Las series que “pagué” y quiero ver

Bernardo Palau C
Cinestilo (archivos de un blog)
3 min readOct 16, 2012

Hace algunas semanas diferentes medios de comunicación informaban sobre el millonario pago que recibirían la ex modelo Raquel Argandoña y su hija Raquel Calderón, por participar de un docureality de Televisión Nacional en el cual recibirían –según diferentes fuentes- una cantidad cercana a los doscientos cincuenta millones de pesos. Como era de suponer, la polémica no se hizo esperar: titulares en la prensa, rostros de televisión opinando en los matinales, comentarios en las radios, amenazas de sabotaje por twitter y todo el ruido que una noticia ‘importante’ suele traer consigo.

Más allá de si uno considera necesario ese tipo de programas o no, lo cierto es que apuntar con el dedo al canal ‘de todos los chilenos’ por el supuesto despilfarro de dinero ‘público’ -como lo hicieron incluso ciertos rostros en la prensa- es un error. Por ley TVN no recibe financiamiento estatal y opera como una empresa privada. Es decir, no puede obtener financiamiento del Estado y sus utilidades se reinvierten o bien pasan a las rentas generales de la Nación.

En otras palabras, el canal público se sitúa de igual a igual con sus competidores buscando rating y un pedazo de la inversión publicitaria. Esto con el afán de mantener distancia del gobierno de turno. La otra cara de esta moneda, sin embargo, es que su compromiso no necesariamente tiene relación con el nivel de sus contenidos sino con generar audiencia y a través de eso ingresos. Cueste lo que cueste.

Mientras el ruido mediático generaba publicidad gratuita al futuro reality (o docureality) pocos se enteraban que estábamos ad portas de tres estrenos en televisión que sí fueron realizados con platas estatales: “Cobre”, “Solita Camino”, ambas emitidas por Mega y “El Reemplazante” emitida en TVN. Tres productos que traen el sello de calidad del CNTV, el mismo que tenían programas infantiles como ‘Diego y Glot’, ’31 minutos’, ‘Mentes Brillantes’ o series de ficción como ‘Gen Mishima’ y ‘Los 80’.

¿Sabía usted que existían?

Probablemente no. El bajo nivel de promoción que los respectivos canales le hicieron a sus series es menor, sin embargo lo peor fue el desafortunado diseño programático (o mala coincidencia) que obligó a quienes queríamos ver estas tres series a navegar con el control remoto en la mano, pues fueron exhibidas prácticamente en el mismo horario: el lunes a las 22.15 ‘Cobre’ en Mega y ‘El Reemplazante’ en TVN. Al finalizar la primera serie comenzó ‘Solita Camino’, la cual se topó con el final de la serie del canal estatal.

En resumidas cuentas, fue imposible ver siquiera dos de estos productos televisivos de principio a fin.La situación no es menor ya que se está desperdiciando una buena oportunidad de aprovechar la televisión como forma de entretenimiento y al mismo tiempo como forma de generar aunque sea una leve noción de identidad a través de la pantalla, que en otros países como Francia sus leyes de teledifusión se dedican a promover.

Ya que la opinión pública se queja por el gasto en un programa como ‘Las Argandoñas’ porque supuestamente son financiadas por todos, pongamos atención a los programas del CNTV. Cuidémoslos, démosle un espacio y la promoción que merecen. Estos programas sí los financiamos todos de cierta forma, así que sintámonos tan dueños de ellos como sus realizadores y lo más importante, transfórmemelos en sobremesa. Para eso están hechos.

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