10 Favoritos #3: Haruomi Hosono

Llega el turno de uno de los artistas más reconocidos de la música japonesa de las últimas cinco décadas.

Iván Campos
BeatnikMag
11 min readAug 31, 2023

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Haruomi Hosono (y Akiko Yano) en un concierto de Yellow Magic Orchestra allá por 1980.

Os doy la bienvenida a la tercera entrega de “10 Favoritos”, esa nueva serie de textos donde repasamos la carrera de un grupo o artista seleccionando a diez de sus canciones. Ah, si os habéis perdido alguna entrega anterior de City Game Pop, la newsletter hermana de Beatnikmag, se pueden consultar aquí.

Este texto forma parte del número 94 de City Game Pop.

La verdad es que en los últimos años, después de un tiempo en un segundo plano en la industria musical japonesa, me ha llamado la atención cómo a Haruomi Hosono se le ha “endiosado” en Japón. Pero la verdad es que a poco que rasques la superficie de la carrera del tokiota, lo cierto es que hay muchos hechos que nos hacen verle como uno de los personajes más importantes de la industria japonesa (la estandarización del japonés en algo tan “anglosajón” como el rock, nuevas tendencias en la electrónica, darle reconocimiento a la música de videojuegos, etc)…aunque como tantos otros artistas de su generación. Mismamente los demás componentes que fueron sus compañeros en Happy End diría que están a la par e incluso en un peldaño más arriba en algunos aspectos, porque lo de Shigeru Suzuki, Takashi Matsumoto y Eiichi Ohtaki en esos años no fue normal. Pero sí que es cierto que Hosono siempre ha sido mucho más inquieto en buscar nuevos caminos sonoros donde posteriormente muchos artistas han caminado hasta a día de hoy.

Por eso mismo entiendo que el reconocimiento de su influencia se debe sobretodo a esto, un hecho que le ha servido para ser uno de los grandes padrinos musicales desde hace décadas en la música de las islas. Desde los mismos miembros de Yellow Magic Orchestra hasta las Lausbub, pasando por Miharu Koshi, Sheena & The Rokkets, Pizzicato Five, Never Young Beach o incluso Gen Hoshino. Todos estos y muchísimos más, aún teniendo estilos que a priori no tienen mucho que ver entre sí, beben indudablemente de la influencia de Haruomi Hosono. Incluso corrientes más o menos recientes en Japón como el bedroom music que suelen poblar las netlabelsjaponesas tienen muchísimo en común con discos como Hosono House.

Hosono con Akiko Yano allá en los 90 interpretando Koiwa Momoiro, uno de los temas míticos de Hosono House.

Lo curioso es que, aunque nunca lo esperé a estas alturas, finalmente Hosono ha tenido una cierta trascendencia en Occidente que bien es cierto que no ha llegado hasta hace relativamente poco. Análisis de reediciones de sus discos en páginas como Pitchfork o gente como Mac DeMarco o el grupo Vampire Weekend reconociendo que la figura de Hosono ha sido importante para ellos (incluso Harry Styles recientemente) han hecho que mucha gente conozca la obra e influencia de este septuagenario que quizá fuera de Japón estaba en la sombra de Ryuichi Sakamoto por la cierta transcendencia que tuvo este último en occidente.

En mi caso curiosamente me interesó Hosono en solitario cuando escuché en 2007 o 2008 un disco tributo llamado Strange Songbook donde participaba gente como Kahimi Karie (con Jim O´Rourke), Cornelius, Ikuko Harada de los Clammbon, los Skapara y unos Kuchiroro al que empecé a seguir sus trabajos gracias a la versión que hicieron de Peking Duck. Incluso Takako Minekawa dejaba su ¿apacible? vida familiar para volver al mundo de la música al acceder a versionar Kaze no Tani no Nausicaa, esta vez acompañada del piano de Ryuichi Sakamoto. De ahí a que quizá gran parte de esta lista esté bastante influenciada por las versiones que escuché en su día y no tanto por canciones que quizá eran más evidentes que estuviesen seleccionadas. Por supuesto, esa es una de tantas razones por la que hay ausencias que llamarán la atención, pero es complicado recopilar más de 50 años de carrera en 10 u 11 canciones donde además la idea principal era mostrar las diferentes caras del artista. En fin, ya paro. Os dejo con la música.

