Smabs Sputzer. “Do Not Touch, Do Not Climb” vía Flickr (CC BY 2.0)

Útil

Juan Daza Arévalo
Baltaca
3 min readAug 9, 2016

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En el otro extremo de esa palabra reposan términos como inútil, ineficaz, inservible, perjudicial, nulo, desperdicio. Palabras que dan cuenta del uso y la importancia frente a lo otro que sobra, que estorba, que carece de sentido.

La cara oculta, que no es un antónimo, del término útil es, escotoma. O, desde su definición tomada de las ciencias de la salud: “es una zona de ceguera parcial, temporal o permanente.” Skótos o tinieblas. Una idea poderosa con la que me topé por primera vez en un ensayo de Oliver Sacks donde hace un recuento de las tantas ocasiones en las que la ciencia, poderosa por su método, se niega la oportunidad de ver lo que está frente a ella.

No tiene utilidad y por eso es invisible. No hace parte de algo y en esa soledad deja de tener un uso, isla inútil de un continente de acciones. El esfuerzo necio de ver todo como una máquina, donde sus partes explican, confirman un sentido, una razón. Sirve para, ergo sum: luego existo. Y aún así: ahí está.

—Es un apéndice. Una forma, arcaica -uno espera que así sea-, de insulto que designaba a una persona o cosa que no servía para nada. Mark Ravenhill, dramaturgo británico tuvo la idea de buscar los órganos inútiles después de una emergencia médica y se encontró con un listado de partes e ideas asociadas al cuerpo donde resulta que mucho de lo que tenemos no lo usamos. Pero recientemente, y gracias a Giulia Enders, una joven microbiología, tuve la epifanía de descubrir, en su libro Gut (tripas), que ese apéndice es el precioso lugar donde se refugian las bacterias sanas que terminan siendo definitivas para la flora intestinal, en un sistema que hasta ahora estamos empezando a descubrir y valorar. Ahora es útil, y siempre estuvo ahí.

Robin Waren, cuenta Kevin Ashton en su libro “How to fly a horse”, vio un microorganismo en la imagen del estómago de un paciente y su conclusión fue: es una bacteria. Pero, la ciencia entonces aseguraba que eso no era posible porque la acidez de ese lugar del cuerpo humano lo convertía en un lugar estéril. Y había registros de microorganismos pero todos eran descritos como cualquier otra especie menos una bacteria. Warren salió a investigar el tema y, como sucede cuando se levanta el velo, empezó a ver bacterias una y otra vez. Su descubrimiento (y los años de investigación y rigor científico posterior) terminan en un Premio Nobel. La confirmación de lo que implica contemplar información inútil desde otro lado.

Estas historias de la ciencia tienen el mismo tipo de finales en las industrias y emprendimientos. Personas que no creen en la utilidad establecida o que no miden lo que los rodea desde su inutilidad. Y es que los contrapesos no son silenciosos. Se cita a Bruce Lee, el actor, director y maestro de artes marciales, en Wisdom of the way, al decir: “Absorb what is useful, discard what is useless and add what is specifically your own” ¿Absorber lo que es útil? ¿Cómo se llega a esa conclusión? ¿Cómo se hace la selección? ¿Cómo se bloquea lo que no es útil para que no llegue, no sea una idea o una emoción?

La idea de útil tiene sentido en una línea de producción capaz de predecir el resultado: el sobrante es descartado. Puede que se recicle o no y no tiene uso inmediato. Pero eso no pasa en las industrias del conocimiento. Eso no pasa en las conversaciones y menos cuando priman las personas sobre los procesos. La visión necesita de la mayor cantidad de elementos para la creación no sólo de un contexto sino de un significado, y valorar si apela o no a lo que nos convoca.

Cada vez que forzamos la mirada para que no vea, no se atreva, no revise desde otro ángulo, estamos reduciendo las oportunidades a algo inútil. Capturar, priorizar y no juzgar hasta el último momento responsable. Por acá volveré a retomar este hilo, por ahora es útil así como está.

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Juan Daza Arévalo
Baltaca

Hackeando el bienestar a punta de agilidad (agile).