Amenazas y chantaje, el encubrimiento de delitos sexuales al interior de la institución

LOS CASOS DE ABUSO SEXUAL QUE REMECEN A CARABINEROS

Benjamín Contalba
Benjamín Contalba Rojas
14 min readSep 23, 2018

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Este reportaje fue publicado el 30 de junio de 2017

Por Aranka Paillao y Benjamín Contalba

Cada vez aumentan los delitos en esta institución. Las últimas noticias se pasean por un cauce más allá de fraudes monetarios. Hoy Carabineros registra 21 casos de abuso sexual entre los años 2014 y 2017. Entre ellos, denuncias por estupro, almacenamiento de pornografía infantil, violación y abuso sexual. Del total, 14 siguen en proceso, seis fueron cerrados y uno absuelto. El 2016, 20 alumnos constataron ser abusados por el ex teniente Aldo Valenzuela Perroni en la Escuela de Caballería, cuyo caso se arrastra desde 2015 y aún no es formalizado.

Centro de Justicia/ Foto extraída de The Clinic Online

Son las 11 am del jueves 25 de mayo de 2017. En la imponente estructura del Poder Judicial de avenida Pedro Montt, en el séptimo piso de la torre F -el 6° Juzgado de Garantía- los ex uniformados de la Escuela de Caballería General Oscar Cristi Gallo, Paolo Lastra y Sergio Catalán, aguardan un tanto turbados y de brazos cruzados. Los convoca el debate de competencia para decidir si su caso -de presunto abuso sexual- será llevado por la Justicia Militar o la Justicia Ordinaria. Son los querellantes. Son parte de los 20 alumnos afectados. Sergio tiene la mirada perdida. Sus ojos observan barriendo el suelo. Lo acompaña Ruth Catalán, su hermana mayor, con un temple impaciente pero aguardado en la esperanza de una decisión que podría significar el fin de dos años de amargura. La contiene Esteban Infante, director de la Defensoría Solidaria Equánime, quien ha asesorado a las familias de los afectados durante los últimos meses. Lastra parece un poco distraído de momento, entre risas y abrazos con su pareja, un tanto más joven que él. Tienen una hija de cuatro años. Hoy, si no fuera por los infortunios, estaría ejerciendo como Carabinero en primer año, pero las injurias hicieron que abandonara la institución a dos meses de egresar. Más tarde se suma Luis, uno de los afectados, quien aún permanece en servicio. Los tres se mantienen a la espera. Ya son las 11:27 y el caso pasa a ser expuesto al juez. Finalmente los cinco imputados -entre ellos el ex teniente Valenzuela Perroni- nunca llegaron, es más, la Fiscalía nunca los notificó.

Víctimas del silencio

Sergio Catalán ingresó a la Escuela de Caballería en Junio de 2015. Se distinguía por ser un alumno metódico de buenas calificaciones. Su plan era llegar a la Escuela de Oficiales. Cada fin de semana se esmeraba en poder ver a su hija de cinco años, por lo que cumplia al pie de la letra las órdenes para no ser castigado con horas de arresto. Un año antes de ingresar a la Escuela de Caballería, congeló ingeniería en turismo, para poder entrar a la institución, de la que su tío tanto confiaba que ingresara para tener un futuro asegurado. Hizo caso.

Paolo ingresó junto a Sergio en la misma fecha. Desde el 2013 aspiraba a una carrera uniformada. Hizo el Servicio Militar y postuló a la Escuela de Suboficiales del Ejército y a la Escuela de Carabineros. Quedó en ambas, pero finalmente optó por esta última para servir ayudando a la gente. El 2015 le notificaron que había quedado en la dotación de la Escuela de Caballería, por lo que fue a reclutarse en junio del mismo año. De un escuadrón total de 120 alumnos, quedó en una sección de 30, junto a Sergio, bajo el mando del instructor Aldo Valenzuela Perroni, quien previamente los había seleccionado a gusto según el perfil psicológico de los alumnos. “Seleccionaba a los de bajo perfil y a los más débiles”, asegura Ruth Catalán.

