Relatoría conversatorio “Periodismo en profundidad” con María Olivia Mönckeberg, Víctor Herrero y Juan Cristóbal Peña

Benjamín Contalba
Benjamín Contalba Rojas
7 min readSep 24, 2018
Crédito: Francisca González Varea

Texto: Benjamin Contalba. Fotos: Francisca Gonzalez

Nos ha pasado. Sentarse frente al computador. Ajustar la altura de la silla. Estirar los dedos y ver el cursor parpadear. El torbellino de ideas arrasa mientras los minutos pasan y pasan. Poner la primera frase. Leerla, releerla y leerla una vez más. Borrar. Escribir. Borrar. Y así.

“Por la mañana puse una coma y por la tarde la volví a quitar”, dijo alguna vez el narrador irlandés Oscar Wilde. La frase la recordó Juan Cristóbal Peña durante el conversatorio “Periodismo en profundidad” realizado el 6 de septiembre de 2018. “Son horas y horas”, dijo Víctor Herrero sobre el proceso de escritura. “95 por ciento transpiración, 5 por ciento inspiración”, agregó. “Nunca va a sobrar el tiempo”, añadió María Olivia Mönckeberg.

El rol fiscalizador del periodista es algo que se enseña en la mayoría de las escuelas de periodismo. Ese afán inquisitivo debe ser alimentado por la curiosidad y una serie de responsabilidades que componen la dieta del periodismo de calidad. “El periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad”, dijo alguna vez Gabriel García Márquez en su discurso sobre “El mejor oficio del mundo”.

De eso bien saben Mönckeberg, Herrero y Peña. Los tres son periodistas escritores de libros, todos conocedores de las implicancias de desafiar al poder.

Víctor Herrero. Crédito: Francisca González Varea

“Es siempre importante tener un método claro”, respondió Mönckeberg a la pregunta de Peña. “Recomiendo recopilar primero material de prensa y bibliografía. Captar sobre qué y quién. Ver fuentes documentales de diferentes tipos para tener una idea más cabal. Así después profundizar con un par de entrevistas”, añadió. Además, la periodista dio un consejo preciso: “Situar interrelaciones entre personajes, teniendo cuidado con el efecto cascada. Si te dejas llevar demasiado te desvías. Hay que tener el criterio claro”.

María Olivia Mönckeberg ha escrito más de una docena de libros periodísticos en los que cuestiona la forma de operar de distintos grupos de poder surgidos en dictadura, la influencia de la Iglesia e incluso la de distintos medios de comunicación en ejercicio hasta hoy. Cada título contiene un dardo delator en sus palabras, entre ellos: “Crimen bajo estado de sitio” (1986); “El negocio de las universidades en Chile” (2007); “Los magnates de la prensa” (2009), “Karadima. El señor de los infiernos” (2011); y el más reciente, “El poder de la UDI. 50 años del gremialismo en Chile”. Todos, a excepción de su primer libro, publicados en años impares. “Es mi cábala”, dijo entre risas. “Si no tengo tema, no puedo estar tranquila”.

Ya con mayor distendimiento, Mönckeberg repasó una anécdota que la enfrentó a Álvaro Saieh, dueño de Corpgroup y accionista mayoritario de Copesa, a partir de la publicación de “El saqueo de los grupos económicos al Estado de Chile”, el año 2001. Tras denunciar un fuerte lobby que buscaba limpiar la imagen de Saieh, Mönckeberg se ganó un disgusto que se ha prolongado en el tiempo. “Durante años, hasta hoy, nunca un libro mío ha salido comentado en La Tercera. Me han censurado o ignorado, tratan de decirme que no existo. Cuando me dieron el Premio [Nacional de Periodismo], la nota salió en la página del obituario”, contó la periodista. “Relacionando estas anécdotas, si sumamos cierto boicot de los medios, estos mismos no están ayudando a la difusión para que la gente sepa. Es un círculo vicioso que está favoreciendo a los poderosos”, reflexionó.

Crédito: Francisca González Varea

Víctor Herrero también se refirió a los orígenes y desarrollos de sus investigaciones. “Se trata de esfuerzos individuales. La voluntad personal del periodista es fundamental”, respondió. Herrero, a diferencia del colorido método de trabajo con post-its de Mönckeberg, confesó que le gusta trabajar con planillas Excel para organizar su información. “Hago una cronología base. Empiezo por el año, el mes, el día, la hora, la descripción del evento y la fuente. Luego ordeno. Así me he dado cuenta que empiezas a relacionar algunos datos y tener otra mirada sobre algunos hechos. A veces con tanta información no se ven esas cosas”, agregó.

El periodista es autor de “Agustín Edwards Eastman. Una biografía desclasificada del dueño de El Mercurio” (2014) y de “Después de vivir un siglo. Una biografía de Violeta Parra” (2017). Cuando se publicó su primera obra, confesó no saber bien contra quien se enfrentaba.

“¿Cómo enfrentarse contra un personaje así?”, preguntó Peña. “Yo quería leer sobre Agustín Edwards, pero no había nada y me pareció insólito”, respondió Herrero. “Así que quise investigar y escribir. Mucha gente me dijo: no lo hagas, te estás metiendo con alguien poderoso”, recordó Herrero.

