Año nuevo
Estamos a principios de setiembre, pero para mi ha comenzado un año nuevo.
Estoy en otro país, a 12 mil kilómetros de Lima. Nunca antes había estado lejos de casa tanto tiempo, nunca antes había cambiado mi hogar.
He venido a Barcelona por un año entero. Voy a estudiar una maestría, algo que siempre quise y que ahora, justo antes de cumplir los 40, puedo hacerlo realidad. Tengo suerte, podría haber sido diferente.
El curso se llama Advanced Design Management: Strategy & Entrepreneurship y es en Elisava, escuela de diseño que forma parte de la Universidad Pompeu Fabra, una de las más grandes e importantes de por aquí. El campus es un edificio remodelado frente a La Rambla, en el centro más centro de la ciudad, dentro de un barrio centenario por cuyas calles Picasso dio sus primeros grandes brochazos. En los pasillos y las aulas de Elisava el ambiente emana un aroma a diseño, algo que lleva la carga intensa del mundo de las ideas.
Soy diseñador, aunque nunca estudié diseño. Mi título dice que soy periodista y efectivamente lo soy, pero no de la misma forma que en mis años de trabajar en periódicos y revistas. Comencé con esto del diseño gráfico hace más de una década. No fue un cambio sencillo, sobretodo porque me vi obligado a modificar la estructura de mis pensamientos: mi cerebro pasó de funcionar con letras a hacerlo con imágenes. Ese proceso me tomó algunos años en los que me dediqué por completo a absorber todo el conocimiento que se cruzaba en mi camino. Descubrí un mundo lleno de formas, color y tipografía, y aprendí, poco a poco, a dominarlo y hacerlo mío. Por supuesto no salí ileso del intento. Tuve algunos sonados fracasos que abrieron heridas profundas, pero las cicatrices que dejaron se convirtieron en grandes lecciones por fuerza gravitacional. A pesar de todo, creo que logré salir adelante y hoy en día soy el Director Creativo de mi propia agencia de branding, Gomma.
Confieso que estoy ansioso por empezar, aunque la ansiedad no va bien conmigo. No estoy seguro de qué esperar y los cambios, por algún motivo que nunca he logrado entender, no se me hacen fáciles. Cada cambio en mi vida, sobretodo los que implican interactuar con gente desconocida, es una batalla interna entre mi mente y el resto de mis sentidos. Todo en mi cuerpo me dice que debo quedarme quieto, que estoy bien como estoy, pero la razón me indica que lo mejor es hacer algo nuevo e inesperado, algo que active mi creatividad. Con los años he aprendido que las situaciones donde me encuentro más incómodo son las que más me han exigido a encontrar soluciones que hasta entonces parecían imposibles y, por lo tanto, me han obligado a crecer, no sólo como profesional, sino también como persona.
En fin, esto es lo que puedo decir por ahora. Mi objetivo es mantener esta publicación (BCN 1.0) actualizada con mi vida en esta ciudad en el año que tengo por delante y lo que vaya aprendiendo en la maestría.
Hasta la próxima.