Paolo y Sergio, son dos de los 20 alumnos supuestamente abusados por el ex teniente. La hermana de Sergio, Ruth, envió una carta al Ministerio de Interior[1] pidiendo encarecidamente la formalización del caso. Paolo, en su relato, describe el tipo de abusos que vivió al interior del establecimiento, donde además, no recibió ayuda de sus superiores ni apoyo psicológico de la institución:

“Las tocaciones fueron recurrentes, era cosa de casi todo los dias que me manoseara. Me pegaba en los muslos con sus rodillas. Me agarraba del cuello, me decía que nadie me iba a creer, que él era oficial y yo un simple huevón.

Hubo una noche en que no me deje tocar, me desnudó en la cuadra frente a todos mis compañeros. Encendió las duchas de agua helada y me hizo andar punta y codo y dar dos o tres vueltas con el agua helada, desnudo. Entre los que miraban estaba el sargento Puebla, que tampoco dio cuenta de algo. Vio cuando él me empezó a pegar, yo mojado, recién saliendo de las duchas. Me siguió aporreando después de eso. Me mandó a secar, me mandó a acostar y me mandó a meter de nuevo a las duchas con pijama. Esto duró casi una hora.

Acudí al comandante Inostroza diciéndole que necesitaba ir al psicólogo, el capitán Garcés se opuso, pero el comandante accedió. Estaba yendo casi todas las semanas (costeado por él mismo). Le comentaba a la psicóloga lo que me pasaba, que el sargento Puebla, Inostroza y Araneda me hostigaban”[2].

Paolo Lastra

En diciembre del 2016 se presentó una querella criminal contra Aldo Valenzuela Perroni, por abuso sexual reiterado. “Denunció mi compañero Gallegos. Cuando lo hizo habló con Garcés y el suboficial Morales. Ellos se dieron cuenta de que esto no era sostenible”, agrega Paolo Lastra. La denuncia afectaba a otros cinco personajes por encubrimiento, entre ellos: el sargento Juan Amengual Ardiles, quien fue testigo de las golpizas contra Lastra; el instructor ayudante Patricio Morales Márquez, a quien lo acusan por no denunciar las agresiones; el sargento Juan Carlos Puebla Rojas, denunciado por silencio cómplice y los capitanes Marco Garcés Arancibia y Cristián Matus Torres, denunciados por borrar evidencia documental, como mensajerias de índole sexual en los computadores, celulares y pendrive de Lastra, Catalán y más alumnos. El caso fue sometido a proceso investigativo dictado en la adjudicatura de la Fiscalía Militar. La Corte Marcial revisó los antecedentes y desestimó los cargos, ya que no revestían de delito militar según el ente. Hoy, para los afectados, junto a la Defensoría Solidaria Equanime, el desafío es ganar la competencia para poder llevar el caso a la Justicia Ordinaria, cuya nueva citación por parte del 6°Juzgado de Garantía para definir el debate de competencia, es para el próximo 6 de julio.

Finalmente la denuncia por el caso Valenzuela Perroni, fue presentada por la Defensoría Solidaria Equanime -la cual acoge alrededor de 15 denuncias de este tipo al año- gracias a la insistencia de los alumnos de la Escuela de Caballería (20 en total). Esto se tornó insostenible para la institución y ante la acusación, el teniente fue relevado de sus funciones un mes más tarde. Sin embargo, según las víctimas, Valenzuela siguió percibiendo un sueldo y asistiendo a la escuela durante ocho meses más. Lo acusan de constante amedrentamiento, incluso removido, dictaba órdenes a sus ex colegas, que por lealtad, aún servían a su superior. “Una vez entró en una camioneta de vidrios polarizados. Era él (teniente Valenzuela). Lo acompañaban dos tipos más (Carabineros), con armas. Valenzuela dijo apuntándome: “Me las van a pagar, tu y todos los huevones que andan en esto, me las van a pagar”. Yo ese dia andaba con mi hija (tres años) y mi polola”, comenta Lastra. Paolo sufrió más de 15 detenciones en menos de un mes. “A veces pasan en retenes o radiopatrulla y me gritan: “el violado”,o el “huevón que echaron”, “el violeta” y varias cosas que me dicen cuando andan por aquí”, añade.

Un año más tarde, luego de un proceso en la Fiscalía Militar, el ex teniente fue separado de sus servicios, es decir, ya no cumple con sus labores pero sigue recibiendo sueldo.

