Los Miserables

Bernardo Palau C
Cinestilo (archivos de un blog)
2 min readMar 5, 2013
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Cuando una película es una adaptación, ya tiene un piso sobre el cual ponerse de pie. Es una historia que funciona, que tiene claro su norte y que no debiera fallar en eso que muchos fallan: la historia. Adaptar pareciera ser la oportunidad precisa para demostrar el talento de sus intérpretes, desde los actores hasta el director.

¿Cómo una película agarra una historia tremenda cómo la escrita por Víctor Hugo y es capaz de flaquear en detalles tan evitables como la elección del elenco? En otras palabras, ¿qué hace Russell Crowe cantando en Los Miserables?

Es como que el director Tom Hopper no respetara al personaje de Javert como para entregarlo a alguien incapaz de hacerle peso a Jean Valjean. Ese villano que sólo es capaz de concebir el mundo de una forma y que sufre cuando su enemigo le demuestra que quizás hay humanidad del otro lado, ese que él considera de gente que no son gente.

Como en todo, también tiene aciertos. Primero: Anne Hathaway cantando es emocionante, sincera y una canción en particular (no diré cual) está hecha en un solo plano, desprovista de todo artilugio, de todo embellecimiento. Y Anne se la puede. Segundo: Hugh Jackman haciendo de Jean Valjean demuestra algo que en algunas premiaciones de los premios Oscar y de los Tony ya había lucido: su valor como showman. Cuando todos cantan a ratos uno se pierde en la emoción, pero él logra poner esa emoción en su rostro.

Los Miserables es una película quizás demasiado desprolija para la calidad de la historia que lleva a la pantalla. Tiene errores en su realización y una cámara que por evitar ‘lo teatral’ cae en ser demasiado movediza, al punto del cansancio en algunas escenas.

¿Emociona? Sí, porque tiene un piso sólido. ¿Podremos encontrar mejor adaptaciones? Sín duda.

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