Sobre la verdad
I.
Siempre cargo un poco de fe por si la verdad no me alcanza.
Pasa que aunque algo sea verdadero, no significa que sea suficiente.
Sin embargo, si decir la verdad no te hace sentir bien, es que no la dijiste.
Merecemos más que la verdad, por eso inventamos la fe.
II.
Si vas a decir la verdad, dila a tiempo. Una verdad tarde puede que sea inútil.
Cuando alguien que ames te pide que hables con la verdad, hazlo; romper ese pacto rompe todos los demás.
Di las cosas como son y no como quisieras que fueran. La verdad construye futuro.
La paz, sobre todo contigo mismo, se consigue a través de la verdad.
Crecer se trata de poder decir la verdad o aceptarla, aunque duela. No es un asunto de edad.
Hay más verdad en lo que casi no se piensa pero se hace, que en lo que se piensa mucho y no sucede.
Que lo último que digas sea verdadero, aunque sea la despedida.
III.
Sentiste que no podrías vivir sin esa otra persona; y la verdad, lo que no sabías, era hacerte cargo de ti.
Creíste que no encontrabas tu lugar, y lo cierto es que no tuviste el valor de quedarte.
IV.
Me gusta la verdad cuando la dices sin hablar. En el silencio brillan las certezas.
No conozco mejor forma de hacernos saber la verdad, que dejando que nuestras miradas se encuentren o nuestros cuerpos se entiendan.
Todas las certezas que quiera para ti, voy a hacerlas, no a decirlas.
V.
Escribo, a veces, desde el instinto, desde la necesidad de buscar la verdad, y desde las ganas de encontrarte en ella.
Lo que nace del instinto es verdadero.
Lo que te escribí es verdad, y te seguirá para siempre.
Si quieres certezas, ponle atención a mis ojos.
Porque mis ojos clavados en los tuyos muy profundo y sin piedad, son la mayor verdad que te he dicho.
VI.
No creas nada de lo que escribo, todo es verdad.
