Confundir los bordes
No es lo mismo estar lejos que estar solo. Tampoco es igual estar triste que estar roto. Y mucho menos es lo mismo estar muerto que no tener ganas de vivir.
No es lo mismo deshacerse por alguien que derretirse juntos. Ni es igual quererse quedar que no saber cómo irse. Tampoco es lo mismo romper a otros que construirse a uno mismo. Una cosa no implica la otra.
No es lo mismo huir que decidir marcharse. Como no es igual amar a una persona que depender de ella. Y no se parece nada compartir la vida a entregar la libertad. Un cosa no implica la otra.
No es lo mismo aceptar que entender. Tampoco es igual matar el tiempo que aprovecharlo. Y para nada es lo mismo empezar de cero que perderlo todo. Una cosa no implica la otra.
No es lo mismo perdonar que olvidar. Ni es igual ayudar que dejar de joder. Y no es lo mismo ver un vacío adelante o contemplar la oportunidad de crear.
No es lo mismo sentir amor que decidirlo. No es igual caer que volar. Y no es lo mismo tampoco poder respirar que sentirse vivo.
No confundamos los bordes que podrían hundirnos sin retorno.
