[Crítica] Cornelius — Dream in Dream

Adentrándonos en el onírico disco de Keigo Oyamada.

Iván Campos
BeatnikMag
4 min readAug 4, 2023

--

Escucha el disco en Spotify

A pesar de que en esta casa ya sabréis que Keigo Oyamada es considerado como una de las eminencias de la música japonesa, tengo que confesar que no esperaba gran cosa de su nuevo disco más allá de saber que me encontraría con un trabajo de cierto nivel de calidad como es habitual en él. Pero después de devorar literalmente su nuevo trabajo desde que salió el pasado día 28, me atrevería a tildar al séptimo álbum de Oyamada como el más equilibrado y sólido de su carrera.

Quizás sea porque no he notado ninguna pretensión basada en destellos de inspiración y su conocida curiosidad por los límites de la música, a diferencia de discos como Point (2001) o Sensuous (2006), donde parecía más interesado en demostrar que sus dotes en la postproducción eran más originales que la media antes que crear una colección de temas que fuesen fácilmente digeribles por el oyente. A todo esto, tampoco hay que olvidar esos infinitos ejemplos en su discografía que intentaban deconstruir el ensamblaje de sus canciones a modo de meta-música con letras basadas en palabras “al tuntún” que servían más bien como un instrumento de acompañamiento con respecto al resto.

Respecto a esto último, en Mellow Waves (2017), su anterior disco, ya se empezó a cambiar en parte por los dos temas líricos a los que puso letra Shintaro Sakamoto, aunque sin dejar de lado ese componente “juguetón”, más cuando el artista estaba todavía inmerso en Design Ah, ese programa para críos de la NHK donde su música acompañaba a diferentes vídeos sobre diseño industrial. Un disco donde la vuelta de una capa pop ya estaba bastante más presente que los que le precedían e incluso habían temas que recordaban ligeramente a la época Shibuya-kei, sobretodo en lo que respecta a la primera mitad del disco. La segunda lo cierto es que quizá mostraba una cara muy taciturna y melancólica, quizá para recordarnos su entrada a la mediana edad así como la experimentación propia del paso del tiempo y sus consecuencias. En definitiva, Mellow Waves era un disco que resumía en parte lo aprendido en los 11 años de margen con Sensuous a la vez que se alejaba bastante de la artificialidad y donde además había una cierta narrativa presente basada en reflejar que, aunque uno es joven, las agujas del reloj pasan inexorablemente.

En Dream in Dream se ahonda todavía más en esta idea, pero esta vez más bien mediante un ejercicio claro por querer mostrar su vulnerabilidad e inquietudes y teniendo mucho más presente hechos como la muerte de seres queridos, además de intentar transmitir al oyente la sensación de que todos los hechos que han pasado durante estos dos últimos años (la pandemia, lo acontecido en los Juegos Olímpicos, la enfermedad y la posterior muerte de ídolos que a posteriori resultaron ser sus amigos) a Cornelius le han parecido una especie de sueño psicodélico por lo extraño y surrealista que ha sido todo.

De hecho todos estos elementos se ha podido comprobar en los singles que han ido apareciendo estos años si incluimos además a Enviromental, tema que alude a la época de la pandemia que apareció a mediados del 2020, cuando salió como anticipo del que a la postre ha sido el último disco de Metafive. Kawaru Kieru, originalmente cantado por Mei Ehara, se adentraba en la idea de que, a pesar de la pérdida de seres queridos, la vida sigue. Al igual que en Mujou no Sekai donde se escucha el mantra budista “Todas las cosas son impermanentes” y en los versos de Miragedonde se sigue de manera más onírica ese concepto.

Pero lo mejor de Dream in Dream es que Oyamada no pretende mostrarnos esos pensamientos propios como una manera simple de expresarse o incluso de excusarse, sino que más bien nos invita a adentrarnos junto a él, como si fuéramos sus confidentes, en un viaje introspectivo y compartido. Todo esto ayudado con un sonido lleno de sintetizadores ambient (algunos parecen sacados de la época de esplendor de Yen Records, como pasa en el tema Drifts), que busca reforzar ese intento de trasmitir un sueño como en el onírico Jikan no soto de y en Dream in the Mist, este último un instrumental de 7 minutos al que le sigue el citado Mujou no Sekai que cierra el disco siguiendo como concepto ese ciclo de la vida que también equivale al renacimiento de un artista que, no olvidemos, estaba cancelado hace poco más de un año.

Y lo más interesante de esto es que toda esta manera de compartir sus pensamientos y dar la cara lo ha hecho con el que es posiblemente el disco más accesible de artista, un pop dreamy y de música de acompañamiento que no suena pesada en ningún caso. Donde nos sumerge en un mundo diferente, auténtico y natural, sin pretensiones más allá de compartir sus inquietudes a través de su voz susurrante.

Una evolución bastante natural respecto a Mellow Waves, pero esta vez sin canciones flojas de por medio, más coherente y amable e igualmente llamativo sin tener la necesidad de utilizar artificios. Una especie de autobálsamo curativo como pasó en su día con Memories & Remedies (2022) de Keiichi Sokabe y tantos otros artistas como Ryuichi Sakamoto o Roth Bart Baron que han visto que el mundo cambia irreversiblemente o incluso se acaba de repente por causas donde no tenemos control alguno. Todo narrado de una manera bella y armoniosa. En fin, discazo.

Reseña extraída del nº 97 de City Game Pop Express, la newsletter hermana de Beatnikmag. Suscríbete en este link.

--

--

Iván Campos
BeatnikMag

Graduado en comunicación y apasionado de la prensa escrita desde que tengo uso de razón. Escribo sobre videojuegos y cultura pop japonesa en Canino y AKB.