“Vivir el momento” entre un mar de teléfonos

Azul Corrosivo
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3 min readJul 25, 2016

Hace no mucho, Adele le pidió a una fan en mitad de un concierto si podía dejar de grabar porque “puedes disfrutar de esto en la vida real”. Los Yeah Yeah Yeahs de Karen O han colgado carteles para que, por favor, “no se viera el concierto a través de ninguna pantalla”. Wilco han grabado mensajes que se reproducen antes de cada concierto y donde piden que no se saque el teléfono. Los Black Crowes han dicho que es imposible que un concierto te vuele la cabeza si estás “escribiendo a alguien o mirando las putas estadísticas de un juego”.

M. Ward dio un concierto en el que prohibía a los asistentes sacar el teléfono, con Neko Case apuntando: “Dejad el teléfono y ved el concierto. Esta persona ha viajado miles de kilómetros para tocar”. ¡Menuda presión para el público! Por lo visto, los artistas hacen giras específicamente para que los asistentes a sus conciertos no utilicen sus teléfonos y no graben con ilusión uno de los momentos más importantes de su mes, su año o su vida. ¡Perdona! Pensaba que solo había comprado una entrada para disfrutar de tu música como a mí me apeteciera, ¿puedes hacerme una lista de cosas que no puedo usar en tu show? ¿Puedo comerme una piruleta si prometo no levantarla mucho?

Esta semana nos topábamos con el mismo discurso altivo en redes, pero incluyendo la última moda en criticar lo que a otros les provoca felicidad, Pokémon GO. Rihanna ha pedido que no se cacen pokémon en su concierto, y enseguida aparecía este vídeo en el que alguien está consultando la app a pocos metros de Beyoncé. Ahora, la gente no solo escribe a sus amigos en mitad de una canción o graba un fragmento de un tema, sino que encima caza Golbats. A dónde vamos a llegar. Si te crees que no voy a asegurarme de que haya Magikarps cerca, Rihanna, eres un poco ingenua.

“No puedes vivir la vida a través de tu teléfono”, le dijo Jennifer Lawrence a un periodista que consultaba su smartphone en la rueda de prensa de los Globos de Oro del año pasado. Es 2016 y parece que hace falta volver a decirlo: no estamos obsesionados con los dispositivos móviles, no estamos en un apocalipsis de robots y autómatas, y tener un teléfono en la mano no está reñido con disfrutar de un espectáculo o un evento. A la demonización absurda de la tecnología le encanta un buen sacrificio, sobre todo si humillamos a una persona que está usando su móvil con normalidad donde le sale del coño y aprovechamos nuestra situación de poder frente a un espacio abarrotado.

Seguro que Rihanna usa su teléfono de forma intachable y políticamente correcta, pero la única forma “correcta” de usar un teléfono es la que considera cada uno: si no te molesto directamente, si no estoy dándote golpes en la cabeza con mi teléfono, si mi teléfono no te impide disfrutar a ti del concierto (friendly reminder de que un móvil mide 15 centímetros y los escenarios se cuentan en metros)… déjame en paz. Valorad a vuestros fans, que han pagado un dinero demencial para veros en directo y no para soportar vuestros sermones. Menos mal que queda un poco de esperanza.

Que no se nos olvide: hay un momento en la vida para usar los teléfonos móviles, y nunca podrá ser un concierto de un artista que nos flipa. No. Ya lo usaremos en otra ocasión más trascendental, como comprando un melón en Mercadona. O cuando nos digan los sabios de internet.

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Comunicación audiovisual, cultura y gatos. Never not hungry. Antes en BuzzFeed España y BuzzFeed LOLA.