Sobre la fe
I.
¿Es posible no olvidarnos de la fe cuando la realidad está tan cerca?
Lo importante es no dejar que crezca el miedo donde va la fe.
Tener fe nunca sobra.
II.
De todos los actos de fe, me quedo con el de volver a querer.
Volver a querer es lanzarse al vacío, es la esperanza de no matarse aún yendo en caída libre.
La fe se consigue cayendo.
Un segundo antes de tocar el suelo, siempre hay otra mano que nos sostiene. Yo le llamo Dios.
III.
A veces crees que estás sufriendo por falta de amor, pero en realidad lo que te está doliendo es la falta de fe.
Si te fijas bien, todo en tu vida ha tenido sentido. Lo que parece que no lo tiene, lo tendrá después.
No busques el sentido, ni la fe, donde los perdiste.
IV.
Dame tiempo y tenme fe. No soy un desierto aunque a veces lo parezca.
Ninguna tristeza es más sólida que la capacidad de creer de nuevo.
Yo soy de los que tienen la esperanza de que la luz al final del túnel sea la mirada de los que amamos.
V.
Cualquier decisión es adecuada porque se vuelve única y depende de cada uno asegurarse de que así sea.
Estar vivo es una cuestión de fe.
La fe es necesaria cuando vemos de lo que somos capaces, y sobre todo, de lo que no. Lo bueno, es que alcanza para todos.
VI.
Me gusta el amor cuando suena verdadero, la fe cuando parece inquebrantable, y el perdón cuando se da de corazón.
De todas las formas de tener fe, me quedo con la de provocar cambios profundos, construir todo de nuevo y arrancar lo malo de raíz.
Las heridas se curan con la fe y el amor con más amor.
VII.
Fe es todo lo que hago por ti. Y hay que cuidar todo lo que nos hace sentirla. Por eso te cuido.
Que hables de mí como quien habla de la fortuna, de la fe, del horizonte, del mar, del destino.
VIII.
Es bien cierto que la fe no arregla las cosas, pero las llena de esperanza; y eso, lo cambia todo.
Creer, más que un acto de fe, es un acto de amor.
