El hermoso reguero de Sorry To Bother You
Boots Riley nos regala un clásico instantáneo del cine independiente americano.
Sorry to Bother You es la mejor metáfora del “sueño americano” y manifiesto del capitalismo que ha producido el cine en muuuucho tiempo. Es imposible hacerle justicia a todo lo que se ve en esta película que como muy bien ha descrito su director Boots Riley en varias entrevistas, es un “reguero hermoso”. Y lo es, porque tiene una atención al detalle que la separa de cualquier producción independiente que haya visto el medio en años recientes. Esto es una propuesta que entiende que en el 2018 una película se puede ver y volver a ver muchas veces, y que por lo tanto no existe tal cosa come “exceso de información”. Se vale todo en este sandwich de salchichas. Aquí hay alusiones al Illuminati, a la lucha de clases y lo que se pierde cuando uno le vende el alma al diablo, la resistencia y las uniones, la guerra tecnológica que se avecina, lo efímero de ser viral y el amor en los tiempos del interné.
Pero sin academia. Sorry To Bother You es irreverente y profunda a la vez. Es arriesgada visualmente y cuenta con una edición que recuerda al intento de adelantar la experimentación Godardiana que Scott Pilgrim logró en sus primeros 45 minutos hace 8años.
El elenco es poderoso. Es un gozo acompañar a Lakeith Stanfield, un actor con un timing único, en esta montaña rusa. Su ritmo es tan específico que pareciera, en sus silencios, darnos entrada y facilitar el proceso de identificación con su trayecto. Estamos ahí con él desde el principio. Nos alegramos, desesperamos, lloramos, encabronamos y al final entendemos aplaudimos su aterrizaje, su “enlightenment” (bien entre comillas).
Tessa Thompson, Steven Yeun, Donald Glover y Armie Hammer están completamente entregados al tono y reguero de Riley, que en ocasiones es Coen Brothers y Spike Lee y Charlie Kaufman y Mike Judge…y tantos otros que termina siendo nuevo, fresco, un peliculón de la mente de un “free thinker”.
Pero repito, es genuinamente imposible hacerle justicia en palabras…hay que ir a verla y punto, pensarla y volver. No hay de otra.