Aldo Valenzuela Perroni /Foto extraída del Diario Ojos de Águila

En la Escuela de Caballería, los alumnos afectados, comentaron que nunca recibieron alguna instrucción sobre el procedimiento frente a estos casos. En las ramas de Aviación, Ejército y Naval, si bien se instruye a los suboficiales y alumnos en estas materias, aún no hay un solo esbozo de la elaboración de un protocolo de procedimiento frente a estos casos, ni menos una jurisdicción definida, entre delitos formalizados en Fiscalía Militar y Justicia Ordinaria.

Nombramiento Supremo

Carabineros son nombrados en sus funciones por el Estatuto del Personal de Carabineros, DLF 2, que divide sus categorías según clasificación de personal (grados), cargo contrata, cargos civiles, entre otros. “Hay que esperar que salga ese Decreto Supremo, para que ellos dejen de pertenecer a la institución”, dice Ricardo Cienfuegos, abogado de Equanime y querellante del caso Valenzuela Perroni. Para ello, la Dirección del Personal del Nombramiento Supremo P1, son encargados de los traslados y la remoción de los funcionarios, quienes tienen la función de notificar al Director General de Carabineros antes de tomar una determinación. “Incluso me atrevo a decir que el General Director (Bruno Villalobos), sabía lo que pasaba con estas personas”, añade tácitamente Cienfuegos, diciendo que es prácticamente imposible que no se haya enterado. Además Paolo Lastra dice: “El general Buscaglione (Director de Educación, Doctrina e Historia) se enteró de esto y dijo que nos daria todo el apoyo posible. Fue algo muy rápido, en menos de 5 minutos nos hizo la promesa. Después de eso no lo vimos nunca más”, refiriéndose a una visita del Director a la Escuela de Caballería, luego de que la denuncia de los alumnos afectados tronara las paredes de la institución.

Sin embargo, las graves acusaciones que recayeron sobre el ex teniente Valenzuela Perroni, no eran algo nuevo para el uniformado. En sus antiguas funciones en Temuco, era cuestionado por cometer los mismos perjurios, según nos comentan en Equanime, pero tal y como sucede en algunos casos de abuso cometidos por sacerdotes, solo se optó por trasladar al victimario a Santiago. Algo similar ocurrió con el comandante José Miguel Valenzuela Pozo, acusado en septiembre de 2015, por tratos vejatorios y acoso sexual a cuatro subalternos, cuando desempeñaba como jefe y mayor de la 2a Comisaría de Chillán. No obstante, luego del traslado de Valenzuela Pozo, este fue ascendido a comandante en la 3era Comisaría de Santiago, pese a estar cuestionado.

Según el testimonio de víctimas, es difícil que los superiores crean las denuncias que realizan y más aún si cuestionan a alguien de mayor rango. “Se cuidan las espaldas”, sentencia Cienfuegos.

Entre los años 2014 y 2017, Carabineros tiene un total de 21 denuncias de índole sexual, entre violaciones, abusos y acoso sexual, estupro y almacenamiento de pornografía infantil. De ellos, 13 casos corresponden a abuso sexual, siete a violación y uno a contenido pornográfico. 14 casos siguen en proceso, siete han sido cerrados y de ellos, uno absuelto, por lo tanto solo seis han sido sancionados. Consultamos vía Transparencia, cuántos funcionarios han sido removidos durante la misma cantidad de años, a lo que respondieron: “que ningún funcionario ha sido “removido de su cargo”, ya que dicha figura jurídica no se encuentra prevista en la normativa legal y reglamentaria aplicable a la Institución”.[3]

Reacción de Carabineros

Según datos obtenidos a través de transparencia por La Tercera, solo entre 2010 y 2014 hubieron 130 denuncias en las Fuerzas Armadas y Fuerzas de Orden y Seguridad por delitos sexuales, de estas, 15 involucraron a Carabineros -13 por acoso y dos por abuso- a pesar de ese antecedente, no existen medidas preventivas para este tipo de actos, tampoco existe un instructivo sobre cómo deberían proceder las víctimas.

Esteban Infante, director de Equanime declara que existen cifras negras ya que hay víctimas que no denuncian debido al acoso al que se enfrentan quienes lo hacen. Los denunciantes acusan nulo apoyo de parte de la institución, además de un constante hostigamiento de parte del resto de los funcionarios.