Mis diez favoritos de Haruomi Hosono

“Natsu Nandesu” de Kazemachi Roman (URC Records, 1971)

Uno de tantos temas míticos de Kazemachi Roman, ese disco conceptual sobre el Tokio post Juegos Olímpicos tan cambiado en pocos años al que suele considerarse como el más importante del rock japonés, sobretodo por dejar claro que eso de desmarcarse de esa extraña tesis que defendían algunos importantes exponentes, como Yuya Uchida, de que el rock debía de cantarse en inglés. A día de hoy no quizá no tenga nada especial, ya que quizá no deja de sonar demasiado occidental (folk norteamericano concretamente), pero esa idea de ir “a contracorriente” les funcionó a posteriori para asentar ciertas ideas que se considerarían estándar en la industria musical japonesa. Mismamente Happy End era un grupo donde todos sus componentes tuvieron (y los supervivientes tienen de hecho) carreras en paralelo muy envidiables hasta tal punto de que se podría decir que fueron las caras más influyentes del panorama musical japonés durante las siguientes dos décadas, lo cual dice mucho del impacto de cada uno de ellos.

Siendo un trabajo a priori icónico, de este disco es complicado quedarse con solamente un tema…Personalmente me gusta mucho Haikara Hakuchi, una canción que parece satirizar en lo ridículo de esa guerra entre facciones mencionada (pero no es de Hosono), mientras que Kaze Wo Atsumete es posiblemente la canción más laureada de la banda y donde esta vez Hosono toma el total protagonismo. Pero me he decantado por el coescrito Natsu Nandesu, sobretodo porque lo que cuenta la letra costumbrista de Takashi Matsumoto, ya colega de artista en la época de Apryl Fools, es donde esa idea del cambio mejor se refleja al rememorar un simple paseo en un día de verano.

“Honey Moon” de Tropical Dandy (Nippon Crown, 1975)

Aunque en Hosono House (1973) ya se advertía, Tropical Dandy es el primer disco de la llamada etapa exotica como tal que dejaría más de lado las influencias norteamericanas para adentrarse en ritmos y arreglos que evocan a lugares de ensueño perdidos por el océano pacífico aderezado de cierto “orientalismo”. Podría haber puesto cualquier canción de este disco, como Peking Duck, pero justamente Honey Moon es uno de esos temas que me gustaron mucho de ese disco tributo que he mencionado anteriormente y que estuvo a cargo de Towa Tei y Natural Calamity.

“Shambala Signal” de Paraiso (Alfa, 1978)

A pesar de que a Paraiso en algunos sitios lo he llegado a ver catalogado como el primer disco de YMO, lo cierto es que no deja de ser un trabajo en solitario que sigue con esa idea de Hosono de ir explorando su vertiente exotica. Lo interesante de este álbum es que esta vez sí hay ciertos añadidos electrónicos en la producción de unas canciones que no dejan de ser en esencia lounge pop con algún ejemplo incluso cercano al funky (Tokyo Rush). Shambala Signal es la excepción, este tema instrumental donde se llega a un éxtasis acelerado en su recta final es lo que más me impresionó en su día, algo que ha vuelto a hacerlo después de años sin escucharlo.

“Hepatitis” de Cochin Moon (King Records, 1978)

El Hosono “electrónico” como tal se estrenó de una manera bastante peculiar. Concretamente creando una banda sonora ficticia sobre una película de Bollywood donde se aúnan elementos sonoros que buscan evocar ambientes típicos de la India, país que Hosono había acabado de visitar, acompañados de sintetizadores a lo Krautrock. El disco es eminentemente meditativo en su primera cara, pero es a partir de este Hepatitis cuando se nota ese paso a una nueva etapa electro que daría como resultado la YMO, de ahí a que lo haya escogido como uno de los temas importantes.

Si no estáis familiarizados con el trabajo de Haruomi Hosono, igual este disco os parezca un rara avis dentro de la discografía del artista debido a varios factores, como la sensación de estar ante música que puede hacernos creer que el autor pretendía que el oyente pasase por así decirlo a un estado de…¿trance?. Pero que va, la idea central de este Cochin Moon es la base de la mayoría de trabajos donde estuvo involucrado el artista hasta bien entrada la década de los 90.

