The Rider es pura humanidad

Chloé Zhao le apunta su cámara a Brady Jandreau y eso es todo lo que hace falta.

William Rosario
BajoCriterio
3 min readAug 12, 2018

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The Rider es fascinante. Un estudio de personaje, sus circunstancias y el mundo que le rodea, por parte de una cineasta que confía en el poder de las imágenes y su sujeto. Sí, esta es la historia de un joven “vaquero”, Brady, que luego de un accidente craneal tiene que dejar a un lado su pasión (y gran talento) de montar en el rodeo para redescubrirse como hijo, hermano, amigo y hombre, pero también es la historia de como una cineasta entendió en él y su entorno unas cualidades tan y tan puras y poderosas que decidió apuntar su cámara y los dejó respirar.

Brady Jandreau es una estrella. Un actor natural, relajado en pantalla y viviendo el momento, escuchando y reaccionando como un ser humano (que es mucho más difícil de lo que parece) y con una fisicalidad única. Esta película existe por y para Brady. Sus momentos con Lilly (hermana), Lane (amigo), Wayne (padre) son tan simples que en ocasiones uno olvida que está viendo un trabajo de ficción, sentimiento que aumenta cuando uno lo ve trabajar con los caballos. “Me habían dicho que tenías un don y lo estoy viendo.”, le dice el dueño de un caballo que lo contrata para que lo entrene. Y es así. Sin obstrucciones, uno ve a este joven conectar y desarrollar empatía con ellos de una manera tan visceral que es genuinamente fascinante.

Esto mismo se podría decir de la directora del filme, Chloé Zhao con Brady. Ella también es una estrella. Su paciencia, carencia de manipulación e intromisión y la manera en la que no fuerza una premisa, tirando cualquier intento de fórmula por la ventana y dedicándose a acompañar a Brady en este redescubrimiento, la anuncian como una gran artista de su medio. Esta es una maroma a la altura de la obra maestra que fue Luz Silenciosa de Carlos Reygadas, con un personaje principal en los zapatos de Mickey Rourke en The Wrestler y un tratamiento de periodismo cinematográfico a lo Sean Baker.

Hay quién se asombra y pregunta cómo se logró X o Y efecto especial en X o Y película, algo que confieso pocas veces ha pasado por mi mente porque le creo a la tecnología ser capaz de cualquier logro en un medio que desde mucho antes de la digitalización tuvo naves en el espacio y criaturas invadiendo ciudades, entre otros mil embelecos. Lo que siempre me ha resultado increíble y difícil de comprender es como se puede llegar a capturar la humanidad en un sentido tan puro. Inclusive la inmensa mayoría de los documentales que pasan por ser “verdad”, son un conglomerado de sujetos “posando” para la cámara en busca de contar su historia o una historia determinada. Lo mismo con el “reality TV”. La humanidad, sin escarcha y pretensiones cinematográficas, es muy difícil de capturar y cuando se logra carga consigo permanencia. The Rider es un poema a la humanidad Brady, su propósito y sus sueños. Y es una película del 2018, sí, pero también es de toda la vida, es de siempre.

The Rider está disponible en iTunes y en VOD, aunque me hubiese encantado verla en la pantalla grande.

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William Rosario
BajoCriterio

Aquí escribo de cine y charlatanería, de vez en cuando.