C.F.R ex funcionaria de Carabineros, cuya identidad es protegida, vivió el trato de la institución luego de que en 2010 dos de sus colegas la drogaran y violaran al interior de un vehículo. En su relato[4] dice que luego de denunciar a los involucrados, estos fueron expulsados, sin embargo recibió muchas críticas y amenazas: “Para carabineros, como ellos son machistas, yo era la maraca más grande del mundo, a mi me decían que yo me arrepentí de estar con ellos ahora vengo a denunciar algo que no es”. Además, denuncia que la escasa ayuda, tanto psicológica como legal, que recibió desde la institución no le sirvió de nada, los culpables seguían libres, por lo cual debió recurrir a la Corporación de Derechos Humanos. De esta forma, los responsables estuvieron en prisión preventiva por 42 días, el año 2014. Con esta medida judicial logró que no se concretara la reintegración de ambos violadores al cuerpo.

En ese momento seguía siendo acosada: “en ese tiempo me llegaban unos WhatsApps diciendo que yo era una maraca, que yo me lo buscaba… eso por parte de Carabineros, tuve que cambiar el número en esa época”.

Solo en el año 2016 la causa culminaría con una pena de tres años y un día en libertad vigilada para los culpables.

En ese mismo año C.F.R. también denunció abuso sexual por parte del mecánico, el Coronel Rubén Ahumada Alvarez -entonces perteneciente a la prefectura oriente de Pudahuel- para quien cumplía todo tipo de encargos, entre ellos conducir su vehículo particular y llevarlo a reparar.

C.F.R. se habría quedado dormida en el taller mecánico, al interior del vehículo, momento que el agresor aprovechó para tocar zonas íntimas de su cuerpo. Ante la denuncia, se abrió un sumario que involucraba a Ahumada debido al uso privado de los recursos de Carabineros, originando una nueva oleada de hostigamientos: “Carabineros me estaba buscando para que yo cambiara mi versión y dijera que estaba con mi auto particular (…) entonces los subalternos de este coronel me andaban buscando, cuando yo hice eso (la denuncia) me trasladaron al tiro” Esto se debe además que el Coronel fue el autor de un accidente automovilístico que resultó con un auto volcado y dos heridos, en marzo del mismo año. Frente a esto, la ex funcionaria declara: “Después de la primera denuncia muchos me dieron la espalda, muchos cambiaron las versiones (…) todo el mundo me decía lo mismo “no sé, yo no vi nada”, de hecho todas las declaraciones que hay dicen lo mismo, ni sí, ni no, nada, (…) siguen avalando las anomalías”.

Carolina Carrera, psicóloga y directora de la Corporación Humanas (institución encargada del fortalecimiento de sistemas de protección de los derechos humanos en las mujeres) denomina las instituciones armadas como “profundamente construidas bajo lógicas patriarcales” donde se exalta la fuerza física y superioridad, por tanto crea sujetos narcisistas debido al poder y control que poseen, por lo que sienten que pueden hacer lo que quieran. La organización jerárquica potencia el sentimiento de colectividad perdiendo la autonomía de sus decisiones, estableciendo también una relación entre todos los miembros: “En estas instituciones hay una relación afectiva, como de familia, de que serán protegidos. La pertenencia es más allá de lo gremial. Son pactos y ceremonias bajo un simbólico imaginario”. Este sentimiento de familia es el que origina el acoso y encubrimiento hacia el denunciante, ya que, según la psicóloga, denunciar significa traición, pues se expone a toda la institución, por lo tanto deja de ser parte de esa familia.

Carrera explica que los abusos sexuales no se realizan por placer, sino como una forma de ejercicio de autoridad, puesto que el abusador puede hacer lo que desee. Cuando el abuso es ejercido sobre un hombre se transforma en un castigo, significa que la víctima pasa a ser degradada e inferiorizada, al respecto dice: “el punto va relacionado con castigo y degradaciones, de que algo hizo mal y de que es inferior”.

Se intentó reiteradamente hablar con el área de comunicaciones de Carabineros al respecto, quienes se negaron a responder luego de tomar conocimiento del tema del reportaje, omitiendo constantes llamadas telefónicas y correos electrónicos.