Para su libro entrevistó a más de 70 personas, algunas mayores de 90 años. Y lo que más recuerda era el temor de algunos periodistas. “Me decían: ‘Por ningún motivo me pongas en los agradecimientos’”, dijo. “De hecho algunos colegas dejaron de ponerme likes [en Facebook]”, bromeó.

Para el periodista, pensar hasta el último momento que podrían bajar su libro de la publicación, era algo muy cercano y posible. El apremio de algunos integrantes de la familia Edwards y de personajes como Cristián Zegers, director de El Mercurio, pusieron en aprietos a la editorial “Debate”. “Fue un proceso largo y duro”, dijo Herrero.

Una de las cosas que más lo complicó fue la falta de recursos. “No hay financiamiento ya que estos libros son incómodos, no le acomodan al poder, ponen en peligro sus intereses. En Chile estamos muy lejos de otros países”, aseguró.

Mönckeberg recomendó “investigar a prueba del desmentido”. Y explicó: “Lo que investigas debe estar a prueba de fuego y de querellas”. Víctor Herrero se sumó diciendo que la investigación “sea a prueba de balas. Si no tienes certeza, no lo publiques. Hay que ser honestos en eso. A veces las mejores cartas te las tienes que guardar. Si te molestan, las sacas”.

María Olivia Mönckeberg cree que la lectura de libros es fundamental. “Antes que Tom Wolff, antes que Rodolfo Walsh o Truman Capote, pensemos en Ernest Hemingway”, dijo al comenzar a mencionar referentes. Luego mencionó que no importan tanto los modelos para guiar un libro, sino la lectura sistemática. “La lectura es algo que debe estar en los periodistas, es un proceso de ósmosis que debe compenetrarse. Esa mirada ayuda muchísimo en ideas y en el lenguaje”, dijo.

Mönckeberg entregó una completa lista de libros de destacados periodistas nacionales. Una suerte de canon del periodismo de investigación en Chile:

  • “Crimen bajo estado de sitio”, de María Olivia Mönckeberg (1986)
  • “Bomba en una calle de Palermo”, de Mónica González y Edwin Harrington (1987)
  • “El día en que murió Allende”, de Ignacio González Camus (1990)
  • “La historia oculta del régimen militar, Chile 1973–1988”, de Ascanio Cavallo, Manuel Salazar y Óscar Sepúlveda. (1988)
  • “Operación siglo XX”, de Carmen Hertz y Patricia Verdugo (1990)
  • “Bucarest 187” (1999)
  • “El libro negro de la justicia chilena”, de Alejandra Matus (1999)
  • “La conjura. Los mil y un días del golpe”, de Mónica González (2000)
  • “El saqueo de los grupos económicos al Estado chileno”, de María Olivia Mönckeberg (2001)
  • “Disparen a la bandada”, de Fernando Villagrán (2002)
  • “El imperio del Opus Dei en Chile”, de María Olivia Mönckeberg (2003)
  • “La privatización de las universidades. Una historia de dinero, poder e influencias”, de María Olivia Mönckeberg (2005)
  • “Los fusileros”, de Juan Cristóbal Peña (2007)
  • “El negocio de las universidades en Chile”, de María Olivia Mönckeberg (2007)
  • “Los legionarios de Cristo en Chile. Dios, dinero y poder”, de Andrea Insunza y Javier Ortega (2008)
  • “Los magnates de la prensa”, de María Olivia Mönckeberg (2009)
  • “Los secretos del imperio de Karadima”, de Juan Andrés Guzmán, Mónica González y Gustavo Villarrubia (2011)
  • “La danza de los cuervos” (2012) y “El despertar de los cuervos” (2013), de Javier Rebolledo
  • “Doña Lucía”, de Alejandra Matus (2013)
  • “Agustín Edwards Eastman. Una biografía desclasificada del dueño de El Mercurio”, de Víctor Herrero (2014)
  • “La máquina para defraudar. Los caso Penta y Soquimich”, de María Olivia Mönckeberg (2015)
  • “Traición a la patria: Milicogate”, de Mauricio Weibel (2016)
  • “Terrorismo de Estado”, de Pascale Bonnefoy (2016)
  • “Incendio en la cárcel”, de Tania Tamayo (2016)
  • “Después de vivir un siglo. Una biografía de Violeta Parra”, de Víctor Herrero (2017)

La Red de Periodistas Chile es una asociación sin fines de lucro que busca generar una comunidad de personas apasionadas por el periodismo. Para eso facilitan espacios inclusivos de articulación para quienes lo ejercen, capacitan en herramientas innovadoras de reporteo a bajo costo o gratuitas, y difunden oportunidades de becas y concursos. Para más información visita redperiodistas.org.

Benjamin Contalba es estudiante de periodismo en la Universidad Alberto Hurtado. Se autoproclama culpable de ser curioso. Práctica ciclismo y es tutor en una escuela de mountainbike. Se inspira en esta frase de Robert Fisher: “Atreverse a conocer lo desconocido”.

Francisca Gonzalez es estudiante de periodismo en la Universidad Alberto Hurtado. Interesada en la inclusión social, transporte y movilidad. Viajera, doglover y lectora de medio tiempo.

Originally published at medium.com on September 24, 2018.

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