidelidad -algo que sí podría haber sido cuestionable para la opinión pública-, lo único que veo es un interés generalizado por controlar la vida de una mujer adulta y soltera.

No le debemos pleitesía a nuestras exparejas, aunque duela. Si ya no tenemos una relación, no estamos obligadas a bloquear nuestras emociones para que los demás no se asusten. Nos pasamos la vida cuidando de otros antes que de nosotras mismas, y poner nuestras necesidades por delante es valiente, especialmente si nuestro comportamiento está siendo examinado con lupa en una cadena nacional.

A Violeta le preocupaba mucho que la audiencia la odiara por haber roto con Julen, pero se decidió por ser fiel a sí misma. Hay muchas formas de hacer las cosas, y podemos estar de acuerdo o no con su ejecución; podemos adorar o no soportar a Violeta, pero no se le debería echar en cara a ninguna mujer que haga lo que necesita para ser feliz (en el caso de Violeta, en condiciones extremas). Todo lo demás solo es control, culpabilización, hipervigilancia, machismo.

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Comunicación audiovisual, cultura y gatos. Never not hungry. Antes en BuzzFeed España y BuzzFeed LOLA.