Fuerzas Armada: la historia se repite

Según datos obtenidos vía Transparencia, entre los años 2014 y 2017, el Ejército de Chile tiene 17 casos de abuso sexual[5]. Nueve de ellos han sido resueltos (cuatro sancionados, y cinco sin sanción) y ocho siguen en en investigación. Entre las causas destacan: acoso y abuso sexual, tratos irregulares, reclutamiento de personal para comercio sexual (en desarrollo) y una posible red de prostitución (en desarrollo). Consultamos vía Transparencia y se declaró que no existe personal removido de su cargo ya que “no existe remoción como medida de castigo” sin embargo, un funcionario fue condenado por abuso sexual.[6]

La Armada presenta nueve denuncias entre 2015 y 2017, tres de éstas corresponden a acoso sexual. Cuatro denuncias se encuentran en proceso disciplinario, dos fueron absueltas y tres resultaron con licenciamiento anticipado y amonestación (grado A y C)[7].

La Fuerza Aérea presenta 13 denuncias entre 2013 y 2017 que incluyen acosos y ofrecimientos sexuales de parte de instructores a alumnas[8]. En cinco de éstas no se acreditó efectividad de los hechos, seis fueron sancionadas con días de arresto que variaron de tres a siete y dos culminaron con amonestación. Además, tres funcionarios fueron removidos de su cargo durante el año 2014 por delitos como: violación de menores, abuso sexual y abuso de menor[9].

Entre la espada y la pared

Las denuncias realizadas por funcionarios en dichas instituciones, son pesquisadas a nivel interno, por los mismos funcionarios administrativos de mayor rango. El afectado denuncia los hechos a su superior para gestar los procedimientos pertinentes. Sin embargo, muchas veces las denuncias quedan inconclusas o son carentes y poco creíbles por falta de pruebas (según criterio de administrativos). Existe un encubrimiento por parte de los funcionarios que cuidan sus espaldas y la imagen de la institución bajo el alero de la lealtad. Las denuncias son silenciadas con amedrentamiento y amenazas de por medio, la jerarquía imponente, los castigos y los pactos de silencio entre integrantes de las filas, según nos asegura Esteban Infante, director de Equanime. Si el denunciante logra pasar la barrera del sometimiento, debe enfrentarse a la competencia de la formalización entre Fiscalía Militar y Ordinaria. Aún no hay un procedimiento claro y que ampare completamente al afectado, es más, algunos casos no acogidos, acuden a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, denunciando al Estado por no responder sus instituciones públicas. Así mismo ocurrió con la ex teniente Marcela Valdés, quien denunció a su esposo y superior (capitán) por violencia intrafamiliar y acoso constante. Sin embargo no obtuvo respuesta de parte de Carabineros ni en Tribunales Civiles, por lo que tuvo que recurrir a la sistema Interamericana de DD.HH. para denunciar al Estado.

El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) dijeron si recibir denuncias por abuso y acoso dentro de las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad. Si bien no quisieron referirse a cifras ni casos, asisten al denunciante de tal manera, que en función de los antecedentes, pueden intervenir o derivar los casos a la Justicia Ordinaria. También tienen programas de estudio y formación que presentan, después de largas conversaciones e insistencia, a las instituciones uniformadas. Se evalúa si se respeta cumplimiento de los Derechos Humanos a través de estudios exploratorios que buscan informar para poder prevenir. Sin embargo, aún siguen ocurriendo casos, por lo que para prevenir este tipo actos delictuales, se debe incidir en un cambio estructural y de estatutos, como señalan en el INDH.

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Nota: Los datos de Sergio Catalán fueron extraídos de la carta que envió Ruth, su hermana, al ministerio de Interior solicitando encarecidamente, su formalización inmediata. No hay testimonio de Sergio ya que no quiso acceder a hablar con nosotros. Aún está muy afectado.

Se intentó comunicar con el jefe de comunicaciones de Carabineros, Sergio Rodríguez reiteradas veces. Respondió diciendo que si nos podía atender, pero que necesitaba las formalidades escritas por correo. Una vez que se enteró del tema del reportaje, no respondió más.

[1] Documento 1

[2] Documento 2

[3] Documento 3

[4] Documento 4

[5] Documento 5

[6] Documento 6

[7] Documento 7

[8] Documento 8

[9] Documento 9

*Los documentos reales están archivados en nuestros correos.

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