Creatividad vs Innovación
Pasaron volando las primeras dos semanas en la maestría. Han sido, más que nada, clases de introducción con profesores de mucha experiencia profesional. Como la maestría que estoy cursando es una mezcla de diseño y negocios, es lógico que estas clases sean, más que nada, dictadas por personas que nos cuenten sobre los proyectos más importantes que han visto en sus carreras y que nos detallen cuáles fueron sus fallos, sus aciertos y qué desafíos veremos más adelante conforme avancemos en el programa.
Ya sea como reportero o como diseñador, siempre he trabajado para el sector privado. Sin embargo, lo que más ha llamado mi atención en estas primeras sesiones han sido los proyectos que lograron cambiar pequeñas cosas que todos compartimos en nuestro día a día, algo que hace que funcionemos mejor como sociedad. A veces esas pequeñas innovaciones parecen ser insignificantes (como agregar un pedal de pie para abrir el gran contenedor de basura público, o rampas en las esquinas de las veredas), pero definitivamente han tenido un gran impacto en la vida de muchas personas. En algunos casos incluso, y no son pocos, ese impacto ha sido mucho mayor de los que sus propios creadores planearon.
Son estos temas en gran medida la razón por las que vine a estudiar a Barcelona y por la que escogí esta maestría (MaDe) en particular. Una de mis ambiciones es lograr generar un cambio positivo en la sociedad, especialmente en mi país, porque para ser sinceros, realmente lo necesitamos. De hecho en la carta que envié para mi postulación a MaDe escribí que “creo firmemente que el diseño puede ayudar al Perú a convertirse en una nación desarrollada e inclusiva más rápido y mejor. La creatividad y el diseño están presentes en todos los aspectos de nuestras vidas y tienen un impacto directo en cómo la vivimos. Como diseñadores, tenemos la responsabilidad de utilizar nuestras habilidades para encontrar soluciones a problemas complejos y diversos, para así lograr transformar la calidad de vida de millones de personas, independientemente de sus ingresos o posesiones materiales”.
Esto es lo que espero poder lograr en el futuro. Quiero crear, ayudar y cambiar. No tengo la menor idea aún de cómo lo voy a hacer, pero lo que estoy aprendiendo aquí debe ser un refuerzo para alcanzar este objetivo. Por el momento, al menos, hay una cosa que me ha quedado clara en estas primeras dos semanas: que creatividad e innovación no son lo mismo. Suena obvio ahora que lo escribo, pero la verdad es que no lo ha sido tanto en mi vida, y mucho menos en los proyectos e iniciativas que he tenido en el pasado. Me considero una persona creativa, pero (y ahora lo tengo más claro que nunca) no muy innovadora. Y a lo que he venido es a convertirme en una persona innovadora.
Todo esto me trae a la mente a una pareja de amigos cercanos, Carolina y Domingo. Ellos iniciaron un start up hace más o menos 7 años. Cada año que pasa crecen un poco más y hoy en día Joinnus es un sitio referencia en Lima para saber qué eventos hay en la ciudad y adquirir tus entradas de manera muy rápida y sencilla a través de su web. En varios sentidos Joinnus ha modernizado el mercado limeño, porque hasta su irrupción comprar tickets para cualquier evento era un proceso penoso donde tenías que ir físicamente a un stand y hacer una cola de varios minutos para que te entreguen un pedazo de papel. En estos siete años he escuchado varias veces a Caro decir que “la idea es el 1%, el otro 99% es la chamba”, es su versión peruanizada de la famosa cita de Thomas Edison. Esa frase engloba, para mi, una de las grandes verdades que aplican a toda la humanidad, y además explica a la perfección la gran diferencia que existe entre creatividad y innovación. La creatividad es el 1%, la innovación es todo el resto, es ese 99% de trabajo, sudor y lágrimas. Puesto de otro modo: no hay innovación posible sin transformar una idea en algo real, tangible y funcional, algo que genere un cambio en la vida de las personas, no importa si es para los vecinos de tu cuadra o para el mundo entero, lo importante es generar un cambio y, en la medida de lo posible, uno que sea positivo. Otra vez, pareciera obvio cuando lo escribo, pero en realidad no lo es. Vivimos en un mundo lleno de ideas, pero también en uno donde la verdadera innovación es mucho menos frecuente.
Esta creo que ha sido la gran lección de estos primeros días. La semana que viene va a ser intensiva y de mucho trabajo. Mi primer grupo es multicultural, con chicos y chicas de países como Colombia, Indonesia y Mongolia. Esa es otra de las razones por las que vine, para conocer gente de otras lugares con una visión distinta del mundo que nos rodea, algo difícil para mi considerando el gran esfuerzo que tengo que hacer para sobrepasar mi propia timidez.
Allá vamos.