Por cierto, Tadanori Yokoo es el autor de la portada, algo que le sirvió para estar acreditado como co-autor del disco debido a su importancia dentro del mundillo del arte.

“The Madmen” de Service (Alfa, 1983)

El Haruomi Hosono de la YMO, más que compositor, actuaba como productor e ideólogo de la misma. De hecho la mayoría de canciones conocidas son de Sakamoto y Takahashi junto a colaboradores externos como Peter Barakan y Chris Mosdell. Pero tampoco es que Hosono se cruzase de brazos, ya que varios de los temas más famosos como Absolute Ego Dance o esa icónica versión de Firecracker corren a su cuenta. Aunque bien es cierto que quizá su repertorio era el más experimental del trío. Por eso de entre todos los temas de Hosono de la YMO me quedo con este The Madmen del último disco del grupo, quizá el tema más pop del artista en esta etapa que además demuestra cómo evolucionó el sonido del trío a uno que ha aguantado bastante bien el paso del tiempo.

“Dark Side Of The Star” de S-F-X (Non Standard, 1984)

El otro día estaba escuchando el programa de radio que el mismo Hosono presenta todas las madrugadas del domingo en InterFM donde, acompañado por Keigo Oyamada, tuvo como invitados a Avalanches. Saco este tema porque me llamó mucho la atención que uno de los componentes de la banda australiana dijese que este S-F-X es tan avanzado y actual que podría haber salido tal cual hoy mismo. No pienso del todo igual (justamente al tema más conocido, Body Snatchers, se le notan los años), pero sí que es cierto que pienso que es el disco electrónico de Hosono mejor acabado de todos, por encima de ese Philarmony alabado por la gran mayoría.

De hecho este homenaje a películas de ciencia ficción es de mis discos favoritos del artista, sobretodo porque vemos exponentes como Alternative 3, Androgena (en este acompañado por Miharu Koshi) o SFX, además del citado Body Snatchers, que se adentran en el mundo del sample y de los loop de sintetizador que se utilizarían como estándar en estilos como el hip-hop de la época. Aún con todo, me quedo con Dark Side Of The Star como tema favorito, un sencillo tema a piano acompañado de un leve muro ambiental de sonido que cierra de una manera sutil este EP después de la locura experimentada poco antes. Si os gusta la canción en cuestión sabed que existe otra versión de unos 15 minutos en ese proyecto donde la empresa de muebles Muji emplazó a que Haruomi Hosono compusiese música que sonara en sus tiendas.

“Pleocene” de Omni Sight Seeing (Epic — Sony, 1989)

Omni Sight Seeing básicamente es el disco en el que Hosono se adentraría otra vez en las músicas del mundo después de un lustro donde prácticamente solo compondría bandas sonoras varias hechas para la ocasión, como Ñokto De La Galaksia Fervojo, o editaría recopilaciones varias del estilo como Coincidental Music. Justamente este Pleocene es una versión más comercial de una canción del citado Ñokto… adaptado a la idea central de hacer “turismo omnidireccional” mediante la exploración de diferentes estilos de música en este trabajo.

De este disco sobretodo me gustan dos temas, el misterioso instrumental llamado Korendor (quizá es el tema menos sintético y que mejor ha aguantado) que en un principio iba a poner en esta selección. Pero como hay mucho instrumental, ya al final he optado por Pleocene, otra canción que quizá es un mejor ejemplo de la filosofía world music: pop con toques de las islas Ryukyu y ciertos elementos árabes donde Hosono (a duo con el letrista Moro Fukuzawa) intenta transportarnos a la era que da nombre al tema.

“Paradise,ver.2” de Swing Slow (Mercury, 1996)

Curioso álbum resultó ser este proyecto de Haruomi Hosono y Miharu Koshi, posiblemente su discípula más fiel desde inicios de los 80, donde ambos versionaban algunas canciones de los 50 (por ejemplo Good Morning Mr. Echo, quizá el más conocido del disco) junto a varios temas más de la vertiente cabaretera de la segunda. Como digo, un disco muy peculiar donde se vuelve en parte a una época exotica, pero añadiendo una capa de barniz de electrónica minimalista y experimental que se adentra en el mundo del collage sonoro y cierto Space Age Pop, del que supongo que salir en plena época Shibuya-kei tuvo algo que ver. La verdad es que el tema que más me gusta del disco es de la propia Miharu Koshi (Capybara, canción algo surrealista donde ambos conversan en francés con voces distorsionadas bajo un fondo lounge) pero este instrumental de más de 7 minutos llamado Paradise, ver.2 a cargo de Hosono no le va a la zaga.

