Gamification, nivel principiantes
Después de leer esta nota, las notificaciones que te lleguen al celular de tus aplicaciones preferidas, no van a significar lo mismo.
La gamification (o en español, ludificación) y el Diseño UX (de User Experience, experiencia de usuario) pueden verse como dos caras de una misma moneda dentro del diseño de servicios. Veamos por qué se diferencian.
UX
El objetivo del diseño de experiencia de usuario es simplificar, facilitar y mejorar las interacciones de las personas con los sistemas que ofrecen un servicio, volviéndolos más intuitivos. El mundo por el que aboga el diseño desde la experiencia de usuario es uno más fácil y simple. Donde no nos perdemos, donde sabemos qué botón apretar y cuándo hacerlo. Donde lo que queremos que suceda, sucede. ¿O acaso no es placentero cuando solo desde una aplicación en el celular podemos hacer transferencias, pagar servicios y consultar el estado de nuestra cuenta bancaria? El diseño de la experiencia de usuario está a la orden del día para (re)pensar los servicios centrados en las necesidades reales de las personas.
Pero un mundo en el que todo es más fácil y nuestras interacciones están pre-diseñadas, lo que desaparece es la épica. Y ahí el teléfono suena para la gamification.
Gamification
La potencialidad del fenómeno del juego es inmensa, ya que tiene una sólida raigambre incluso en el mundo animal: como los cachorros de una leona que aprenden a cazar jugando. Pero, ¿qué es la gamification? Consiste principalmente en trasladar mecánicas de juego a espacios no lúdicos, con el objetivo de generar compromiso (engagement) con el usuario.
Lo que queremos poner en tensión acá es el lado oscuro que representa la gamification en el diseño de servicios en contraste con el UX: condiciones como lo impredecible, lo escaso y la pérdida, se hacen presentes para ponerle picante a la experiencia y que el usuario deba tomar las riendas de su propia acción, presionado por un riesgo. Los conocidos “happy hours” (horas felices) de distintos bares que promueven ofertas en bebidas que duran hasta un tiempo determinado son experiencias ludificadas, que ponen al usuario en jaque entre una variable positiva (comprar a un menor precio) y otra negativa (es por tiempo limitado), y de las cuales derivará su decisión.
Aquello que el UX expone con claridad y de forma intuitiva, la gamification puede ocultarlo para que debas buscarlo. Eso que el UX simplifica para que lo hagas más rápido, la gamification le pone una cuenta regresiva y sólo te da tres vidas. Esta forma de definir la estructura de los procesos, no son ideas aleatorias, está fundamentada en los principios de la economía del comportamiento. Es un tipo de enfoque para entender al ser humano desde sus sesgos en la forma de actuar y a través de los cuales se pueden diseñar opciones empujándolos (nudging) a cambiar su comportamiento o decisiones sin restringir sus libertades personales. Cuando se gamifica un proceso, lo que se hace es construir pequeños nudges para orientar a las personas a alcanzar sus objetivos, pero con decisiones complejas que implican una ponderación de las posibilidades y una lectura de esos posibles escenarios. El razonamiento prima ante la intuición y lo reflectivo.
Si bien en la mayoría de los casos, como usuarios preferimos un mundo que nos presente los procesos para nuestra comodidad, en muchos otros lo incómodo y el llamado a la acción también son requeridos. Si queremos combatir el aburrimiento o la falta de propósito, el llamado a la épica y el empoderamiento del usuario se pueden lograr con una experiencia gamificada.
Ya que las líneas de esta nota no alcanzan para ahondar en el tema, si te quedás con ganas de conocer un poco más, te recomiendo leer aunque sea un poquito de “Compilación para la primera escuela de videojuegos porteña”, un libro que construimos con mi amigo Martín Mazzeo hace unos añitos. En él vas a encontrarte con reflexiones exquisitas de mentes hermosas, acerca del juego, la educación y la electricidad.