“Stella” de Loophole (Cutting Edge — Avex, 2003)

Gracias en parte a que Yukihiro Takahashi quería seguir con la recientemente retomada senda al mundo del synthpop a raíz de la aparición de The Dearest Fool (1999), el recientemente fallecido músico decidió contactar con su amigo Hosono para la producción de un nuevo álbum en solitario. Al final como el segundo también estaba interesado en la electrónica del momento, decidieron crear una unit que al poco tiempo significaría el retorno de YMO gracias a la incorporación de Ryuichi Sakamoto al proyecto poco tiempo después de la salida de Audio Sponge, el primer disco de esta nueva iniciativa.

Aunque con ciertas similitudes, el sonido de la banda en esta época no tenía tanto en común con la electrónica upbeat del trío en los 80, ni tampoco pretendían adentrarse en demasía al techno ambient de Technodon (1993), sino que buscaban más bien optar por electrónica minimalista dando bastante protagonismo a la utilización de loopsvanguardistas donde, en muchos temas, se le añadieron frases en sueco que posteriormente no sería extraño escuchar en sus respectivos proyectos. Pero a día de hoy lo que me resulta más interesante de esta reformulación de YMO es la vertiente folktronika que tiene exponentes como este Stella y que sonoramente se convertirían en la base musical donde los tres se moverían durante toda una década.

“Kanashimi no Lucky Star” de Hosonova (Speedstar — Victor, 2011)

El lead single del disco más aclamado de Hosono de la pasada década, en gran parte por la madurez y unánime reconocimiento del artista. Realmente Hosonova no inventa gran cosa, ya que sigue en una cierta senda country-folk que inició en su anterior disco llamado Flying Saucer 1947 (donde adaptaba gran parte de su repertorio en dicho estilo), aunque esta vez se le añade una capa “posguerra” bastante peculiar. Aunque personalmente no es de mis discos favoritos, no quita que nos encontremos con buenos temas como este Kanashimi no Lucky Star que salieron en el momento indicado en una época donde la sociedad japonesa necesitaba atisbar algún rayo de luz después del desastre de Fukushima. Por cierto, Ichiko Aoba la versionó junto al mismo Hosono en ese más que interesante Ichiko Aoba to Youseitachi que destaqué en su día.

Bonus Track

“Bara to Yaju” de Hochono House (Speedstar — Victor, 2019)

Es curioso cómo he obviado el disco más importante de Hosono hasta ahora, pero lo puedo explicar. Primero porque, aunque tiene todos lo elementos que reflejan las inquietudes e influencias musicales del autor, lo cierto es que no es un trabajo que me guste tanto como se supone que debería hacerlo. Pero no es que las canciones sean malas, de hecho posteriores versiones de temas de Hosono House, como la reimaginación de Party a cargo de Pizzicato Five y Owari no Kisetsu de Rei Harakami me parecen geniales. Es más bien porque suena bastante añejo incluso en la época que salió, algo que chirría mucho si anteriormente has escuchado otras etapas posteriores del artista.

La otra razón es que en 2019 Hosono regrabó enteramente el citado disco en su propio estudio dándole un remozado que me convenció mucho más en comparación con el original. Sobretodo porque después de una década en la que se había centrado en géneros más afines al country, volvió a una senda que llevaba abandonada bastante tiempo y que realmente aúna gran parte de lo que ha hecho en su posterior carrera: la folktronika con toques lounge, algo que en esta nueva versión de Bara to Yajuu se refleja perfectamente.

Por supuesto he hecho lista de Apple Music y Spotify. Os dejo la previsualización de esta última a continuación:

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Iván Campos
BeatnikMag

Graduado en comunicación y apasionado de la prensa escrita desde que tengo uso de razón. Escribo sobre videojuegos y cultura pop japonesa en Canino y AKB.